El Isleño

«» Fructuoso Rodríguez Morales

La presente historia que presento aquí es ficticia, es totalmente producto de mi imaginación si bien está inspirada en el libro de mi hermano de luchas Álvaro Carreras "Nicaragua Frente Sur" donde narra en su diario de guerra las vicisitudes por las que tuvo que pasar durante su participación en la lucha contra el dictador Anastasio Somoza allá por los años 70, y que nos contaba a la luz de la hoguera en las acampadas nocturnas cuando junto a otros compañeros canarios y venezolanos rulábamos por la selva venezolana.

La trama se desarrolla principalmente en Nicaragua, en la Nicaragua revolucionaria del Frente Sandinista y aparecen algunos personajes reales. Espero sirva para que los jóvenes y no tan jóvenes no olvidemos el proceso revolucionario que se vivió en la América latina de principios del S. XX y que sin lugar a dudas fueron los cimientos de la América actual.

El ring del teléfono rompió la quietud de la noche. Gabriel abrió los ojos pero no se sobresaltó. Esperaba la llamada.

-¿Sí?

-Gabriel, soy yo. Acaba de suceder.

La voz de Elsa retumbó en su cabeza.

-¿Sufrió?

-no, estaba sedado.

-me ducho y salgo para allá.

Gabriel no supo cómo llegó, condujo "en automático" desde el centro de Santa Cruz (su domicilio), hasta La Guancha, lugar de la última morada de su amigo y hermano de vivencias: Joaquín.

Aparcó su Toyota Land Cruiser chasis corto de color negro brillante, unas calles antes de la de su difunto amigo en cuerpo presente, y caminó lentamente hacia su domicilio...no había prisas, ya nada se podía hacer.

Al llegar a la humilde morada de Joaquín y Elsa, una antigua y humilde casa terrera construida a mediados del S.XIX, de techo de tejas rojas, de esas hechas a mano y utilizando el muslo como molde, con lo cual no habrían dos iguales... En el interior el techo formado con vigas de teas viejas pero barnizadas y cuidadas que le daban a la casa una agradable sensación de estar en otro siglo. El suelo, también de madera y sus paredes blancas y de un grosor de por lo menos 50cm. ofrecían a sus moradores un cobijo humilde pero cálido. Al llegar ante la vieja pero maciza puerta, golpea con la aldaba de hierro y en unos segundos Elsa aparece en la misma con semblante sombrío. Al encontrarse frente a frente ella se abraza a él en un fuerte abrazo que más pareciera querer fundirse en un sólo cuerpo. No hay lágrimas, ya se han agotado todas; sólo hay silencio, un silencio profundo, sobran las palabras.

Gabriel, poco a poco, con cariño y delicadeza, se va desprendiendo del fuerte abrazo y se dirige al dormitorio donde su amigo Joaquín descansa para emprender el último viaje, éste ya sin retorno.

Joaquín yacía rígido en la cama, los ojos cerrados y su semblante relajado, en paz (aunque su vida siempre fue en la guerra), en paz como si su función aquí en la tierra hubiese acabado y se sintiese satisfecho de la labor desarrollada, sabedor de que el tiempo que le tocó vivir lo vivió, que jamás le tuvo miedo a la muerte; que amó y fue amado, y que tanto en el amor como en la guerra... "en las emociones fuertes está la alegría de vivir" como solía decir él en las conversas con los amigos.

Gabriel se dirige a la humilde cocina ante el aroma a buen café colombiano (traído de Caracas de los innumerables viajes a la República hermana que la pareja solía realizar cuando las cosas iban bien) y se sienta en un  extremo de la mesa esperando que Elsa le prepare la tasita.

-¿Cómo te encuentras Elsa?

-¿Cómo me voy a encontrar? fatal. Aunque la enfermedad nos venía avisando, el desenlace es muy fuerte y una no termina de acostumbrarse, pero la vida es así y tenemos que cargar con lo que se nos viene encima.

-¿Piensas quedarte o te vas para Venezuela?

-Aquí ya no me ata nada,...bueno, estás tú, pero no tengo a nadie más. En Venezuela, en Puerto Ayacucho tengo a mi familia, a mis hermanos y amigos y creo que lo mejor es retornar a mis orígenes.

Otra vez el silencio

Gabriel viaja en el interior de su mente y recupera las imágenes de los últimos años de Joaquín cuando en una analítica rutinaria el médico le detecta un estado anómalo que terminó por identificar como una enfermedad oncológica, concretamente un cáncer de hígado que le está comiendo por dentro. A partir de ahí la vida cambia para todos pero principalmente para Joaquín y Elsa quienes pasan a tener una segunda vivienda, concretamente en el Hospital Virgen de La Candelaria en la planta de oncología pues después de la operación llevada a cabo para extirparle parte del hígado vinieron las sesiones de la quimio terapia que en un principio pareció que se había vencido a la enfermedad, pero por desgracia un tiempo más tarde en otro control rutinario la maldita enfermedad había regresado y esta vez con más virulencia y con ganas de vencer la partida.

El golpe de la aldaba en la puerta le sacó de sus reflexiones

Elsa abrió la misma y en el otro lado se encontraban los operarios de la funeraria con el coche fúnebre a la puerta.

-Buenos días señora. Somos de la funeraria y venimos a preparar el cuerpo.

-Buenos días. Pasen.

Elsa les llevó hasta el cuerpo presente y se quedó observando mientras los operarios realizaban la labor.

Gabriel rodeó sus hombros con su brazo y con mucha delicadeza se la llevó hasta la cocina.

-Vamos Elsa, ya no podemos hacer nada más. Deja que esos hombres hagan su trabajo.

El cuerpo de Joaquín fue depositado en la Cripta lugar donde descansaría hasta el día siguiente, que tras recibir un  responso no cristiano -como había dejado claro antes de fallecer-  sería incinerado.

Los vecinos poco a poco se fueron enterando de lo acontecido y como marcan las reglas no escritas de la sociedad se fueron acercando ante la compañera sentimental del difunto para expresarle sus condolencias y acompañarlo en la iniciación de su último viaje.

Ya en el día siguiente, y mientras el responsable de la funeraria le dedica unas últimas palabras resaltando las cualidades del difunto, un hombre que en su vida había visto pero que ya la práctica de su labor le hacía fácil cumplir con el requisito de máximo respeto ante el drama que sus familiares y amigos en un momento como este requería, Gabriel volvía a sumergirse en su mundo interior tratando de recordar cómo fue que conoció al que hoy yacía en una caja de madera convertido en su gran amigo y hermano Joaquín Hernández...¡El isleño!

Gabriel hacía sólo un año que se había graduado en la Universidad de La Laguna como periodista cuando decidió emigrar a Venezuela. Pronto comenzó a trabajar en la redacción de El Universal. No tuvo dificultad alguna para habituarse a las costumbres de aquel país caribeño puesto que la sociedad venezolana y la Canaria aunque tenían algunas diferencias, eran muy parecidas.     

Gabriel llevaba ya varios años trabajando en la redacción del periódico venezolano cuando en la primavera de 1979, la secretaria del director le da una llamada por el teléfono interior:

-Gabriel, el director le llama a su despacho.

Gabriel recuerda como estaba garabateando en un papel diversas anotaciones para el artículo que estaba preparando y ante el requerimiento de la secretaria y el hecho de que no estaba convencido de lo que anotaba, hizo una pelota con la hoja de papel y lo tiró a la papelera haciendo un perfecto enceste, demostrándose como había perfeccionado su "tiro libre" a la canasta papeleril.

-Gabriel, ¿estás al tanto de lo que ocurre en Nicaragua?.

-Si jefe, bueno, lo que dicen los noticieros.

-Vale, al parecer la revolución comunista está ganando terreno y las fuerzas de Somoza se están replegando en Managua y es muy probable que no resistan por mucho tiempo. Así es que te vas mañana mismo a San José de Costa Rica y desde allí pasas a territorio nicaraguense y te conviertes en corresponsal de guerra...¿no querías subir en el escalafón? ¿te aburrías escribir sobre crónicas sociales?, ...ala...ahí tienes para que te diviertas.

Y así fue como Gabriel se vio subido en el avión, con unos pocos dólares que el periódico le dejó para sus gastos rumbo a Costa Rica.

Al bajarse del avión lo primero que hace es comprarse un coche desvencijado que tenía abolladuras por todos lados, pero que la agencia que se lo vendió le aseguró que aquel motor le llevaría al final del mundo. "...y es a donde probablemente voy" pensó Gabriel.

De San José de Costa Rica se dirigió a Liberia, pequeña ciudad perteneciente a la provincia de Guanacaste a unos 200km al noroeste de San José, allí pasó la noche y al amanecer trataría de cruzar la frontera por Peñas Blancas en dirección a Managua pues aunque la guerra continuaba, el conflicto se desarrollaba principalmente en la capital y alrededores.

Al salir el sol, recoge sus pertenencias y se dirige al primer chiringuito atrayente que divisa y desayuna fuerte, pues no sabe que se va a encontrar una vez cruce la frontera y prefiere ser precavido antes que pecar de inocente, así que sentado en una de aquellas mesas de madera rústica y fuertes, desayuna un tremendo plato de sopa de mondongo acompañado de un vaso de chicha de maíz, típica de la zona. Una vez desayunado y con buena reserva digestiva, observa la carretera que le lleva a Peñas Blancas y hacia allí dirige el morro del coche.

Al llegar al puesto fronterizo, un control del ejército popular sandinista le da el alto.

-Buenos días señor, ¿puede decir a que entra usted a territorio nicaragüense?.

-Buenos días. Soy corresponsal de guerra del periódico venezolano "El Universal" y me envía para cubrir noticias sobre la guerra.

-¿Me enseña pasaporte por favor?.

Gabriel extrae su pasaporte español de su bolsillo y se lo muestra al soldado

-Ajá, ¿español?.

-Usted disculpe, español no. Yo soy canario.

-¿Cómo que canario? ¿quiere decir que este pasaporte es falso?.

-¡Oh, no! verá, Canarias es una colonia africana de España, y yo aunque me tengo que regir por la documentación española, yo no soy español sino canario.

-Usted perdone, pero esto no está claro. Arrímese a un lado por favor para aclarar este lío.

El guardia llama por radio al cuerpo de mando y aparece un oficial superior al requerimiento del soldado. Éste no llevaba insignias ni galones que identificaran su graduación. Más tarde se enteraría de que ningún oficial llevaba insignias de identificación para no ser víctimas de los francotiradores que siempre estaban al acecho.

-¿Que ocurre cabo?

-Mi Comandante, este sujeto que dice ser periodista de Venezuela con pasaporte español pero que dice que no es español.

-Ajá...¿y cómo es eso? preguntó el Comandante

-Usted verá. Yo soy canario, es decir, nacido en las Islas Canarias, que es un Archipiélago situado en el Noroeste...

-Se donde están situadas las islas Canarias...¿Y?.

-Pues verá, son una colonia de España y aunque yo estoy obligado a circular con pasaporte español yo NO SOY ESPAÑOL.

-¿y eso es todo?

-Hombre, eso es lo que ha hecho dudar a su soldado. El problema no es mío.

-¿Y a que viene a Nicaragua?

-Evidentemente, si soy periodista...y aquí se está en guerra...pues...

-Cabo, entréguele el pasaporte al Sr. periodista, ...y usted acompáñeme por favor.

El oficial lleva al periodista al puesto de mando y le sugiere que se siente

-Así que es usted de Canarias.

-Sí, ¿conoce usted Canarias?.

-Sí, por supuesto. ¿de qué isla es usted?.

-yo soy de Tenerife, ¿la conoce?

-nací allí, en Tenerife.

-¿Cómo, que es usted canario?

-Sí, nací en Tenerife y a los 17 años emigré con mis padres a Venezuela. Una vez en Venezuela y nacionalizado ingresé en la Academia Militar. Como militar que soy y con ideas revolucionarias en mi cabeza, cuando el Frente Sandinista de Liberación Nacional se alzó contra el dictador Anastasio Somoza, yo no lo dudé y  me alisté en las fuerzas rebeldes hasta el día de hoy.

El estruendo de la alarma avisando de ataque enemigo rompe el diálogo a la vez que diversas voces alertaban del peligro:

-¡alerta, avión enemigo!- gritaban repetidamente los soldados

Joaquín ordena a Gabriel que no salga del cuarto de mando y se lanza con agilidad felina sobre uno de los nidos de ametralladoras.

Un avión Push and Pull de las fuerzas gubernamentales se lanza en picado sobre la base fronteriza de Peñas Blancas. Al mirarlo Gabriel desde el portal de la puerta se le asemeja con un catamarán marino, ya que al igual que el catamarán, barco que tiene dos quillas, aquel avión tenía dos colas.

Mientras el avión en una rápida pasada va dejando un rastro de muerte y destrucción, Joaquín no deja de disparar con su ametralladora punto 50, sin embargo aparentemente no le hace daño...a lo lejos, el avión da la vuelta y vuelve a dar otra destructiva pasada. El balance final: tres muertos y numerosos daños materiales entre los que se encuentra un camión militar, cuatro jeeps y el cochambroso coche que Gabriel se había comprado en Costa Rica.

-Este jodido piloto está loco de bolas- le comenta Joaquín a Gabriel.

-Nos tiene cogida la mano, aparece de la nada, nos da una sacudida y se va. Así hasta la próxima que será en dos o tres días, si la cosa no cambia.

Gabriel acababa de llegar a Nicaragua y ya había sentido el riesgo que conllevaba el ser corresponsal de guerra.  El ver la muerte tan cerca le estremeció. Incluso tenía una idea de los muertos a través de las películas y aquello no tenía comparación: cabezas destrozadas, triperio fuera del abdomen, cuerpos desmembrados...¡horrible!

¡vomitó, vaya que si vomitó...la sopa de mondongo y todo lo que le pudiera quedar dentro...la guerra no es como nos la pintan en las películas, no tiene nada de romántico y sin embargo nos seguimos matando como bestias.

-Bueno, parece que te has quedado sin vehículo para ir a Managua, ¿no?.

dijo Joaquín tratando de quitar importancia a la situación

- porque lo que deseas es ir a la capital que es donde se está librando la batalla final ¿correcto?.

-Desde luego. ¿Hay algún medio de transporte público que me lleve a Managua?.

responde Gabriel tratando de recomponer la compostura

-No, ahora no hay quién se atreva por esas carreteras que están llenas de mercenarios que en su loca huida son capaces de todo. Sin embargo, dentro de dos días tengo que enviar un correo al Puesto de Mando en las afueras de Managua y si no tienes inconveniente en viajar en un jeep militar, autorizaré a los correos para que te hagan un sitio en el jeep.

-Oh, gracias comandante. Le quedo muy agradecido.

-Bien, entonces coja sus cosas e instálese en el barracón de los oficiales, hay varias literas libres. Si no nos cruzamos antes, nos vemos a la noche en la tienda que hace de comedor. Cenamos a las 20h, si llega tarde no come.

Gabriel elige una de las literas que estaban vacías y se adueña de ella hasta que logre partir hacia el frente. En ese tiempo muerto se dedica a recorrer el puesto fronterizo saludando y conversando con los soldados que más relajados después del incidente del avión se dedican a sus labores militares.

A la hora de cenar aparece puntual en la puerta de la tienda de lona que da cobijo a unos cincuenta hombres y mujeres todos ansiosos por devorar la cena. El comandante le tiene reservado un sitio a su lado y lo ocupa.

La cena consiste en sopa de mondongo y pollo al curry con arroz, que Gabriel encontró delicioso, y de beber una jarra de cerveza por comensal.

-Carajo, se come bien aquí- comenta Gabriel al comandante

-Antes de venir este cocinero tuve que despedir a dos anteriores, ya que considero que para que un soldado rinda en el combate, ha de estar bien comido...sin energías no se puede combatir, así que me ocupo de que los alimentos sean de buena calidad en lo más posible y que ésta sea en abundancia...¡mientras sea posible!.

-Comandante, me he fijado en su cuchillo que lleva al cinto y veo que no es el reglamentario de combate que suelen llevar los demás compañeros suyos, éste tiene una forma extraña, como una curva...¿me permite que lo observe?.

Los militares que oyeron el comentario del periodista callaron repentinamente y se quedaron mirando a su comandante.

Éste se sacó el cuchillo y se lo mostró al periodista.

Gabriel lo tomó en sus manos y lo observó concienzudamente, el cuchillo era de grandes dimensiones su empuñadura de hueso tallado y su forma tenía una curvatura hacia la mitad del mismo que parecía diseñado para degollar. Gabriel se lo devolvió entregándoselo por la empuñadura..., Joaquín coge el cuchillo con su mano derecha y se hace un corte en el brazo izquierdo, seguidamente se guarda el mismo ensangrentado en su funda y sacando un puro "Cohiba" del bolsillo de su chaqueta lo enciende con su mechero "Zippo", se levanta y dice:

-Bueno, ha llegado la hora de disfrutar de los placeres de un buen habano - y sale fuera de la tienda observando el cielo nocturno estrellado.

Gabriel se ha quedado estupefacto. No ha entendido el porqué se ha cortado el brazo y guardado el cuchillo manchado en sangre. Y ante la inquietud que le ha producido el hecho pregunta a los soldados que están a su alrededor:

-¿Porqué el Comandante se ha cortado el brazo?.  

Los soldados que ante la solicitud del periodista de que el Comandante le mostrara el cuchillo habían contenido el aliento, ahora se encontraban más relajados y uno de ellos respondió:

-Cuando nuestra compañía tomó el puesto fronterizo de Peñas Blancas arrebatándoselo a las fuerzas de Somoza, el combate fue encarnizado y cuerpo a cuerpo; a nuestro Comandante le tocó pelear con un mercenario Gurkha. Los gurkhas son soldados del Nepal que forman una unidad de élite en las fuerzas del ejército inglés, y en ocasiones se convierten en mercenarios al mejor postor. Ellos usan ese cuchillo especial con gran maestría y no dejan enemigo vivo, y sus creencias les impide sacar el cuchillo si no es para matar, teniéndolo que envainar manchado en sangre. El Comandante, guardando respeto al combatiente nepalí al que venció a duras penas jamás ha sacado el cuchillo de su funda si no es en combate. Por eso nos quedamos observando la reacción del mismo cuando usted le solicitó ver el cuchillo, y demostró que siente un gran aprecio hacia su persona al dejarle que lo toque, y observando la regla nepalí, lo ha enfundado manchado en sangre...su sangre.

Gabriel se ha quedado helado, jamás se le habría ocurrido que algo tan simple como tratar de ver un cuchillo pudiera tener tanta trascendencia.

Se levanta, saluda al resto de comensales y sale a la puerta. Allí se encuentra el oficial disfrutando del habano y observando la belleza del cielo estrellado.

-Comandante, ¿no tendrá otro habano por casualidad?, la verdad es que me apetece fumar después de esta agradable velada.

El Comandante lo mira con una mirada risueña mezclada con algo de picardía, se mete la mano en el bolsillo derecho de su chaqueta y extrae un tabaco que ofrece al periodista. Gabriel se da cuenta de que el habano que le ofrece no es un Cohiba, que el Cohiba lo había sacado de su bolsillo izquierdo y que en el derecho tenía los habanos de inferior calidad para "los invitados"...la experiencia es un grado. Sin embargo guardó silencio.

-Gabriel, esta noche va a ser testigo como periodista de un operativo que vamos a montar para cazar una rata.

-Explíquese Comandante.

-Este puesto lleva tiempo siendo azotado por un francotirador que en cada ocasión nos causa dos o tres bajas. Siempre es el mismo sistema: Al amanecer y siempre ubicado al noreste para tener la salida del sol detrás, dos o tres disparos...son dos o tres bajas nuestras. Es muy certero, nosotros al no tenerlo ubicado respondemos con fuego de mortero pero hasta ahora no hemos tenido éxito, pues es rápido, muy rápido, hace los disparos y se va. No quiere hacer más porque sabe que su vida depende de su rapidez.

Nosotros vamos a cambiar esta noche de estrategia, he conseguido que nos manden de Managua tres trajes de camuflaje confiscados al enemigo, de alta calidad. La idea es la siguiente: El francotirador suele hacer los disparos a una distancia de unos mil metros, según hemos calculado nosotros. Además se mueve en un abanico de unos dos mil metros. Antes del amanecer ya se encuentra apostado en su puesto esperando su oportunidad, por lo que divisa fácilmente si alguien se acerca pudiendo repeler un posible ataque por nuestra parte o huir rápidamente.

La idea es la siguiente: esta noche tres de nuestros mejores tiradores se enfundarán el traje de camuflaje y pasarán la noche al sereno a una distancia de unos 800 metros de la base y separados entre ellos unos 500 metros con lo que cubrirán ese abanico de los dos mil metros. Esperarán pacientemente a que aparezca la rata, y si tenemos suerte mañana tendremos trofeo.

Mientras Joaquín y Gabriel mantienen esa conversación a las puertas de la gran carpa de lona militar que hace de comedor, los útiles de la cena van desapareciendo rápidamente y los soldados se arremolinan alrededor de un grupo que han sacado de no se sabe donde instrumentos musicales entre los que se encuentran guitarras y un acordeón, y pronto empiezan a cantar canciones revolucionarias que enaltecen el ardor guerrero de los soldados...

A Gabriel le viene a la memoria la letra de aquella canción del fusil M1

 "La fuerza viva del enemigo

  no son difíciles de derrotar

si usted acurruca una carabina

la M1 le va a palabrear

alcanza hasta los 300m.

y con bayoneta se puede usar

En la montaña y guerrilla urbana

es hoy lenguaje insurreccional...

En la montaña y guerrilla urbana

es hoy lenguaje insurreccional...

Para desarmarla no hay que ser letrado

pero en cada paso hay que tener cuidado

cada mazurquita que aprenda cantando

será una lección sencilla y al grano

A cada mazurquirta que aprenda le digo

será un hombre menos para el enemigo

lo mismo que en todas las armas

tenemos siempre que hacer la inspección

para salir de todas las dudas

es de rutina el disparo y control.

En el cañón de la carabina

apretadita la anilla está

Si la quitamos separaremos

el pasamanos del cedro real.

Si la quitamos separaremos

el guardamanos del cedro real

para desarmarla no hay que ser letrado...

 

-Es una canción que se canta para que los "mazurcas"..., los nuevos, aprendan rápidamente a desmontar y montar los fusiles que les tocarán en uso..., aprendiendo divirtiéndose- Comentó Joaquín.

Esa noche Gabriel no pudo dormir (o así lo creyó él), demasiadas cosas para tan poco tiempo y se podría decir que su labor periodística aún no había comenzado.

A la mañana siguiente el sol apenas lanzaba sus primeros rayos en el horizonte, y el puesto fronterizo empezaba a despertar, sonó un disparo, un sólo disparo. A media mañana el Comandante miraba ansioso hacia donde se suponía que habría de aparecer sus hombres. Su cara se iluminó. Regresaban los tres y uno de ellos traía dos fusiles: ¡habían cazado a la rata!

-Aún no había salido el sol cuando una sombra pasó muy cerca de mí.- comentó el tirador que según él mismo era el que más colocado hacia oriente se encontraba.

-yo aún no sabía si era la rata o un animal grande, por lo que me quedé quieto pero procuré seguirlo con la vista y así pude observar como subía a un árbol y se acomodaba esperando que amaneciera. Yo también esperé lo mismo pues no quería errar el tiro.

Cuando salió el primer rayo de sol sabía que no se me podía escapar y disparé. Cayó como un pesado fardo. Muerto al instante. Esa rata no nos volverá a hacer más daño. Y con orgullo muestra el fusil del enemigo.

-Es un precioso fusil de francotirador compañero"- comenta Joaquín- "es un Mosin-Nagant, fabricado en la Unión Soviética.

-Sí pero evidentemente el tirador no era "Muerte Blanca"- comentó un suboficial refiriéndose a Simo Hayha, considerado el máximo francotirador del mundo (y que precisamente su arma preferida era un Mosin-Nagart como el incautado) cuya fama creció durante la II Guerra Mundial matando a más de 500 rusos en defensa de su País: Finlandia, y que jamás lograron matar los rusos pese a todas las estrategias montadas para acabar con la pesadilla  de "la Muerte Blanca" como era conocido entre las filas rusas.

-Bien, hoy doble ración de cerveza en el almuerzo para los fuera de servicio. Pero no se me relajen que la guerra aún no ha acabado.- comentó el Comandante conteniendo una gran alegría.

Algo más tarde y cuando la acción de "la rata" había pasado a ser historia, Gabriel se dirige a Joaquín y le dice:

-Comandante, me gustaría comenzar a recoger notas sobre la guerra haciéndole algunas preguntas...¿estaría dispuesto a colaborar?.

-¡dispare!, a ver.

-¿Que motivó que el pueblo nicaragüense se alzara en armas dispuesto a morir para enfrentarse a su gobierno?.

-Oh, vamos...así a secas no me vas a sacar nada. Vamos al comedor y nos sentamos en una mesa y mientras nos tomamos una cerveza me preguntas lo que quieras que yo te responderé lo que me dé la gana.

Una vez sentados en la mesa y con la cerveza nacional nicaragüense "Victoria" sobre ella, Gabriel insiste en la pregunta.

-Bien, la historia comienza con Juan Bautista Sacasa de presidente de Nicaragua y de Anastasio Somoza (padre) como gobernador de la provincia de León y ministro de relaciones exteriores. Nicaragua estaba ocupada desde la mitad del S. XIX por los gringos, concretamente un pirata (Willian Walter) quién trabajaba para los banqueros Morgan y Garrison invade Nicaragua y se proclama presidente. Desde entonces Nicaragua se convierte en un feudo de los gringos y éstos forman la unidad represiva que se llamaba "La Constabulary" que se encargaba de "mantener el orden".

A la mitad del S. XX surge un líder guerrillero: Augusto César Sandino (un obrero que se alzó contra la ocupación Yanqui y al que se le llamaba "general de los hombres libres") quién con sus acciones militares logra poner en jaque al ejército yanqui logrando su expulsión no sin antes dejar bien entrenada a la Guardia Nacional y a Somoza (padre) como director de la misma. Sandino muere en enfrentamiento con la Guardia Nacional (1934) al mando de Coronel Norteamericano Elías Riggs. Así Somoza padre  logra hacerse con la presidencia del país de 1937 a 1947 en una primera etapa y de 1950 a 1956 en una segunda época muriendo en un atentado a manos del poeta Rigoberto López Pérez.

  Somoza padre tenía algunas frases pintorescas que reflejaban su modo de hacer política:

-"yo practico la política de las tres P.

Plata para los amigos, Palo para los indiferentes y Plomo para los enemigos

 te comento alguna de sus frases favoritas sobre Nicaragua que circulan por el pueblo:

-"Que yo sepa, sólo tengo una hacienda y se llama Nicaragua"

-"¿Yo presidente de Nicaragua? ¡Nicaragua es mía!".

-"Pienso permanecer no menos de 40 años, pero si los gringos me hicieran la menor insinuación de abandonarme, lo haría inmediatamente, pidiendo solamente garantías completas para mi persona".  

Anastasio Somoza (hijo) se hace con el gobierno de Nicaragua en los periodos de 1967 a 1972 y un segundo periodo de 1974 hasta la actualidad que esperemos que no pase de este año.

Anastasio Somoza, fiel seguidor de la línea dura de su padre sigue con la idea de que esta es su finca particular y el pueblo liderado por gente como Carlos Fonseca Silvio Mayorga, Tomás Borges, Oswaldo Madriz formarían lo que se conocería como la primera célula con los principios proletarios, y en octubre de 1957 se formaría en México el Comité Revolucionario nicaragüense, que sería el embrión del Frente Sandinista de Liberación Nacional, presidido por mi comandante Edén Pastora, más conocido como Comandante Cero, Juan José Ordoñez, Roger Hernández y Porfirio Molina.

...y en esa estamos.

-Gracias Comandante, su colaboración me ha servido de mucha utilidad.

-Gabriel.

-¿Si?.

-Tú eres canario, yo también. Nos unen muchas cosas, tu amor a la tierra que te vio nacer, al igual que yo, tu amor a la patria venezolana que te dio su acogida sin pedirte nada a cambio -al igual que yo-, tu defendiendo al pueblo nicaragüense con la pluma y yo con las armas, pero con el mismo ideal...

no me llames más "Comandante", por favor, llámame Joaquín o "Isleño" como me llaman mis hombres. Espero ser para ti un amigo y no un militar.

-gracias Co...Joaquín, gracias, lo mismo digo.  

Al día siguiente, en el desayuno Joaquín le dice a Gabriel:

-hoy es el día, un jeep partirá para Managua con un chófer, un sargento y un escolta, y en él irás tu. ¿Te parece bien?.

-oh, perfecto...¡gracias Joaquín! no olvidaré esta experiencia que he vivido tan fuerte en tan poco tiempo. ¡gracias de nuevo!.

-bien, al terminar de desayunar recoge tus cosas y te presentas en el puesto de mando.

Efectivamente, Gabriel no tardó nada en recoger sus cosas pues ya las tenía empaquetadas y se dirigió a las oficinas.

-Gabriel, te presento al sargento Santos, al escolta Whily, y a la soldado conductora Elsa Pérez. Ellos serán los que te llevarán al frente de Managua y se verán con el Comandante Edén Pastora; si quieres aprovecha para ver si te puedes entrevistar con él.

Elsa es también venezolana y pertenece al grupo de combatientes internacionalistas que nos incorporamos desde Venezuela en la lucha del pueblo nicaraguense contra el dictador Somoza.

Aquella sería la primera vez que Gabriel vería a Elsa y como es lógico ignoraba que el tiempo y las casualidades de la vida haría de ellos grandes amigos.

Los militares se suben al jeep y Gabriel se despide de Joaquín dándole un fuerte abrazo. Sería la última vez que se verían en tierras nicaraguenses pero sabían en su fuero interior que no sería la última.

Gabriel sube a la parte de atrás del jeep y comienza el viaje en dirección al frente de Managua.

Gabriel se fija en Elsa, realmente es una joven bella y hermosa que seguramente cuando dejara de usar aquel traje militar saldría a la luz su feminidad que ahora quedaba disimulada por el uniforme verde olivo.

-¿Cómo es que te dio por venir de Venezuela a combatir a Nicaragua, Elsa?.

-¿Me está haciendo una entrevista para su periódico Sr. periodista?- respondió Elsa con un tono burlón.

-bueno, ¿y por qué no?.

Elsa echa una estruendosa risa, dejando lucir su hermosa dentadura blanca y uniforme.

-yo soy de Puerto Ayacucho, y allí estamos acostumbrados a la insurgencia, tanto en territorio venezolano donde militaba en el frente guerrillero "José Leonardo Chirino" , como en la zona fronteriza con Colombia donde se movía la FARC, y al darse el levantamiento aquí en Nicaragua no lo dudé y me embarqué en esta aventura para acabar con el despotismo del dictador Anastasio Somoza.

-¿y los compañeros revolucionarios del Frente Sandinista las tratan a ustedes las mujeres de igual a igual o hay algún tipo de discriminación?.

-siempre hay alguna discriminación; los hombres no pueden olvidar que somos mujeres y siempre prevalecen ellos por encima de nosotras, muchas veces nos ven como objeto sexual y es una constante lucha de nosotras las mujeres, no solo tenemos que luchar contra la dictadura somocista apoyada por el imperialismo norteamericano sino que además tenemos otro frente abierto contra nuestros hombres para que nos vean como un igual.

-entonces para que una mujer suba en el escalafón militar tendrá enormes dificultades...¿conoces alguna mujer que ostente algún grado de comandante?.

-sí, ahí tenemos el caso de la comandante Miriam, en realidad su nombre es Leticia, pero durante la época de la clandestinidad adoptó el nombre de Miriam por razones obvias, lo que ocurre es que el caso de ella es un caso especial ya que desde muy joven participó en células socialistas en su país natal: Costa Rica, ya que su padre nicaraguense era sindicalista y se tuvo que exiliar al país vecino por su seguridad. Se cuenta que fue su padre quién la enseñó a leer con el único libro que tenía a mano que era "El Manifiesto del Partido Comunista" y muy pronto consiguió una beca para estudiar en la Unión Soviética y fue allí donde conoció a René Tejeda miembro del FSLN y a otros tres compañeros más, quienes decidieron integrarse en la lucha armada en Nicaragua, pero previamente pasaron por Palestina y se entrenaron en el arte de la guerra con la OLP

-caramba, que interesante...¿participó la comandante en operaciones militares?.

-desde el primer instante. Al principio de la contienda y tras las fuerzas represoras haber dado un fuerte varapalo al FSLN, Anastasio Somoza dio una rueda de prensa para anunciar que "el FSLN ya no existía", que el gobierno había acabado con  el último reducto de la organización, y para celebrarlo se dio una cena en casa de uno de sus ministros donde estaban invitados el círculo empresarial de Nicaragua y algunos empresarios norteamericanos cuando irrumpió un comando del FSLN de unas diez personas armados con fusiles. El comando estaba integrado por siete hombres y tres mujeres: Eleonora Rocha, Olga Avilés y Leticia Herrera. Fue una acción que más bien buscaba un golpe de efecto y lo consiguió pues la noticia llegó hasta nuestras montañas donde centenares de jóvenes se preparaban para la contienda y favoreció el ánimo de nuestra gente.  

Una vez llegado al frente donde se libraban ya las últimas batallas, Gabriel aprovechando su relación con el sargento Santos y Elsa, logra estar en los puntos neurálgicos de la contienda así como entrevistar al Comandante Cero y conseguir datos en exclusividad sobre el asalto el 22 de agosto de 1978 del palacio Nacional de Managua donde el comando bajo su mandato retuvo a más de 2.000 rehenes y a todos los diputados, y a Daniel Ortega con lo que consigue valiosos artículos de prensa que lo acreditan ante sus superiores en la redacción de Venezuela.

El 19 de julio de 1979 El FSLN entra victorioso en Managua y Gabriel regresa a Caracas incorporándose a la rutina de su periódico "El Universal".

Pasado unos años, una pareja entra en las oficinas del periódico...buscan a un periodista..."Gabriel se llama" es la única referencia que dan.

Cuando Gabriel los ve el corazón le da un vuelco y corre a abrazarlos

-¿Cómo por aquí? ¿Cuando han llegado?.

-Hace dos días que estamos en Caracas y no tenemos claro que es lo que vamos a hacer.

-bueno, pero este no es sitio para hablar, vámonos para la cafetería que hay abajo y hablamos.

Una vez sentados en una mesa y esperando ser servidos por la amable camarera empieza el "interrogatorio".

-¿pero bueno, ustedes dos juntos?,...¿acaso son pareja?

-pues sí, ya tú ves...¡cosas de la vida revolucionaria! -responde Joaquín

-¡hombre!, ¡maravilloso!, desde luego que la ropa de civil te sienta mejor que la de militar, Elsa, aunque ya con uniforme eras bastante atractiva.

-hey, hey, que ahora es mi señora y se le debe un  respeto ¿eh?- y Joaquín rompe en una estruendosa carcajada.

Así comienza una nueva relación entre los tres personajes que se va fortaleciendo con el paso de los años. Elsa y Joaquín se van a vivir a Puerto Ayacucho lugar donde ella tenía una hacienda y él se dedica a ejercer como intermediario entre secuestradores y familiares de secuestrados, ya que esa función siempre peligrosa es mejor dejarla en manos de profesionales y la zona fronteriza de Puerto Ayacucho con Colombia era tierra abonada para este tipo de acción delictiva.

Un día, Joaquín le comenta a Gabriel que quiere regresar a Tenerife y llevarse con él a Elsa.

-¿lo has pensado bien?

-sí, estoy cansado de vivir siempre al filo de la navaja y ya va siendo hora de ralentizar mi motor- ¿sabes una cosa?, yo llevo también algún tiempo planteándome el regreso, de hecho tengo una oferta de un periódico de Tenerife para pasar inmediatamente a plantilla.

-bueno, pues nos ponemos de acuerdo y nos vamos para nuestra tierra

-¿y Elsa que dice?

-ella dice que mientras yo sea feliz, que ella también lo es, aquí o en el infierno mismo.

Y así es como los tres comenzaron una nueva vida...

-pobre diablo

Gabriel fue sacado de su viaje a lo más profundo de sus recuerdos por aquel desconocido y devuelto a la realidad de estar presente ante el cuerpo inerte de su difunto amigo y hermano.

-perdone, ¿cómo dice... señor...?

-Don Juan, mi nombre es Juan González, más conocido en el pueblo por Juan el papelera, y decía sin ánimo de faltarle el respeto al difunto que tanto sacrificio en la vida y morir como un pobre diablo.

-¿y por qué dice usted eso?

-hombre, resulta que ese señor emigró desde muy joven a Venezuela, creo que con catorce o quince años se marchó, yo me imagino lo que tendrá que haber trabajado en la vida como emigrante, de sol a sol para después venir con una mano delante y otra detrás. ¡No trajo nada de dinero!. Fíjese que el televisor que tenía él y su mujer se lo regalé yo que me sobraba pues me compré uno de plasma y me dio pena que mi vecino no tuviera ninguno, así que hablé con mi señora y decidimos regalarle el aparato viejo. Fíjese usted en las cosas de la vida, yo por ejemplo, no salí de aquí, de mi tierra, a los quince años entré a trabajar en una industria de la zona, cerca de casa, era una industria de reciclado de papel y embobinado, al principio entré como "muchacho para todo", pero pronto empecé a subir en la confianza de la empresa hasta llegar a ser jefe responsable del funcionamiento de todas las máquinas. Así que sin necesidad de emigrar me pude hacer mi casa...¡un salón debajo y encima mi casita!, tengo mi coche y mi gran televisor de pantalla plana...¡y todo sin necesidad de emigrar!.

Cuando me jubilé, después de cuarenta y cinco años prestando servicios con lealtad a la empresa, me hicieron una cena en mi honor y me regalaron este hermoso reloj de oro, no le miento si le digo que rompí a llorar.

Gabriel mira el "reloj de oro" y dice escuetamente:

-ya.

Con la misma mira por última vez el féretro que inicia su viaje hacia la fase de cremación y le dirige un último mensaje mental: "hasta siempre hermano".

 

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