LA
PALMA: CRISIS DE LA ABUNDANCIA
Cuesta
entender lo que ocurre en el campo palmero. La isla que dispone de más agua por
habitante (850 m3/ habitante-año, la media de Canarias está en
250), entra en un debate sobre lo que aportan las nubes en la llamada lluvia
horizontal, o bien, del cuidado del subsuelo. Y esto lo decimos en una isla en
la que hemos construido en los últimos años más de 300 kilómetros de galerías
y pozos, con ahorros y miseria de un pueblo de secano.
Hemos
multiplicado por tres los caudales, alumbrando, entre 1950 y 2019, pasando de 30
Hm3 (es decir, 30 millones de m3) a algo más de 70 Hm3.
No
entendemos como el debate se produce sobre unas obras hechas con recursos públicos,
que han “alterado” la cultura del ahorro que teníamos cuando éramos
“pobres”, pagando perforaciones de galerías y pozos secos. Valga como
referencia, que en los años 80 construimos más de 4 km al año en una isla
seca, salvo en 3 puntos: Marcos y Cordero, Haciendas de Argual y Tazacorte, y la
Dehesa-La Galga-Los Gallegos, etc.
Debate
pobre. Todos sabemos que el arco de la Cumbre Nueva hace de pared al mar de
nubes de los alisios, que dejan un semi sotavento entre las montañas Zamagallos
y Siete Cejos, hasta el Barranco de Juan Mayor. Cumbre Nueva – Pared vieja –
Birigoyo – Tomillo. Materiales porosos, apenas escorrentías.
Los
alegatos que hacen ultimamente sobre el cambio climático no avalan los
registros de Los Tilos, ni tampoco fuera del mar de nubes, en Las Tricias. Hay
otros temas no resueltos, según José Manuel Navarro, el mortalón como
elemento impermeable en la boca de Hermosilla.
Las
propuestas de perforación y mejora de caudales disponibles parece razonable,
por dos razones, caudales explotados y comportamiento de los alumbramientos con
solo afección en la Hidráulica de La Breña (el cierre en invierno permite la
recarga como ponen de manifiesto varios estudios).
El
tema lamentable es la cultura del despilfarro, como ha ocurrido en los
alumbramientos, con el abandono de instalaciones básicas, como ha ocurrido con
los pozos, o la mala gestión de las aguas alumbradas, que se acaban perdiendo.
Siendo
muy expresivo, lo ocurrido con la galería de Hermosilla, a la que no se le
aplica el cierre en invierno para mejorar la recarga, ya que abastece al
ayuntamiento de Los Llanos, con 600 pipas/hora, lo que significa 400
litros/habitante/día, consumo equivalente a un hotel de lujo, osea,
despilfarro.
En
otro estado de cosas, hemos maltratado instalaciones básicas, como los
estanques, que vienen de una cultura de ahorro, al igual que las comunidades de
galerías y de regantes, o los pozos, lo que hacíamos cuando éramos pobres.
Entendemos
que la perforación de las galerías no presentará problemas nuevos al acuífero
de la zona, no es cambiar de dueño o de galería para sacar el caudal, ya que
dichas galerías se sitúan en una zona no explotada, como de hecho hemos
sufrido en el resto de la isla, con interferencias frecuentes entre las galerías.
Entre 1950 y el año 2000, hemos abierto más de 100 galerías nuevas en la
isla.
Los
agricultores y los problemas actuales deben estar en primer orden en este
momento. Jamás habíamos conocido una política hacia el agua como el debate
actual, con unos planteamientos seudo ecoambientalistas por parte de la
administración, que no ha sabido gestionar una de las obras más bonitas de la
isla, que en unos años han alumbrado un caudal que hace tiempo significaba el
esfuerzo de varias generaciones, como es el caso de trabajar galerías secas, en
algunas hasta 30 años, y en el caso de Los Tocaderos, más de 60. Valga como
referencia que los 5 km de trasvase aportan un caudal superior a los más de 30
km perforados en Barlovento.
Aquí y ahora, el debate está en cómo “ordeñar” las nubes, ya que, según parece al señor Poncela y otros, dichas nubes están “machorras”, no en cómo resolvemos los problemas de los agricultores sin maltratar la naturaleza, con un campo cargado de problemas, que ahora se plantean que parcela riegan y cual dejan seca, y que se encuentran con la Administración burocratizada. Sólo falta que hagan un referéndum sobre la “lluvia de las cabañuelas”, los abogados, los pleitos y el más allá, mientras el campo se ahoga por la sequía y la burocracia.
Lamentamos
la pérdida de tiempo en un debate que nos empobrece, sin aportar soluciones a
la situación actual.
* wladimirorodiguezbrito.blogspot.com.es
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