La ilegalidad surgida de la ocupación colonial

 

 

Antonio Cubillo Ferreira *

 

En 1402, hace ahora seis siglos y diez años, un grupo de mercenarios normandos a las órdenes del reino de Castilla desembarcaba en la isla africana de Titeroygakat (Lanzarote), del archipiélago canario, donde vivían en libertad los guanches -pueblo de origen bereber o tamazigh-, y estableció una base para atacar las otras islas en la busca y captura de esclavos y de los tintes que necesitaba el aventurero que los dirigía, Jean de Bethencourt, para su fábrica de tintes de la Teinturiere, en Normandía.

A lo largo de un siglo, otros mercenarios castellanos fueron viniendo apoyados por la Corona española para ocupar tierras y proseguir el suculento tráfico de la carne de los esclavos guanches, que aunque africanos eran blancos y se vendían mejor en los mercados de Sevilla, Valencia o Lisboa. Durante un siglo se cometió una ilegalidad terrible contra el derecho de los pueblos y se terminó la conquista en tiempos de los reyes Isabel y Fernando, pareja de reyes racistas y explotadores de lo peor que ha habido en Europa, que instalaron las persecuciones religiosas y de ideas nuevas en los territorios que iban conquistando; trajeron la vergonzosa Inquisición con la bendición del papado, su protector el papa español de la familia de los Borgia Alejando VI, y empezaron su criminal reino en la llamada España, expulsando a un pueblo entero, el judío, con lo que comenzó el obscurantismo español, dirigido por el reaccionario cardenal Cisneros, quien quemó miles de bibliotecas, entre ellas las de Córdoba, Granada, Sevilla y todo el Andalus, con todo lo que significó la cultura judeo-musulmana, mozárabe y todas las escuelas de traductores, judíos, árabes y latinos.

Los canarios eran un pueblo pacífico que vivía en sus islas africanas y no habían invadido ni a Castilla ni a Portugal ni a Francia para justificar esta conquista, que se inventaron los castellanos diciendo que eran infieles y que había que convertirlos a la fuerza a la fe cristiana. Con esta disculpa llegaron, conquistaron y convirtieron a muchos a la nueva fe, y una vez convertidos los llevaban engañados a los mercados de esclavos en las ciudades castellanas, pese a las denuncias que hacían los representantes de la iglesia en las Islas contra este tráfico.

La ilegalidad de las conquistas, analizada posteriormente o denunciada, como hicieron el propio padre Bartolomé de las Casas y otros, no tuvo repercusiones, ya que las Cortes europeas se implicaron en el tráfico de esclavos y el robo de las tierras conquistadas. Tuvieron que pasar siglos para que los pueblos colonizados en diferentes continentes encontrasen sus líderes y patriotas que se lanzaran a la lucha para arrancar las independencias de sus pueblos y acabar con la ilegalidad que significó la conquista de dichas tierras, encontrándose enfrente con las Coronas europeas, que se empeñaban en considerar legales su derecho de conquista y las instituciones que fueron creadas después por los conquistadores para legalizar la ilegalidad de su conquista.

En el continente africano, por la cercanía a Europa, la lucha ha sido más difícil y aún no ha terminado, pues regímenes monárquicos como el de los Borbones en España se empeñan en mantenerse en sus colonias, aunque sean islotes, y no están dispuestos a cambiar ni a reconocer que estamos en el siglo XXI y que ya el colonialismo está caducado. Claro que ahora la Corona borbónica sabe que aún puede sacar tajada de sus conquistas en África y sigue considerando a estas colonias y territorios como una parte de Europa, por lo que invita a pactos militares como la OTAN a que se sirvan de estos territorios y paguen sus alquileres; la cosa es seguir chupando de las colonias, sin importarle lo más mínimo lo que piensa el pueblo colonizado, como sucede en Canarias.

Lo que pasa es que, después del final de la Segunda Guerra Mundial, surge una organización internacional, la ONU, que empezó a defender y a estructurar el derecho de los pueblos a su autodeterminación e independencia, y así surgieron una serie de leyes y convenios que poco a poco han ido respetando las potencias coloniales a regañadientes, menos España. Después, surgieron organizaciones continentales como la OUA, que afinaron más en los conceptos de descolonización y denuncia del colonialismo, pero la Corona borbónica pasa por encima de todo esto, porque además cuenta con el apoyo de los partidos españoles, que son tan colonialistas como la Corona y aplauden todos los actos criminales o de terrorismo de Estado, como los que ha hecho el Gobierno de Madrid o los Gobiernos de Madrid -recuérdese el 5 de abril de 1978 en Argel-, con tal de conservar los restos de su desprestigiado imperio colonial.

De aquí que hay que partir de la primera ilegalidad, que fue la ocupación desde hace seis siglos hasta el momento actual en Canarias, donde todos los sistemas de gobierno autónomo, teledirigidos desde la capital de la metrópoli, son ilegales y no puede haber nunca un Gobierno legal en las Islas hasta que desaparezca el colonialismo español y borbónico. Además, en Canarias, se ignora que el pueblo canario está compuesto actualmente por un millón de personas, aparte descendientes de canarios en América y otros continentes, que pasan del millón y medio.

Pues bien, el Gobierno colonial y sus administradores, los autonomistas, se empeñan en hacer creer a la opinión internacional que aquí los canarios son 2.300.000, pero incluyen a medio millón de españoles residentes, funcionarios y diversas fuerzas de ocupación, más los residentes de la Unión Europea que tienen derecho a voto. Llaman canarios a otros residentes de distintas nacionalidades; la cosa es engañar a la opinión internacional para decir que los independentistas y soberanistas somos una minoría. Encima, para que en las elecciones internas que organiza la Corona sigan gobernando sus mandados, se inventan unos topes electorales, de tal manera que los autonomistas, como sucede con Coalición Canaria, se crean que están gobernando, pero tienen que hacer de bisagra política, ya que para gobernar la colonia tienen que contar con los apoyos de los grandes partidos colonialistas españoles, PP y PSOE, una vez con uno y otra con otro, lo que les interesa a grupos como CC, y a Madrid sobre todo, que gobiernen ilegalmente la ilegalidad que significó la conquista.

En Argelia, en los años 50, el cuerpo electoral estaba compuesto por diez millones de votantes; Francia y sus colonos tenían que participar con su democracia en elecciones. Entonces, las autorizaron, salvo que pusieron sus topes para que siempre ganasen: un voto francés de colonos valía por diez votos argelinos, o sea, que siempre ganaban, y el que protestara, a la cárcel o a la dialéctica de la guillotina.

De ahí que el Parlamento actual canario y ese Gobierno autonomista que dirige el paulinato son ilegales, pues reconocen la conquista y sus consecuencias y, para colmo de los colmos, en dicho Parlamento fantoche existen dos cuadros pintados por un pintor canario, en el frontispicio, donde se ve al gran maleante, mercenario y traficante de esclavos español Alonso Fernández de Lugo desembarcando y clavando la cruz de la conquista en suelo tinerfeño y los guanches adorándole, para vergüenza de todos los presentes, y que todavía no ha habido uno con dignidad que pida que se retiren dichos cuadros de la criminal conquista.

¡Se imaginan allá, en la metrópoli, el Parlamento catalán actual presidido por dos cuadros del rey español Felipe IV y su valido el conde duque de Olivares, responsables de la pérdida de sus fueros y libertades en el año 1640 y siguientes! Como no se da el caso, ahora los catalanes -recuerden el día de la Diada en Barcelona- pregonan en su Parlamento la independencia de Catalunya y pronto la de los Estados catalanes -que van de Alicante a la frontera francesa, incluyendo las islas Baleares-, donde se habla catalán, se piensa en catalán, se enseña el catalán, su lengua madre, y establecerán una República catalana, patria de todos los catalanes, uno de cuyos padres del catalanismo y de la patria tiene el honor de ser un canario, Ángel Guimerá, nacido en esta capital.

¡Se imaginan en Euskalerria, otro pueblo europeo dominado, el Parlamento vasco presidido por una foto del rey borbón y del socialista Felipe González, el creador del grupo terrorista de asesinos del GAL, de triste recuerdo!

¡Pienso que este periódico independiente, EL DÍA, debería hacer una encuesta entre el público y los diputados de ese Parlamento que se presten para preguntarles si están conformes que dicho Parlamento de la calle Teobaldo Power esté presidido por el retrato del bandolero que conquistó Tenerife y se dedicó a la venta de esclavos de nuestros antepasados, se apropió de nuestras tierras y las repartió entre sus mercenarios! ¡Sería interesante conocer las respuestas de los representantes de los grupos autonomistas y asimilados que se sientan en dicho Parlamento y que el público los conociera y se desenmascarasen así ante la opinión pública canaria!

Nuestro partido independentista, el Congreso Nacional de Canarias (CNC), brazo político del Movimiento de Liberación Africano, el MPAIAC, sugiere también a este periódico independiente que, si se hace la citada encuesta, se ponga como segunda pregunta: ¿el hueco de dichos cuadros debería ser ocupado por otros dos grandes cuadros?; ¿con qué personajes históricos canarios deberían ser sustituidos?

* Presidente del Congreso Nacional de Canarias (CNC), brazo político del Movimiento de Liberación Africano, el MPAIAC

cubilloantonio@hotmail.com    elcanario@elcanario.net

Publicado en el periódico El Día, 22-09-2012