Por qué invertir en
Canarias
Pablo
Paz *
Los
mercados y los inversores se mueven a golpe de información. El conocimiento de
lo que acontece y, sobre todo, de lo que puede acontecer es vital para que el dinero
se mueva de un lugar a otro. Básicamente, los inversores exigen confianza y
seguridad a sus movimientos de capital; seguridad económica, pero también
seguridad jurídica, política y social. Precisamente por ello, es necesario
recordarles a los gobiernos que "no todo es economía" y que la salida
de la actual crisis pasa por fortalecer Canarias como un activo importantísimo
dentro de la comunidad europea, ya que reúne todas las condiciones
geoestratégicas necesarias para convertirse en un nudo vital para las
inversiones de otros Estados -como por ejemplo Norteamérica o los países del
Este de Europa- con África.
En
Canarias es necesario, pues, crear el clima apropiado y deseado para atraer
inversiones, y para ello es vital el hecho de reivindicar la política como
instrumento idóneo para unir las fuerzas de todos los actores políticos,
económicos y sociales, y enfrentarse, juntos, a los retos que tiene salir
airoso de la crisis económica, donde el paro, es, sin discusión, el principal
problema que padece la sociedad isleña. Hay que poner los cauces idóneos para
generar los estímulos necesarios para crear riqueza sin caer permanentemente en
la idea de que la única solución a la salida de la crisis radica en los
continuos recortes que están mermando la poca capacidad de maniobra de los
canarios, y poniendo en peligro, incluso, los derechos sociales más básicos y
necesarios.
Es
preciso convencerse de que los sacrificios de hoy tienen que garantizar el
futuro bienestar colectivo; pero sin olvidarnos de que la austeridad y el
crecimiento son, no solo compatibles, sino absolutamente necesarios para
incentivar el que los bancos vuelvan a prestar dinero, que es su función, y, de
camino, estimular el deseado y necesario consumo, sin olvidarnos de reforzar
las bases de solidaridad de la que la sociedad canaria siempre ha hecho gala,
así como recuperar la confianza necesaria para combatir cualquier pesimismo que
nos ensombrezca la calidad social de la que siempre hemos disfrutado.
Es
bueno saber que, aunque el sector terciario, concentrado mayoritariamente entre
el turismo, el sector servicios y el comercio, representan casi el 80 % del
Producto Interior Bruto canario, se están poniendo los medios y los recursos
necesarios para impulsar el desarrollo de otros sectores tan importantes como
puedan ser la ganadería, la pesca y la agricultura, para evitar en lo posible
que Canarias siga importando mucho más de lo que exporta y, de camino, se aleje
en lo posible del peligro de poner todos los huevos en una misma cesta.
Necesitamos
aprender a querernos. A apreciar y valorar lo que tenemos y de lo que podemos
llegar a ser capaces. Vivimos en un paraíso al que debemos sacarle -que no
explotarle- todo su enorme potencial: condiciones naturales excepcionales,
cuando no únicas; un marco político estable donde prevalece la seguridad
jurídica y ciudadana; unas instalaciones hoteleras reconocidas entre las
mejores y de más calidad del mundo; una aptitud y profesionalidad en el
servicio inestimables; una localización geoestratégica inmejorable, que se
caracteriza por constituir la frontera sur de Europa; un mercado local en
continuo crecimiento; unas buenas infraestructuras aeroportuarias, así como
unas excelentes carreteras y autovías; o un tratamiento fiscal diferenciado (el
REF), que se traduce en un régimen económico y fiscal más proclive a las nuevas
inversiones.
Por
último, y no menos importante, es necesario resaltar los esfuerzos que la
sociedad canaria está llevando a cabo para adoptar una postura favorable hacia
la creencia de que es necesario combinar el actual crecimiento económico con el
escrupuloso respeto hacia el medio natural, apostando por ello por un
desarrollo turístico sostenible. Por todo ello, la mejor opción para los
inversores es apostar por el futuro, y ese futuro se encuentra hoy en día en
Canarias.
* Publicado en el periódico El Día, 2013-03-12
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