El ITC, una labor fundamental

 

Wladimiro Rodríguez Brito *

 

Leemos con preocupación las propuestas del Gobierno autonómico sobre el futuro del Instituto Tecnológico de Canarias (ITC). No hay duda de que la situación económica nos obliga a todos a reducir costes y a priorizar los gastos, máxime tratándose de dinero público.

 

 

Sin embargo, el papel que realiza el ITC[1] es algo básico y que tenemos que cuidar por las siguientes razones. Se trata de un centro de investigación que realiza una importante labor en asuntos como nuestra alimentación, así como un seguimiento de la calidad de los productos agrícolas que enviamos al exterior. Allí se realiza un análisis y seguimiento de los residuos de productos fitosanitarios que contienen nuestros alimentos. Gran parte de las plagas y enfermedades que se han propagado en los últimos años en nuestro campo han tenido que ver con un débil y precario control fito-sanitario en nuestros puertos y aeropuertos. La labor del ITC ha contribuido a un mejor conocimiento de los peligros y los problemas que subyacen en el sector agroalimentario de las islas.

 

El ITC no es solo un centro de investigación teórica, sino que tiene utilidad social en el día a día. En los tiempos que corren, hay que defender la utilidad de los laboratorios del ITC. Son laboratorios construidos y equipados con las últimas tecnologías y se encuentran en un espacio mantenido por la Consejería de Agricultura. Están acreditados ante la ENAC (único organismo español capacitado para ello), y reconocidos por la comunidad técnica canaria.

 

Actualmente, el ITC tiene clasificados once cultivos insulares, de manera que puede garantizar los niveles de calidad de los siguientes productos agrícolas canarios: papas, lechugas, cebollas, tomates, pimientos, papayas, zanahorias, uvas, calabacín, puerro, y plátanos por la vía líquida.

 

Es bueno que valoremos la importancia de este centro en una sociedad que habita en un entorno frágil ante las enfermedades y otros problemas tropicales y del resto de mundo. Las amplias importaciones de productos de países en vías de desarrollo, donde los controles fitosanitarios son muy débiles, y en los que hay un uso poco controlado de agroquímicos y pesticidas, nos obligan a extremar las precauciones, tanto por nuestra propia salud como por la lucha contra nuevas plagas. La calidad del trabajo de los laboratorios de control y supervisión es básica y fundamental.

 

Tenemos que recordar los incidentes ocurridos en el pasado, como por ejemplo las llamadas vacas locas o los problema con las hortalizas españolas en centro Europa debidos a la bacteria E. coli. Desde los Urales hasta La Restinga, hubo problemas con el consumo de verduras, particularmente pepinos. La solvencia de los laboratorios implicados es clave para garantizar no solo la calidad de los que comemos sino fundamentalmente para la salud de las personas.

 

La globalización trae considerables beneficios, pero también peligros para una sociedad altamente dependiente como la nuestra, con un medio geográfico limitado y atomizado como el canario. Es prioritario que contemos con un centro acreditado, dotado de medios y con un personal científico y profesional que nos garantice unos controles y análisis rigurosos sobre los productos que importamos y exportamos. No se puede estar de acuerdo con que se realice un ERE con el personal que tiene esta importante misión, máxime alegando razones económicas. Los recortes habría que realizarlos en aquellas partidas que no tengan la importancia social que tiene el ITC.

 

Esperemos que el Gobierno de Canarias realice el máximo esfuerzo tanto para mantener el equipo humano como las instalaciones referidas. Se debe también coordinar lo mejor posible con el Gobierno central para dotar de recursos económicos el control de plagas y enfermedades, al ser las Islas puerta de entrada a España y Europa de numerosos productos agrícolas y ganaderos.

 

Los análisis que buscan residuos de productos fitosanitarios en los alimentos son fundamentales para cumplir los estándares de calidad nacionales y europeos. Ésta es la única forma en que se puede garantizar que los alimentos que consumimos actualmente en Canarias y aquellos que exportamos no generen riesgos. Defendamos la salud de todos, defendamos el ITC.

 

* Wladimiro Rodríguez Brito es DOCTOR EN GEOGRAFÍA

 

[1] itcanarias