Lanzarote: turismo y aulagas

 

Wladimiro Rodríguez Brito

 

 

En la actualidad Lanzarote vive la etapa con más recursos de su historia. Esto se pone de manifiesto solamente contando las instalaciones sanitarias y educativas o sus desaladoras, que producen 25 millones de metros cúbicos de agua al año. Sin embargo, el paisaje agrario de la isla no ha tenido la misma suerte. Hay que armonizar la economía y la sociedad isleña, para que el ayer y el mañana no estén tan distanciados como actualmente.

 

La situación actual dista mucho de ser una arcadia feliz para los conejeros: los niveles de paro que sufre esta isla indican que falta una mayor armonía entre recursos humanos y recursos económicos, con carencias estructurales muy importantes. En un corto periodo de tiempo la isla ha doblado su población, siendo muy importante la cifra de parados que superan los 18.000, a los que hemos de añadir problemas de desarraigo y sobre todo, ruptura de la cultura local con el medio.

 

Parece razonable incorporar el mundo rural a la actividad económica dominante en la isla. El turismo, como motor central con más de 70.000 camas, necesita al mundo rural como paisaje y cultura complementarios; el agro también aporta alimentos frescos y hace que la población sea menos dependiente de los alimentos importados de exterior.

 

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La agricultura de Lanzarote tiene sus profundas raíces en la adaptación y domesticación de una naturaleza con muchas dificultades y limitaciones. El agricultor conejero con gran ingenio ha incorporado plantas de los medios tropicales y húmedos al árido marco insular, como por ejemplo los cultivos exigentes en agua como las batatas, tomates, sandías, aguacates, etcétera.

 

Otro de los aspectos de ésta agricultura es la adaptación al viento para la que se ha hecho un gran esfuerzo de cortavientos con piedra o setos vivos. Son sin lugar a duda los cultivos sobre jable los más revolucionarios de los que se cultivan en Lanzarote; las arenas procedentes de restos de conchas marinas que deposita la marea en la Playa de Famara y que transporta en viento hasta Playa Honda en el sureste, formo uno de los paisajes agrarios más singulares de Lanzarote, pues éstas arenas se han cultivado principalmente de batatas y otras hortalizas creando un sistema de setos muy originales para frenar la circulación de la arena en el largo recorrido del norte al sureste de la isla.

 

Los arenados naturales y artificiales cultivados de viñedo han dado resultados sorprendentes; éste es el paisaje agrario menos deteriorado de la isla, y hemos de felicitar tanto a los agricultores que cultivan las viñas como a los bodegueros que han realizado una labor de promoción y dignificación de los vinos conejeros. En estos momentos con unos precios de 1,60 a 1,80 euros por kilo de uva hace que éste sea de los pocos cultivos que cubren costes y en la que en estos momentos está vendida la cosecha. Con una producción próxima a dos millones de kilos y una subvención de 1.400 euros por hectárea, se garantiza unos ingresos brutos de algo más de seis millones de euros para todos los viticultores de la D.O.

 

La agricultura de Lanzarote tiene necesidad de revalorizarse, no sólo por razones económicas y sociales que son muy importantes, sino sobre todo por el patrimonio de cultura y sabiduría que acumula. Es un conocimiento empírico que nos han dejado a lo largo de la historia miles de campesinos a base de errores y aciertos. Lanzarote tiene un complejo y complicado medio físico en el que la lucha permanente hace que tengamos cultivos en condiciones extremas. Gracias a esa capacidad que han tenido los campesinos de adaptar plantas al terruño local, se entienden las diferencias que hay entre el paisaje agrario de Lanzarote y Fuerteventura. Así los roferos, la puesta de tierra vegetal y las miles de hectáreas de arenados artificiales unido con los arenados naturales hicieron de esta isla el mayor emporio agrario de los cultivos de secano de las zonas áridas de Canarias.

 

Uno de los topónimos geográficos en la isla más significativo son las vegas, por su singularidad como suelos de depósitos, así como también las gavias y nateros como es el caso de barranco de Tenegüimes. Son también importantes los cultivos sobre malpaíses, es decir lavas casi calientes en las que dominan frutales, sobre todo viñas, tuneras, higueras, etcétera. Nos queda como paisaje del ayer Tegaso, hoy erosionado.

 

La isla sigue siendo un laboratorio en la que la Geria, el valle de Temisa Haría, Maguez o los llanos de Zonzamas, son referencia de un ayer en el que tenemos que incorporar a nuestros jóvenes en una isla social y ambientalmente mas sostenible en la que la aulaga y el tabaco moro (Nicotiana glauca) no pueden ni deben ser la referencia del agro conejero. Aún estamos a tiempo.

 

* DOCTOR EN GEOGRAFÍA

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