La
investidura de Paulino
Jorge
Ancor Dorta
Innovación es cambiar, es hacer las cosas
de otra manera pero, al igual que el tema de las sostenibilidad y las energías
limpias, se ha quedado en un discurso políticamente correcto pero vacío. La
realidad es que en Canarias nadie quiere cambiar nada. El debate de investidura
de Paulino fue una constatación de que no se es capaz de abordar la realidad.
Con un paro del 30%, máximos de prima de
riesgo de la deuda, paro juvenil del 50% y las mayores
desequilibrios y desigualdades sociales, sus señorías siguen carentes de ideas
y actuando como si nada hubiese pasado. Niegan la necesidad de cambio radical y
practican políticas continuistas y de parcheos que
nada solucionan y que simplemente hacen perder un tiempo precioso a esta
sociedad.
No quieren cambiar y el cambio les produce
tal nivel de ansiedad que se disparan procesos ocultos. El discurso de Paulino
estuvo lleno de explicaciones para justificar la inacción en un proceso y una
coyuntura que claramente le desborda. “Es complicado”, “es muy difícil” dijo en
repetidas ocasiones. Eso si, cuando habló de educación física lo vi suelto.
Otras veces apeló a los mercados internacionales en clara posición de
dependencia, como si lo que pase en Canarias dependa únicamente de la demanda
agregada de alemanes o ingleses. Incluso habló de “vasos comunicantes” de las
economías para justificar la situación interna. Que se lo explique a
sudafricanos, chinos o brasileños a ver lo que opinan. Ellos sí que son
economías integradas en un mundo global.
El discurso de Soria estuvo bien en líneas generales,… pero, rebenque ¿Por qué
no lo hiciste cuando gobernabas? ¿Cuántas oportunidades necesitas para poner en
práctica lo que predicas? Porque aunque ahora te disfraces de liberal allí
donde has gobernado tus actos dicen lo contrario.
El discurso de José Miguel Pérez, correcto, apelando a “materias primas
inestimables para la comunicación, la cibernética, las industrias biosanitarias
o las agroalimentarias y las respuestas a las nuevas fuentes energéticas”.
Vale, pero eso ya lo contaban documentos de la consejería de industria en el
año 90. Han pasado 20 años y no han hecho nada. Discurso vacío, brindis al sol
porque no tienen ni la más mínima intención de hacer nada. Palabras vacías y todo
bajo control para que nada cambie. Madrid puede estar tranquilo.
Viendo y oyendo a Román Rodríguez, no pude evitar pensar en el chándal con la
bandera venezolana. Sin mas comentarios aunque aplaudo su comentario al
presidente de que el mundo ha cambiado.
El único que expuso claramente la necesidad de un
cambio y de medidas concretas en lugar de vaguedades y declaraciones de
intención. El mundo ha cambiado y parece que por fin
- un par de décadas tarde - finalmente se han enterado sus señorías. Pero los
que no han cambiado son ellos. Obsoletos y presos de dinámicas
contraproducentes. No tienen ningún interés en cambiar nada. Más de lo mismo.
En medio de tanto despropósito la única voz crítica y joven que apuntó a la
necesidad de un cambio real fue la de Fabián Martín. Pero el resto de sus gerantocráticas señorías no entendieron o no quisieron
entender. Ellos están en otra guerra. |
Fuente: menceymacro.blogspot.com