Icod de los Trigos y los urbanitas

«» Wladimiro Rodríguez Brito *

[... Dignificar el pasado es tener compromiso con la cultura agraria en uno de los terrenos más fértiles de Tenerife, dignificando su gente, su trabajo, su sabiduría y espíritu de lucha...]

Leer lo que ocurre en nuestro territorio es complicado, tenemos un lenguaje cargado de tópicos y generalidades. Icod el Alto es un caso de un pueblo ampliamente desconocido en la propia isla de Tenerife, ya que en algunos casos lo confunden con Icod de los Vinos y en otros lo asocian al Tenerife más profundo.

Icod de los Trigos es una isla dentro de la isla picuda, ya que, hacia el Valle de La Orotava lo separa una gran pared, salvada en contadas ocasiones por la carretera (caso de Risco Blanco por la primera carretera), mientras que tampoco tiene mejor situación hacia elmar, al quedar colgado por una acantilado cortado hacia poniente por el barranco de Ruiz. Si bien en la parte alta la topografía es más suave -Fuente del Bardo, Tierras de Mesa-, al sur, con una orografía más dura, nos encontramos la cumbre y el acceso a Las Cañadas del Teide, muy vinculada con el pueblo dado el gran peso ganadero y la complementariedad económica con el sotavento insular.

Icod de los Trigos y los Alisios, buenos suelos en una cota barrida por los mismos, acoge condiciones de humedad ideales para cultivos de secano, papas de color, trigo, maíz, legumbres. Lo que se conoce como una cultura de rotación, generalmente a tres hojas, papas, cereal manchón y legumbres. Los suelos son fértiles, ya que no han tenido vulcanismo reciente, dominando suelos ricos hasta en el barranco de La Chaurrera en San Juan de la Rambla.

La propiedad de la tierra en tiempos pasados no fue un factor positivo, ya que lo que predominó fue un sistema absentista, quedando los vecinos del pueblo como medianeros, con un peso tanto del pastoreo como de actividades complementarias, como la cría de cerdas madre, venta de lechones en toda la isla (los cochinos de Icod el Alto), en otros casos pavos, bestias de trabajo, mulos, asnos... Economías complementarias con el sotavento insular, semillas de papas intercambiando entre ambas, higos pasados, almendras, vino, castañas, con Las Cañadas como vía de comunicación en el invierno, que por sus peligros adoptaron a la Virgen del Buen Viaje como patrona de La Cruz de Tea e Icod de los Trigos (ruta de la cumbre Granadilla-Los Realejos).

Posteriormente llegaron cambios sociales, con la carretera se abrió la búsqueda del trabajo asalariado fuera, hacia el Valle y hacia el sur. Las mejoras de las carreteras hacia el valle en la década de 1940 y hacia San Juan de la Rambla-La Guancha en los 60 generaron cambios significativos: agua y luz eléctrica, venta de gran parte de las fincas... Los medianeros adquirieron parte de los predios que habían cultivado sus padres y ahora solo quedan solo tres fincas grandes de antaño. Otros cambios sociales han sido las pistas agrícolas, la construcción del colegio de La Pared con luchas sociales de sus vecinos (Hilaria, Antonio Mesa, Estela, Cesario Llanos, Diego Pérez) y por parte de algunos dirigentes locales, que dignificaron una comunidad marginada, con numerosas referencias del aislamiento local, siendo la fiesta de La Degollada uno de los puntos de encuentro.

Los urbanitas.- Ahora parece que esa época de puesta en valor de la identidad de la zona, enraizada en lo rural, ha quedado atrás, reflejándose en una pérdida de referencia de lo local. Si bien se mantiene un alto porcentaje de tierras labradas, domina la cultura urbana que ahora llamamos globalización -caballos de paseo, concursos de perros de raza olvidando nuestros podencos, rallyes-, a lo que hay que unir problemas en el sector primario derivados, en muchos casos, del olvido de buenas prácticas tradicionales -los problemas con la polilla guatemalteca en las papas, pérdida de los sistemas de rotación de antaño, dificultades no resueltas en la gestión del agua que afecta a tomaderos, redes de riego y mantenimiento de las balsas; problemática en la comercialización y tareas pendientes, como la necesidad de agrupar los terrenos dada la dispersión parcelaria-.

Los jóvenes dejan de ser ciudadanos de un pueblo aislado, afortunadamente, pero a costa de denostar el mundo rural. No hemos conseguido en Canarias, ni en la localidad más aislada, la dignificación y revalorización del mundo rural, algo básico tanto en el plano cultural como económico. En el caso de Icod de los Trigos, las papas de color tienen una demanda y posibilidades de generar ingresos pero la cultura dominante no mira para el campo. Vivimos en un mundo rural con cultura urbano-consumista, nuestros jóvenes viven en una sociedad que ha devaluado todo lo rural. Icod de los Trigos apenas tiene trigo, no hay barbecho, ni siembra, ni plantación en lo que fue una comunidad rural de las más arraigadas de Tenerife, en el monte, en el campo o en iniciativas valiosas como la de perforaciones de las galerías.

Encontrarnos con el ayer es también optimizar un medio fértil, útil tanto en el plano económico como ambiental. La presencia de tierras balutas en Icod de los Trigos -zarzales y helecheras-, existiendo paro y bancos de alimentos, es una ofensa a una tierra de hombres y mujeres cargados de lucha e ilusiones, en una tierra con surcos en tierras de otros amos. Ahora faltan ilusiones y compromiso, con un campo que atiende y brinda cosecha a los que hacen surcos en su piel.

Dignificar el pasado es tener compromiso con la cultura agraria en uno de los terrenos más fértiles de Tenerife, dignificando su gente, su trabajo, su sabiduría y espíritu de lucha. Dignificar el campo es desterrar complejos, es hacer de esta una tierra más sostenible social y ambientalmente. Icod de los Trigos debe continuar siendo un ejemplo de lucha y de compromiso por la dignificación del mundo rural en Canarias.

Miremos hacia dentro, dignifiquemos el ayer.

* DOCTOR EN GEOGRAFÍA POR LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA

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