Ineficaz
e impasible
Isidro
Santana León
Lo
hemos exigido los grupos independentistas, a excepción de alguno que,
oportunistamente, lo cacarea hoy: la necesidad imperiosa de una ley de
residencia para Canarias. Cuando comenzó este incendio, algunos nos llamaron
racistas, xenófobos, etc., por querer detener el avance de las llamas y,
concretamente usted, señor Rivero, miraba impasible cómo el fuego lo derruía
todo, e incluso se vanagloriaba con la pira, para alertar ahora, sobre las
cenizas de la patria, que hay que apagar los rescoldos del caos.
Este
asunto sale a relucir en el blog del presidente del gobierno de Canarias, y que
yo leo en el colonial Canarias7, el 24/12/12. Verá, señor Rivero, usted y su
tropa nacinalistoide, no tienen vergüenza. Ni siquiera tienen la decencia de
exponer los datos reales de la población foránea en nuestro archipiélago, e
instrumentaliza los falsificados por el INE (Instituto Nacional Español de
Estadística), que anota la entrada de 180.000 extranjeros en Canarias, en diez
años, cuando la realidad es que, en esa década y hasta la actualidad, nos han
invadido unos 550.000 si añadiera los 370.000 extranjeros españoles –aparte
de otra tanda de colonos de esta nacionalidad que, con anterioridad, ya estaban
asentados aquí– y que usted y ese instituto colonialista soslayan
arteramente.
Hace
más de diez años, los independentistas canarios y algunos expertos en demografía
–los pocos sensatos que se atrevieron a hablar del fenómeno– advertíamos
que Canarias no contaba con territorio suficiente para absorber el ingente flujo
de personas que entraba sin control en esta tierra. Todo ocasionado por la
desmesurada construcción a la que su gobierno les abrió los brazos con placer,
dislate que, lamentable e irremediablemente, ha degradado la mayor parte de
nuestro territorio, inclusive, usando para el menester hasta los terrenos agrícolas
que recalificaban para seguir con los pelotazos y la corrupción, desarraigando
a los barrios y sus costumbres para que los ricos y los foráneos ocuparan sus
lugares originarios y un tochazo de libro que se habría de escribir para señalar
el daño causado a Canarias y a su pueblo en tan poco tiempo.
También
le advertíamos, los independentistas canarios, que era necesario apostar por un
modelo económico diversificado –iniciativa que dijo, antaño, poner en marcha
y no lo ha hecho– donde se potenciara el sector primario, secundario y
terciario, así como que los recursos estratégicos (energía, aguas,
comunicaciones, puertos, aeropuertos etc.), estuvieran bajo estricta vigilancia
y control público, que para nosotros sería la nacionalización, y que así
nadie especule con la vida y el futuro de la población.
Ahora,
después de tanto tiempo de saber la lección, además de no desear ponerla en
práctica, quiere abrir un debate…, ¿para hablar de qué y con quién?, ¿es
que usted no ha oído el clamor del pueblo canario?, ¿usted nunca se ausenta de
su coroto y se acerca al vulgo? No hace falta debate alguno. Existen una
herramienta que manejan países europeos como Groenlandia, las Islas del Canal,
incluso la misma Alemania la ha intentado usar –entresijos legales que conoce
porque nos lo ha escuchado a nosotros, pues usted no ve más allá del vértice
de la nariz–, como es la Ley del Control de la Residencia. Ponla en marcha, mi
niño, ahora más que nunca por motivos excepcionales, como hace tu jefe en España
con los decretos; no dejes entrar un español más en Canarias, a no ser que
venga de turista y, si por mí fuera, con pasaporte. Claro que usted no se
atreve porque tiene que pedir permiso a sus amos de la metrópoli, o buscar la
aprobación de los partidos godófilos en Canarias.
Hace mucho tiempo, algunos compatriotas nuestros se reunieron con ustedes, para advertirles que había que darle un giro radical a la locura que se estaba haciendo con y en nuestra nación y la previsible potencial debacle; pero, su grupo, siempre apoyado por los partidos españolistas y muy apegado al poder, con una estrategia endogámica, altanera y soberbia, ni siquiera reflexionó sobre nuestras advertencias, sino que justificaban el fenómeno de muy positivo porque se creaba mucho empleo y porque la desgraciada población canaria estaba contenta, ya que se ganaba mucho dinero, se derrochaba a raudales, y los políticos robaban a plena luz del día, sin el más mínimo pudor y con la anuencia de la “justicia”, maraña perniciosa que le ha servido a su grupo para mantenerse en el poder y seguir mamando de aquel ubre artificial que le pusieron a Canarias. ¿Para qué quiere usted hablar del problema migratorio, para que venga más gente? Desde que Belicoso Soria se entere de que usted aspira a regular la demografía, mandará con destino a Canarias algunos trasatlánticos repletos de españoles en paro –pues usted sabe la carencia de escrúpulos de éste– para seguir jodiéndonos la vida, no tanto a usted como al pueblo canario, brío que se le desinflará, como en Cataluña, desde que usted, si se considera nacionalista canario, le plantee un calendario de descolonización para el traspaso de la soberanía. Plantéeselo al godófilo Perez, a lo mejor, quien sabe, coge el rumbo de Pasqual Maragall. La cosa está muy jodida y a los canarios sólo nos queda, no una salida: la salida… Le deseo lo mejor, no porque estas fiestas católicas me ablanden, me han dicho que no es usted mala persona, que su problema es que le puede más la cobardía que el arrojo. Le adjunto un poemilla que está publicado en mi libro “A los vivos y a los muertos”; suelo exponerlo para esta fiesta. Espero que le guste.
“Feliz navidad” Ya
están aquí las fiestas, fiestas
de la hipocresía, donde
el sistema se sacia cubriéndose
de fantasía, aparentando
sus mafias altruismo
y bonhomía. …Las
fiestas de los derroches, del
fausto y la melodía, que
apesadumbran al pobre y
al ricachón de alegría se
le colma la morada que
aprovisionó enseguida. …Sí,
exuberante de goce ¡y
hasta de filantropía! con
el dinerario importe que,
a explotación abusiva, saca
al productor soporte de
esta polis corrompida donde
ausente de valores el
humanoide camina. …Quien
sin dignidad y por orden se
arrastra por la comida y
en un desmán y desorden gasta
lo que le designan, aunque
a su poder desborden el
turrón, la golosina Mas
el patrón se hizo “dulce” porque
la fiesta es bendita: dice
el consumista obrero que
engorda al capitalista con
devengados dineros hasta
el bolsillo rentista. Lucra
el rico y se da porte mientras
en la calle mendiga un
andrajoso canario con
cara de muerto en vida: extendiendo
flaco brazo pidiendo
alguna propina para,
cuando junte los cuartos, correr
a por la papelina en
que se envuelve su amante, su
atractiva heroína. …Y
el Champán sobre la mesa, y
el gran pavo en la cocina, y
en la calle los cartones en
recovecos y esquinas: donde
se apilan los hombres y
las mujeres vencidas por
la hambruna pegajosa, por
la droga, por la priva, que
le ensartó esta bazofia, esta
sociedad podrida, fría,
cruel, invalorosa, despiadada,
asesina. Sí:
en el olvido los rostros, ¡siempre!,
¡toditos los días! durante
el año completo, y
en navidad se amnistía. Así
el egoísta mortal de
la conciencia cochina, con
Dios quedará en paz y
gentil ante las vecinas. …Por
los humildes profesa -dice
en confesión divina-: un
solo rato en el año y
el resto, vil, los margina. Luego,
toditos se alocan al
son de las campañitas gastos
que no dan respuesta a
mil situaciones malditas. Y
mientras los que pueden corren ufanos
a toda prisa, las
caritas de otros niños no
expresan una sonrisa. …Si:
la de los desheredados de
esta secular mentira, de
esta mierda de mercado al
que algunos sólo miran cómo
se empapa el mantel y
se vota la comida. Mas
después a suelto pie ronca
el burgués las delicias, cuando
el recoveco pelea por
cartones e inmundicias con
que cubrirse la piel del
sereno y la injusticia. Allí,
en misa del gallo, del
pollo, o de la gallina, se
dan los golpes de pecho fulanito
y menganita. Y
los hermanos sin techo seguirán
en la desdicha por
el rico y su despecho egoísta
y fratricida, que
le quitó los derechos al
paria y a la familia, que
recuerda sólo en pascua y
mata con la desidia para
entregarles el pan que
a diario necesitan. Pues
dice la tradición que
en Noche Buena se invita al
agasajo impostor a
un pobre y a su pobrecita. Y
cuando pasa la farsa el
rugir de las tripitas fugaz
lo obvia el señor y
su pulcra mujercita cumpliendo
sin condición lo
que sus conciencias le dictan. |
Isidro Santana
24/12/12