DESDE LO ALTO DEL PALMERAL

 

 

DE LA INDIGNACIÓN A LA ACCIÓN

 

Félix M. Arencibia

 

    El pasado fin de semanas miles, que digo miles, millones de personas se han manifestado a lo largo de nuestro planeta. Según algunos ha resultado ser la mayor manifestación de la historia de la humanidad. Razones no han faltado para ello: el paro, el hambre, la miseria, la explotación, el desahucio, la falta de democracia, el poder dictatorial del dinero… Este movimiento de los indignados o cualquier nombre que se le ha dado en distintos lugares ha reaccionado ante esta “crisis” que afecta a la mayoría de la población y que a su vez se le hace pagar lo que provocaron unas minorías todopoderosas. Esta minorías encontraron en los políticos sus cómplices o sus vasallos que ejecutaron políticas de recortes que agudizan el problema. Los medios de comunicación al servicio de los poderes económicos nos repiten una y otra vez que no existen más políticas que las de recortes a las mayorías y que a los ricos no se les puede aumentar los escasos impuestos que pagan porque se pueden enfadar y llevarse el dinero a otra parte o a un paraíso fiscal.

 

    Lo que no se dice es cómo se salió de la Gran Depresión del primer tercio del Siglo XX y que no fue de otra manera que subiéndole los impuestos a los ricos llegando al 90%, no como ahora en el estado español que no llega la mayoría de las veces al 10% real. Como les iba diciendo, con ese 90% se realizó inversión pública que fue moviendo al resto de la economía. Pero no, no hay otra salida que los recortes a los trabajadores, como nos insisten los políticos y los tertulianos en los medios de comunicación comprados por las élites. Casi hasta los años ochenta pagaban los empresarios alrededor del 70%, a partir de aquí se impusieron las tesis neoliberales en las que los trabajadores se hicieron cargo de la mayor parte de los impuestos. De aquí para acá todo ha ido a peor, no se ha salido de una crisis para caer en la otra y quienes las han ido pagando han sido los que menos tienen.

 

    El movimiento de los indignados, del 15-M, democracia real ya y otros a lo largo de nuestro mundo han ido creando conciencia y han dicho en alto lo que muchos sabíamos. Sobre la situación en la que estábamos, las injusticias, los privilegios de muchos políticos, de los banqueros y de otros grandes multinacionales. Insistieron que la democracia que teníamos no era verdadera, era un simple cheque en blanco para cuatro años, donde la dictadura del dinero se hacía dueña de nuestras vidas. Han difundido a través de las redes información lo que cobran muchos políticos diferentes partidos, sus pensionas vitalicias, sus dobles y triples sueldos…

 

    El ex presidente español Aznar ha definido a los indignados como algo así que “un grupo marginal de radicales de extrema izquierda antisistema”. Bueno, en concreto, como si tuvieran cuernos y rabos diabólicos, le faltó llamarlos terroristas, que eso mola mucho entre los voceros de los medios. Creo que la postura de estos grupos es más honesta que servir a grandes empresas por el hecho de haber sido presidentes, cobrar varios sueldos, pensiones de por vida, declarar  guerras donde se masacra a personas indefensas, entre las que se encuentran los niños, para defender los intereses de esas multinacionales a las que ahora apoyan cobrando bien sus servicios. Algo parecido podríamos decir del otro ex presidente, González, que sirve también a macroempresas ganando buenas sumas y pensiones vitalicias. No dan, es evidente, un buen ejemplo de lo que debe ser un ex político que se ha comprometido con el bien común de los ciudadanos y que utilizan la parte ancha del fonil para ellos y la estrecha para los demás humanos de a pie.

 

    Creo que hay que seguir realizando acciones de concienciación en favor de la justicia social, de la democracia real y participativa. Entre más concretas mejor, como no votar o hacerlo nulo a las elecciones del senado, del Parlamento Europeo u otras instituciones que no sirvan a los intereses de las clases trabajadoras. Por otro lado hacerle recordar a los banqueros que no son los dueños absolutos de nuestras vidas, uniéndonos para causarles problemas con nuestro dinero. Además ahora que tenemos unas elecciones en puerta, sería conveniente no caer en el bipartidismo, que sería de pasar de Guatemala a Guatepeor. Puede ser positivo votar a otros partidos progresistas y de izquierda que se unan, o no votar si se cree que el sistema político está tan podrido y no tiene solución, pues va a seguir generando la misma dictadura del dinero.

 

    Bueno, amigos-as, les dejo con estos versos: “Nuestro amor no es estéril / sino que pare compasión / y denuncia la ambición codiciosa / con su poder implacable / retorciéndose como serpiente / sobre el frágil cuello / de los desamparados / del planeta”.

 

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