Las
Mentiras del Campo
Padre Báez *
La
primera y la más gorda: que 6.000 canarios hayan vuelto a la agricultura, pues,
de ser cierto, no tendríamos que importan absolutamente nada, y sin embargo,
como los barquitos no nos traigan la comida nos morimos de hambre, o si no,
vamos a comer de lo del Viso, por ejemplo.
Mentira
y mentira cochina que se esté volviendo a la agricultura, cuando Medio Ambiente
y el Seprona no te deja tocar absolutamente nada del
campo, porque todo-todo está prohibido, y nada-nada (repito), se puede hacer:
ni limpiar un cercado con maleza, ni vallar para que los conejos no se coman lo
que plantas, ni limpiar leña seca de un árbol que molesta, y ¡ni
te acerques al barranco, que entonces los del Agua te desgracian.
Mentira
que la jardinería y la limpieza de hierbas por las orillas de las carreteras,
por ejemplo, eso sea agricultura, pues, que uno sepa, las flores no se comen,
en todo caso si se guisan como hierbas curativas, y es un ejemplo la
manzanilla, pero ¿dónde y quién las planta? Antes nacían hasta solas en los
patios de las casas...
Ningún
joven sabe coger una azada, ni regar, ni surcar, ni plantar, ni..., y si algún
viejo (anciano), se ha vuelto al campo, no es sino en sus tres surcos, que no
llegan a cantero y donde tienen un apaño para la casa: tres tomateros, cuatro
cebollas, cinco lechugas, seis coles, siete papas, ocho calabaceras, ¡y punto!
¿Eso es volver al campo y a la agricultura?
Ningún
terreno abandonado se puede tocar, salvo que lo hagas de noche o aprovechando
la bruma, porque, si te ven, lo que pueda dar el terreno en dinero no da para
multas, por falta de permisos, permisos, permisos, y más permisos. Porque si
vienes al campo porque estás en paro, te tienen -sin dinero- de mostrador en
mostrador, de oficina en oficina, de planta en planta, y vuelva usted, y
rellene ese impreso, y haga fotocopia, y..., ¿volver al campo?, ¡es un
imposible! Te aburren y acabas dejándolo (que es lo que ellos quieren).
La
verdad es que el campo si lo plantas de algo te arruinas, (semilla, agua,
abono, trabajo, etc.), y luego, cuando ya tienes el producto, te traen barcos
de eso mismo, muchísimo más barato de lo que le ha costado al arriesgado y no
repetidor agricultor, que arruinado tiene que tirar su cosecha porque nadie se
la compra. Y comérsela él es mucha y demasiada, así que ¿volver a dónde?
Dicen
son las mujeres las que están volviendo a la agricultura, creyendo que el campo
es un jardín donde rastrillar hojas secas, sin saber de la dureza y la
esclavitud del campo, el mismo que no te da descanso nunca, y encima es una
matanza, de sol a sol, sin descanso, sin fin, sin días de descanso y de trabajo
sin cobrar..., ¿y que van jóvenes también?, ¿no será por ver si encuentran
marihuana?, ¡no te digo!
La
única verdad que he leído al respecto -la vuelta al campo (¡como no sea en
coche!)-, es que donde menos vocación agrícola hay en el mundo es en Canarias
(o Tabaibal), que aquí la vocación mayoritaria es la constructiva y turística.
Y donde más y mejor se cosecha calabazas es en los institutos y universidades
tabaiberas, ahí somos los primeros (¡pero estas calabazas no se comen, ni con
ellas se pueden hacer dulce “cabello de ángel”!).
¡Hombre, si tenemos en cuenta que si toda la
fruta que entra de América, de África, de Europa, de China, y de donde sea,
pasa por ser fruta y hortalizas de aquí al meterlas en cajas con esas
referencia, pues sí que somos los productores número uno del mundo, pero eso es
engañar, para triplicar el precio, ¡encima nos la pegan, sin queso!
También
es verdad que los listos que se enganchan a programas, a ayudas, a siglas, a
porcentajes, a subvenciones, a fondos de europa, a desarrollos, a rurales, a
otras mandangas, son los tres que cultivan algo, pero entrándoles chorros de
dineros por un tubo, con tantas normativas, y papeles, que..., ¡son los
enchufados! Los que se las saben todas, y no pasan de tres, que son los que nos
engañan.
La
única verdad es la de la FAO, que dice que cada comunidad tiene que producir
como mínimo el 50 % de lo que consume, y resulta que nosotros no llegamos ni al
4 %, incluyendo la tabaiba y la retama, que ocupan el 99,99 % de la producción.
¡Pues toma leche tabaiba y haz queso de paso con ella! Y de postre, una ramita
de retama...
Que
tenemos agua hasta para echar al mar cantidades asombrosas, después la sacan
desalada; las tierras por cultivar son la inmensa mayoría, o la casi totalidad,
hoy en manos de la maleza, y con el ojo avizor del Medio Ambiente (o “Miedo”
Ambiente), por si hay alguien que toque algo, para caerles encima con la Ley
(no la de Dios, ni la de la Iglesia).
Importante
a no olvidar: cuando aquí se produce algo, eso mismo está más barato,
¡muchísimo más barato, venido de fuera, con lo que de dentro -lo de aquí, hay
que tirarlo- o no recogerlo del terreno y dejarlo como abono y se pudra! Pero
con ello, la ruina del que viniendo del paro se volvió al campo con la
esperanza de salir de la crisis, y el campo lo ha enterrado más aún en ella.
Y
la gran mentira, es a los turistas a los que se les hace creer que todo lo que
comen es producido en Canaria (Tabaibal), cuando si al turista se le da una
vuelta por la isla no encuentra absolutamente nada de lo que come, plantado por
ningún lado de la isla e islas. Y todo lo que comen turista y tabaiberos es lo que nos entra por el puerto; pues lo que
produce Canarias no sale del campo, porque allí -ese poco- se lo come quien lo
cultiva, y además tendrá que complementar con lo que viene de fuera, porque, de
lo contrario, se queda a mitad de comer.
Los
-en otros tiempos- cercados productivos, están llenos de tuneras, retamas,
tabaibas, pitas, etc., y nada de eso se puede tocar, porque está protegido por
Ley. Y toda vez que la agricultura es hermana de la ganadería (abono, comida,
leche, queso, estiércol, etc., etc.), al no existir ésta, es imposible exista o
pueda existir la otra, y como no te dejan tener una cabra sino a un kilómetro
de donde viva alguien, ¿dónde se puede tener aquí no ya una vaca, sino la vaca
del pobre, que es la cabra?
Pero,
¡y otra!: ¿Podemos esperar de agricultores de 74 años que nos saquen las
castañas del fuego, cuando los cursillos agrícolas a los jóvenes consisten en
enseñarles a plantar flores en los jardines y limpiar las orillas de las
carreteras? ¡Ah, sanacas del carajo, en lugar de poner detrás de cada anciano
de 74 años en la agricultura a un grupo de 30 jóvenes, para que aprendan de
todo, ¡no señor!, con tijeras de podar, para limpiar rosales y geranios!
Si
hay algún desesperado que cultive algo, pensando salir de la crisis y del
hambre, se va a encontrar que lo que quiera que haya producido no tiene salida;
esto es -aquí- un desastre por causa de los políticos que priman lo de fuera
antes que lo de dentro. Los políticos ayudan a los productos de fuera y hunden
los de dentro. Los de aquí no venden nada de aquí (¡ni en los mercadillos,
donde nos meten “gatos por liebres”!).
Y
aún no he dicho lo más grave o lo peor: que la diferencia entre lo que paga el
comprador y le pagan al productor, es abismal, y tanto, que los hay que ante un
cercado de papas, al precio que se las pagan, no le vale la pena ni cogerlas,
sino dejarlas se pudran, con lo cual ¡negocio redondo! Y el próximo año repite
y se incrementa el número de los que vuelven al campo, ¿no?; sí, aquí nos
chupamos los dedos, somos memos, bobos, simplones...
¡Y
otra!: en cualquier sitio se trabaja menos de 8 horas y se gana algo; pero en
la agricultura, el que menos, trabaja más de 14 horas diarias, y encima cobra
menos, ¡¡no cobra nada!!, salvo que saca p´comer él y su familia, pero teniendo
que comprar más que lo que produce y no vende: ¡¡Ruina total!!
* El Padre Báez, que reflexiona
en alta voz sobre la agricultura, y les ofrece unos puntos de vistas, pero ¡hay más, mucho más, pasa, que por hoy, ¡ya esta bien!, ¿no?