¿Independencia
económica o política?
Ramón Castilla Moreno
[Haciendo un poco de pedagogía, vemos que
"independencia" difiere sustancialmente de "autonomía";
mientras que por independencia se entiende la situación de un país o nación que
no está sometido a la autoridad de otro (caso contrario al de Canarias,
sometida a España por la fuerza de las armas desde hace seis siglos), autonomía
es un régimen de descentralización del poder en el cual ciertos territorios o
comunidades integrantes (o territorios de ultramar, apropiados ilegalmente,
caso flagrante de Canarias) de un país disfrutan de algunas facultades
ejecutivas, legislativas y judiciales, en ciertas materias o competencias que
quedan así fuera del alcance del Gobierno central (que, en el caso sangrante de
Canarias, no son vinculantes)]
¿O
ambas? Porque está archidemostrado que economía y
política van de la mano. Y no me refiero a los chanchuchos
económicos de los políticos de turno, con las consabidas comisiones y demás;
no, quiero referirme a que, para que Canarias pueda
tener independencia económica efectiva, antes tiene que disponer de
independencia política real. O viceversa. Ya que al margen de cualquier
disquisición de este tipo, lo cierto es que la clave está en la capacidad y/o
el poder de decidir; que es, justamente, lo que pretenden, sin subterfugios,
los nacionalistas catalanes.
Envidia
me da la celebración, ayer, día 11, de la Diada,
donde entre los actos celebrados destacó la Vía Catalana, la gran cadena humana
que recorrió más de 80 municipios para pedir la independencia. En dicha cadena
humana, organizada por la Asamblea Nacional de Cataluña, participaron la plana
mayor de CDC, ERC, ICV y EUiA; acto institucional al
que no asistieron los partidos nacionalistas españoles, el PP catalán y C's, que organizaron su propio acto en defensa de una
"Cataluña plural", o sea, de una Cataluña española, aunque esa
imposición sea contraria al sentir mayoritario del pueblo catalán.
¿Se
imagina ustedes el enorme impacto mediático, con repercusiones internacionales,
si en Canarias los supuestos partidos nacionalistas, CC, PNC, NC y otros,
organizaran una cadena humana que abarcara el perímetro de cada isla? ¡¡Sería
una auténtica conmoción!! ¡¡Todas las estructuras del Estado colonialista
español saltarían por los aires!! Pero, ¿tiene claro la mayoría del pueblo
canario de qué estamos hablando? Haciendo un poco de pedagogía, vemos que
"independencia" difiere sustancialmente de "autonomía";
mientras que por independencia se entiende la situación de un país o nación que
no está sometido a la autoridad de otro (caso contrario al de Canarias,
sometida a España por la fuerza de las armas desde hace seis siglos), autonomía
es un régimen de descentralización del poder en el cual ciertos territorios o
comunidades integrantes (o territorios de ultramar, apropiados ilegalmente,
caso flagrante de Canarias) de un país disfrutan de algunas facultades
ejecutivas, legislativas y judiciales, en ciertas materias o competencias que
quedan así fuera del alcance del Gobierno central (que, en el caso sangrante de
Canarias, no son vinculantes).
El
concepto político de independencia surgió con la independencia de los Estados
Unidos en 1776 como respuesta al colonialismo europeo, y se extendió con el
Acta de Independencia de Haití, en 1804, y las declaraciones de independencia
de los países latinoamericanos colonias del Imperio español en las guerras de
independencia latinoamericanas (1810-1821). Posteriormente, el concepto se
relacionó con el principio de no intervención y el derecho de autodeterminación
de los pueblos. Desde un punto de vista jurídico-formal la independencia
política se suele confundir con el concepto de soberanía estatal, cuando en
realidad no existe ninguna autoridad por encima de la potestad estatal.
Respecto
a la independencia económica, hay dos aspectos para ver su significado
político: en un contexto de aislamiento o mínimo contacto externo, significa
autoabastecerse en cuanto a la producción de bienes y servicios necesarios para
la vida social, de modo que no se generen a partir de las propias necesidades
formas de dependencia política externa (caso de Canarias, convertida en un
encorsetado mercado cautivo, sin soberanía alimentaria, donde todo se importa).
Este fue el planteamiento de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y
el Caribe) sobre la sustitución de las importaciones.
En un
contexto de interacción internacional intensa -como la imparable
globalización-, en cambio, se considera independencia económica la capacidad de
producir en forma eficiente y competitiva productos cuya demanda internacional
asegura un intercambio ventajoso, o al menos equitativo, por aquellos otros
productos que no producimos pero que necesitamos, de modo que esa necesidad no
signifique un factor de dependencia política. Actualmente, la dependencia
económica a largo plazo está íntimamente vinculada con la investigación
científica y tecnológica, pura o aplicada, y ésta lo está a su vez con el
desempeño integral del sistema educativo de la sociedad.
En
todo caso, la independencia económica y política hay que ganársela. Quiero
decir, que hay que conquistarla. Que nadie piense remotamente que España nos
las va a otorgar por las buenas; lo que, por otra parte, la redimiría de sus
horrendos crímenes de lesa humanidad, que son imprescriptibles.