Identidad
y folclore en Canarias
Pedro
González Cánovas
[Las
identidades territoriales y la diversidad cultural del planeta se ve ahora
afectada por la manipulación de la cultura que imponen los mercados y el
capitalismo, engordado por enfermizos consumidores que, a su vez, se come la
globalización del capital.]
La identidad de un Pueblo o étnica es un elemento que hay que definir
como variable en el tiempo, que está en continua evolución y sometido a la
mezcla dada por la introducción de costumbres o elementos foráneos que acaben
por ser asumidos en origen. Por ello, la identidad puede ser manipulable, cuando
se hace insistencia y se fuerza la integración en la cultura popular. En muchas
ocasiones, los medios de comunicación y sobre todo los audiovisuales, en una
apuesta por la diversidad, lo que hacen es crear tendencia a la estandarización
de la identidad. Salvados sólo cuando se muestra respeto a la tradición.
El folclore, por contra, hace referencia al conjunto de
las creencias, prácticas y costumbres que son tradicionales de un pueblo o cultura
étnica. Aquí se incluye los bailes, la música, las leyendas,
los cuentos, las artesanías y supersticiones de la cultura local,
entre otros factores. Se trata de tradiciones compartidas por la
población y que suelen transmitirse, con el paso del tiempo, de generación en
generación.
De
hecho, hay estudios que distinguen entre distintas etapas del folclore, como
pueden ser: el folclore naciente, donde estarían los rasgos culturales de
creación reciente; el folclore vivo, que es aquel practicado en la vida
cotidiana; el folclore moribundo, que yo preferiría llamar de preservación,
pues guarda elementos tradicionales, en especial en los ancianos del grupo; y el folclore
muerto, que en cambio, pertenece a una cultura extinta.
Ante los citados ataques, que vienen de mano de la globalización y la
imposición de una cultura tendente a la homogenización, admitiremos que el
folclore en sí mismo es un ámbito de resistencia cultural, que guarda fondos
identitarios de un pueblo o nación para diferenciarse, enriqueciendo más la
cultura global, en su apuesta por la salvaguarda de la diversidad cultural.
Personalmente, soy de la opinión de que la única evolución admisible
para el auténtico folclore vivo, que es el de preservación, debe ir de acorde
con el avance en valores sociales de la propia sociedad donde se arraigue. En
nuestro caso sería, permitir la participación masculina o femenina sin
discriminación, imponer un respeto mayor por el medioambiente, erradicar el
maltrato animal, etc.
Si atacamos el problema social de raíz, no hay excusa para que las señas
de identidad de un Pueblo traigan aparejada algún tipo de violencia. El mayor
de los exponentes a favor de la no violencia a nivel mundial, decía: Un
país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a los
animales (Mahatma Gandhi). Aunque hay otros valores sociales igual o más
importantes que éste.
A este respecto, el psiquiatra argelino Frantz Fannon, en su obra
"los condenados de la tierra" nos pone en situación hablando de que
"Una etapa fundacional del desarrollo de la
cultura en la colonia es la necesidad de marcar distancia con la cultura del
dominador, de establecer la diferencia que es punto de partida esencial de la
descolonización; de establecer claramente el ellos y el nosotros:“…,
esta búsqueda apasionada de una cultura nacional más allá de la etapa
colonial se legitima por la preocupación que comparten los intelectuales
colonizados de fijar distancias en relación con la cultura occidental en la que
corren el peligro de sumergirse". Lo cierto es que Fannon fue considerado
una joya por sus estudios sobre la cuestión de
la descolonización y la psicopatología de la
colonización, sin que conozca a nadie autorizado que entre en conflicto con sus
conclusiones.
Pienso que en la actualidad es un hecho que el folclore de Canarias se
divide, según el nivel de sometimiento y no sólo al colonialismo español, en
diferentes corrientes. Primero, es de rigor aclarar que la actual situación
mundial está condicionada por un capitalismo feroz, donde poderes financieros
manejan a los poderes políticos de tal forma que, incluso los antiguos estados
colonialistas -como España- son tratados como títeres en busca de la apertura
de mercados que basan su poder en la sociedad del consumo, del consumo
descomunal. Las identidades territoriales y la diversidad cultural del planeta
se ve ahora afectada por la manipulación de la cultura que imponen los mercados
y el capitalismo, engordado por enfermizos consumidores que, a su vez, se come
la globalización del capital.
Por eso, en "Regiones UltraPeriféricas" como Canarias, mal
gobernadas por potencias coloniales a