DESDE
EL GUINIGUADA
¿DEBEMOS IR A LA HUELGA?
Félix
M. Arencibia
Es una
pregunta amigos que debemos hacernos con seriedad, pues nos jugamos mucho. Está
en cuestión la propia democracia. ¿Quiénes van decidir nuestros destinos? ¿Los
mercados de la codicia o las instituciones democráticas a través de la
participación de los ciudadanos? ¿Hasta cuándo los políticos van a estar al
servicio de los poderosos?
Son muchas las preguntas
que podemos seguir realizándonos. Queremos
en sistema humanista y no esclavista. Lo que llaman estado de bienestar es
un estado de justicia, si exceptuamos los excesos del consumo. En esta Reforma
Laboral se ponen en cuestión muchos asuntos básicos como: el que se nos pueda
tratar como una mercancía más, que se nos valore en función de un sistema
especulativo de competitividad; el tener
que trabajar diez y más horas, sin vida familiar ni social, poniendo en riesgo
nuestra salud y llevándonos a la indefensión.
No creo
que debamos permitir que gobiernen nuestra vida de esta manera asignándonos
sueldos de miseria que no nos permitan llevar una vida digna. Queremos ser tratados
como seres humanos con derechos, que tengamos una alimentación, una educación y
una sanidad de calidad. También a la paz, no sometidos a conflictos como se
hace como las personas de muchos países por motivos económicos y estratégicos.
A todo ello habría que añadir la libertad de prensa, el derecho a la
información veraz, no manipulada, que se encuentra amordazada por el poder
económico y político dominante. En el fondo parecen pretender realizar una
economía competitiva con los países emergentes que tienen una situación de
explotación intolerable. Además, si no tenemos unas condiciones de vida dignas,
en las que estén cubiertas las necesidades esenciales, cualquier otro tipo de
libertad, justicia o democracia no es posible.
Dirán que
estamos en crisis, que no hay otra salida que someternos a la precariedad.
Sabemos que eso no es así, que las empresas grandes siguen ganando, que hay
mucho dinero en los paraísos fiscales, que existe mucho fraude fiscal, que hay
sueldos desorbitados de empresarios y altos cargos y de políticos que
deberían avergonzar a quienes los reciben si les comparamos con los sacrificios
a que se somete a los trabajadores. Existe mucho dinero todavía por ahí que se
podían invertir en una economía social y sostenible. Está claro que con esta
Reforma Laboral se pretende aprovechar la pretendida crisis para someter a los
trabajadores a condiciones de vasallaje. Porque además son los trabajadores los
que pagan los impuestos frente a ese uno por ciento que no lo hace y que posee
la mayor parte de la riqueza. Además hay que recordar que las empresas pequeñas
están sufriendo con toda esta situación tanto como los trabajadores, muchas se
tienen que cerrar por la contracción del consumo.
Creo,
amigos, que no hay otra solución que movilizarse con una huelga general y todas
otras acciones que sean necesarias, pacíficas por supuesto, pues nadie nos va a
regalar nada si no luchamos. La unidad de todos los colectivos sociales, sindicales y
políticos que no estén al servicio de los amos es fundamental ante la
envergadura del poder del oponente. A esta huelga laboral habría que añadir una
huelga de consumo en la que ese día sólo adquiramos las cosas
que nos resulten urgentes. Hay que demostrar que lo podemos realizar un día
y siempre que sea necesario. Quizás la
frase de que “si luchamos podemos
perder, pero si no luchamos estamos perdidos”, nos pueda servir de estímulo
amigos.
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