La
Palma: cuentas y cuentos
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Wladimiro Rodríguez Brito *
La Palma sufre hoy
una profunda crisis económica; social y demográfica. Sin embargo, la isla y
sus habitantes disponen de los mejores recursos de su historia, tanto en agua
como en infraestructuras.
En una cultura agrícola
como la palmera, las crisis siempre han estado relacionadas con el desequilibrio
entre población, agua y tierras de cultivo disponibles en la isla. Hemos
sufrido crisis dramáticas, como la del cultivo de la cochinilla, el aislamiento
de la 1 Guerra Mundial con la emigración a Cuba, la Guerra Civil y la
posguerra, que nos impuso la emigración a Venezuela. Esta última supuso la
salida de más del 20% de los palmeros, repitiendo la historia de los indianos
de principios del siglo XX con Cuba.
Hoy La Palma tiene
la mayor cantidad de agua disponible y las tierras mejor distribuidas de su
historia, así como la población más formada. Pero ¿está el sistema
educativo adaptado a la realidad de la isla? ¿Es viable en La Palma una
sociedad de servicios con el monocultivo del turismo y alergia a lo rural?
Los plátanos de la
isla suponen hoy el 35% del total del Archipiélago, unos 135 millones de kilos
anuales. Los palmeros aportan unos 4.000 agricultores plataneros, casi el 50%
del total de las Islas, y unos 6.000 puestos de trabajo en el sector insular.
Cultivan de media 1,5 fanegas por familia, con la propiedad más concentrada en
zonas como Tazacorte y más dividida en otras como Los Sauces.
La producción media
por agricultor y año es de unos 33.000 kilogramos. Durante el año 2015, los
agricultores ingresaron unos 0,33 euros/kg y la ayuda del Posei, de 0,36
euros/kg. Esto significa que cada familia ingresó unos 23.600 euros, de los que
hay que descontar los gastos como abonos, productos fitosanitarios y en muchos
casos el agua, lo que suma unos 5.000 euros por explotación. Esta situación
económica es inviable.
Necesitamos
urgentemente reestructurar las empresas comercializadoras, pero también
empaquetados con marca única, aplicando correctamente la Indicación Geográfica
Protegida (IGP); en resumen, dar garantías a los agricultores y consumidores.
Por otro lado, hay que buscar mercados alternativos de mayor valor añadido,
tales como los productos ecológicos para el resto de Europa.
Cambiemos nuestra
imagen del campo y los campesinos: la educación y la profesionalización
agrarias tienen que ser prioritarias. Ganadería y agricultura son
complementarias al sector servicios: No podemos continuar degradando económica
y socialmente el sector primario. No estamos para contar cuentos ni para
lamentamos: busquemos alternativas para hacer una isla prospera: los
agricultores palmeros merecen vivir con compromiso e ilusión.
El sector platanero
supone en Canarias más de 20.000 puestos de trabajo que no podemos perder. La
Palma, con un PIE agrario superior a los 100 millones de euros, no puede dar la
espalda al campo, a su cultura, a su paisaje y a su historia.
* DOCTOR EN GEOGRAFÍA POR LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA
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wladimirorodiguezbrito.blogspot.com.es