La inquisición política

 

Ramón Moreno Castilla *

Al comienzo de la carta que el pasado 14 de agosto dirigí a S. S. el Papa Benedicto XVI, a propósito de su visita pastoral a España, con motivo de la XXIV JMJ, y que tantas expectativas despertó, decía: "...para denunciar ante Su Santidad la gravísima e insostenible situación colonial de las Islas Canarias, utilizo las páginas abiertas de este periódico, que es el único medio de comunicación de este Archipiélago que defiende a ultranza la libertad y dignidad del pueblo canario y pide abiertamente la independencia de este territorio de ultramar. Por ello, su editor y director y colaboradores afines a su línea editorial somos perseguidos y estigmatizados por el aparato del Estado español que opera en Canarias y que actúa como una versión política de la Inquisición".

Pues bien, eso exactamente es lo que está ocurriendo. Si antiguamente eran los "infieles" aborígenes los perseguidos y castigados por el Tribunal Religioso de la Santa Inquisición, en la sanguinaria conquista e impuesta evangelización de esta tierra, ahora somos los patriotas canarios los perseguidos, maltratados y represaliados por la inquisición política. Y todo por difundir y hacer proselitismo de unas aspiraciones legítimas, como son la libertad e independencia de Canarias, en un supuesto "Estado de derecho" donde se proclama que todas las ideas políticas son defendibles por la vía pacífica. ¡¡Mentira!! ¡¡Falso de toda falsedad!!

Y yo, que no tengo ningún afán de notoriedad, que odio el victimismo y que no soy nada proclive a quejarme (¡aunque tengo sobradas razones para hacerlo!), me veo obligado a denunciar ante la opinión pública canaria un episodio detestable del que he sido objeto y que demuestra fehacientemente cómo España se vale de sus colaboracionistas en el Archipiélago para seguir manteniendo la colonia al precio que sea; y cómo ha declarado una guerra sucia y sin cuartel a los patriotas canarios hasta límites verdaderamente insospechados.

Nicolás Díaz-Saavedra Zerolo ("Colacho" para sus amigos), ingeniero industrial, que desde hace tiempo veníamos colaborando en temas empresariales (dada mi condición profesional de director de empresa), y que por ese motivo había puesto la infraestructura de su empresa, RG10 Ingeniería Internacional, a mi disposición para usar internet y explorar oportunidades de negocio y, de paso, acceder a mi correo electrónico y escribir mis artículos de opinión, me dijo que tenía que comentarme algo muy importante. Según su versión, "su padre, el reputado abogado don Nicolás Díaz-Saavedra, a quien respeto y considero, recibió una llamada del Gobierno de Canarias amenazando con que RG10 ya no sería adjudicataria de ningún concurso (esa consultora ha estado realizando durante más de diez años todas las peritaciones judiciales de la provincia de Las Palmas) ni más obras ni proyectos si el independentista de Ramón Moreno seguía allí". Y como eso iba a significar su ruina, debíamos suspender toda relación. Sin salir de mi asombro, le entregué las llaves de la oficina, recogí mis cosas y me marché. Esos son los hechos; y yo, que me quedé atónito, pregunto: ¿quién fue el interlocutor del Ejecutivo canario que habló con el señor Díaz-Saavedra en esos términos y cuyo nombre no desveló a su hijo, según me dijo este? ¿Por qué el señor Díaz-Saavedra, al que creo una persona digna, no se opuso rotundamente a ese presunto chantaje? ¿Cómo se prestó el señor Díaz-Saavedra a silenciar a un ciudadano canario tan decente y respetable como él?

Bien es verdad que el señor Díaz-Saavedra es un significado abanderado de la "españolidad de Canarias", que defiende a capa y espada; y yo, en cambio, considero que esa artificiosa españolidad fue impuesta por la fuerza de las armas, y creo firmemente que Canarias es una anacrónica colonia española en África que debe ser descolonizada cuanto antes. ¿Fue ese el motivo que subyace en la abyecta reprobación de mi persona? Ya sabemos que esa Vegueta colonial donde habitan el señor Díaz-Saavedra y su respetable familia, y donde tiene su bufete, es cuna del famoso Sanedrín de Las Palmas y bastión de una burguesía españolista, heredera de las prebendas y privilegios de la conquista, que vota al PP, y que prefiere seguir siendo el medianero de la finca en lugar de su legítimo propietario. Donde tienen su sede instituciones tales como la Real Sociedad Económica de Amigos del País (que también está radicada en La Laguna, Tenerife) y el Gabinete Literario, de las que el señor Díaz-Saavedra es miembro destacado; y que son instrumentos del colonialismo español, al servicio de la metrópoli, para preservar la única "posesión española" en ultramar y el último reducto del imperio colonial español.

Y como "bueno es lo bueno y malo lo demasiado", hasta aquí podía llegar el independentista Ramón Moreno, que tuvo la osadía de escribir una carta a S. S. el Papa para que, en su doble condición de jefe del Estado Vaticano y Vicario de Cristo en la Tierra, y gran defensor de los derechos humanos, mediara ante las autoridades españolas para resolver de una vez el contencioso histórico Estado español-Canarias, que data desde hace seis siglos. Y que días después firmaba un artículo prohibitivo titulado "Independencia sí o sí", en el que instaba a esa misma burguesía -timorata y pusilánime, reitero- a coger las riendas del futuro de su tierra y liderar el proceso emancipador que la historia de los pueblos colonizados le está demandando.

¡¡Así funciona esa España inquisidora y fundamentalista!! Un Estado forajido (ver artículo con el mismo título, EL DÍA, 10 de octubre de 2010) que incumple sistemáticamente y a sabiendas la legalidad internacional. Y aquí hay que precisar que la expresión de "Estado forajido" está perfectamente tipificada y fue incorporada al profuso glosario posguerra fría de la nomenclatura internacional, para identificar y señalar a aquellos Estados nacionales cuyas autoridades tienen un comportamiento contrario o al margen de la comunidad internacional, incumpliendo los convenios internacionales válidamente suscritos y vigentes. Pero lo más grave es que el Estado forajido genera, por sí mismo, y ampara un "Gobierno forajido"; lo que supone una peligrosa y terrorífica simbiosis, absolutamente devastadora, sobre todo, para los disidentes, como es el caso de los patriotas canarios, entre los que me encuentro. De hecho, y al ser ambos entes indisociables, habría que hablar, en todos los casos, de Gobierno forajido por ser este quien actúa en nombre del Estado, ser su representante y quien aplica las políticas por cuenta del mismo. Por tanto, cabe afirmar que Gobierno forajido es todo poder político de una nación que se sale de las normas del Derecho internacional. Es decir, toda nación (España) que por decisión de su gobierno o de quien detenta el poder comete tropelías y desmanes, y persigue implacablemente a los ciudadanos por sus ideas políticas; acciones execrables que conculcan de forma flagrante la legalidad internacional.

Por todo ello, España es el paradigma de Estado forajido. Una rancia y decrépita nación, con importantes antecedentes históricos ¡y penales!, que ha cometido crímenes de lesa humanidad, que son imprescriptibles; delitos, nada presuntos, de terrorismo de Estado; tráfico y venta ilegal de armas y un sinfín de hechos deleznables, y que, además, legisla y promulga leyes contrarias al Derecho Marítimo Internacional como la ilegal "Ley de aguas de Canarias".

Una España que se autoproclama como un "Estado de derecho", cuando en realidad es un "Estado torcido", en el que la política está judicializada y la justicia politizada; y donde los tres poderes, pilares del verdadero y auténtico Estado de derecho, que propugnara Montesquieu, el ejecutivo, el legislativo y el judicial, ni son independientes ni cosa que se les parezca. El ejecutivo de turno, que surge de las componendas de los partidos, y no siempre del más votado, elige al fiscal general del Estado, con lo cual queda en entredicho y seriamente cuestionada su debida neutralidad e independencia. El Parlamento está mediatizado por una ley electoral injusta, con listas cerradas, que prima siempre a las mayorías en detrimento de las minorías; lo que convierte a España en una dictatorial partitocracia bipartidista. Y el poder judicial, en el que los partidos políticos tienen sus cuotas de jueces afines, está enfrentado y dividido en asociaciones corporativistas de "jueces progresistas" y "jueces conservadores". Sin olvidar que ese Estado español que se define como una "Monarquía Parlamentaria" se sustenta en la ilegitimidad de una Corona que no fue plebiscitada, sino impuesta por el dictador; por lo que dicha denominación carece de rigor jurídico en parapraxis del constitucionalismo ortodoxo.

¿Dónde está esa "garantista" y tan cacareada democracia? ¿Quién y desde qué instancias se defiende a los inermes ciudadanos de los excesos y arbitrariedades de los tres poderes del Estado?

¿Cómo se puede perseguir y acosar a un canario de bien por sus ideas políticas y, al mismo tiempo, sostener hipócritamente que todas las opiniones pueden ser expresadas libremente de forma pacífica? ¿Qué indecente y atentatoria doble moral es esa?

Esa es la España cavernícola, retrógrada y decadente que nos arrastra al abismo, y que nos coloniza saqueando nuestras riquezas desde hace seiscientos años; y a la que los canarios "apátridas" quieren seguir uncidos. ¡¡Un Estado forajido, al margen de la ley, que vulnera por sistema los derechos humanos de los patriotas canarios por defender, con la palabra, la libertad y dignidad de su pueblo!!

rmorenocastilla@hotmail.com

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