Juntos
sí, pero no revueltos...
Francisco
R. González Alonso
[A los canarios que ya hemos conocido la libertad
plena de acción socio-política nos preocupa muchísimo el mutismo generalizado
que mantienen nuestros coterráneos insulares, generado, sin duda alguna, por el
temor sembrado hace siglos en contra de nuestra emancipación. No se puede
renunciar a ciegas al derecho de autodeterminación que tienen los pueblos
sometidos por la fuerza, y que las Naciones Unidas contemplan en sus fueros
como solución pacífica… La independencia es vital para el Pueblo Canario, que
tiene pleno derecho a ser dueño de su propio destino político, manteniendo
todas las relaciones socio-políticas, económicas, culturales y deportivas
necesarias para unas buenas relaciones de solidaridad internacional.]
Los
pueblos que desconocen su historia están condenados a perder su identidad. De
acuerdo a la actitud asumida de estúpido conformismo de nuestra gente humilde y
analfabeta, políticamente, podemos afirmar que lamentablemente gran parte de
dicho conglomerado social canario tiene extraviada su identidad. Esto ha
ocurrido, en parte, por desconocer el pasado histórico de nuestros aborígenes
insulares, materia que nunca se ha dictado en las aulas por disposición del
poder central español, para así evitar reacciones que pongan en peligro su
acentuado poder colonial de más de cinco siglos, justificando así el refrán que
dice "el que no sabe es como el que no ve".
El
tiempo transcurrido durante más de quinientos años sin dar a conocer en las
aulas a nuestros ancestros genéticos ha generado un síndrome de inamovilidad
sensorial que hasta la fecha mantiene en un estado cataléptico a gran parte de
nuestros insulares canarios, que les impide reaccionar ante su estado de
sumisión, impidiéndoles ver con claridad su gran futuro político, cultural,
social y económico, si despertaran de su mediocridad conformista reclamando sus
derechos a la independencia de nuestro Archipiélago.
A los
canarios que ya hemos conocido la libertad plena de acción socio-política nos
preocupa muchísimo el mutismo generalizado que mantienen nuestros coterráneos
insulares, generado, sin duda alguna, por el temor sembrado hace siglos en
contra de nuestra emancipación. No se puede renunciar a ciegas al derecho de
autodeterminación que tienen los pueblos sometidos por la fuerza, y que las
Naciones Unidas contemplan en sus fueros como solución pacífica. ¡Compatriotas
canarios! Exigir nuestra independencia es un derecho constitucional para
disfrutar de nuestra soberanía, no es ir en contra ni atropellar a nadie, sino
hacer valer nuestros derechos legítimos a ser libres políticamente.
Nuestros
falsos políticos nacionalistas, que han permanecido en el poder por varias
legislaturas, siempre aliados de forma alternativa a una de las organizaciones
políticas nacionales, bien sea el PSOE o el PP, responsables de todo el
malestar socio-económico y político reinante tanto en España como en nuestras
inolvidables y queridas Islas, que permanecen como colonias disfrazadas, han
tergiversado nuestros sentimientos de libertad sembrando el odio en el seno de
nuestras comunidades insulares, entre los que deseamos la independencia y los
que quieren seguir bajo el dominio colonial que nos ha gobernado. Los que
deseamos la independencia no queremos tener enfrentamientos ni siquiera con los
que nos han gobernado más de cinco siglos. Queremos el entendimiento mutuo de
respetarnos y seguir con los lazos de amistad y todas las relaciones posibles
de solidaridad. Entendamos con franqueza que nuestra liberación política no la
alimenta el odio, sino la confraternidad que debe existir entre pueblos
civilizados y respetuosos del devenir histórico como naciones soberanas.
Tomemos el ejemplo de todas las naciones latinoamericanas que fueron colonias
de la España invertebrada, cariñosamente recordada en muchas de dichas naciones
como "Madre Patria" y hoy se respetan manteniendo magníficas
relaciones. ¡Por qué no Canarias!
La
independencia es vital para el Pueblo Canario, que tiene pleno derecho a ser
dueño de su propio destino político, manteniendo todas las relaciones
socio-políticas, económicas, culturales y deportivas necesarias para unas
buenas relaciones de solidaridad internacional. Entiendan los españoles que los
canarios hemos llegado a nuestra mayoría de edad política, que como tal tenemos
el derecho a exigir nuestra Independencia. No le busquen cinco patas al gato
cuando sabemos que tiene cuatro. Comprendan que lo mejor que pueden hacer es
concedernos democráticamente nuestra soberanía, para seguir disfrutando de las
buenas relaciones que deben existir cuando las cosas se deciden con armonía,
entendimiento y paz. No olviden que ya estamos en el siglo XXI y aunque la
globalización pretenda unificar homologando conceptos de convivencia, el mundo
de las ideas seguirá evolucionando con plena libertad de acción respetando las
fronteras de identidad. Pero eso sí, con la precaución de que tengamos presente
lo que significa "juntos, pero no revueltos".
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