DESDE ESTA ORILLA DEL GUINIGUADA
“Hora punta del hombre”
Félix Martín Arencibia
Hora
punta del hombre es una pequeña joya de nuestra Literatura
Canaria. En ella Pedro García Cabrera
nos muestra en unas pinceladas su gran humanismo, arropado en un preciosista
lenguaje surrealista. Sus imágenes poéticas vuelan como mariposas que se
convierten en gigantescos monstruos alados sobre nuestras conciencias. Domingo Pérez Minik
dice de su imagen primera y única con que alcanza la realidad: “Esta imagen
en Pedro García Cabrera, es fina, prístina, vital y al mismo tiempo muy
elaborada, no sabiendo a veces si ella ha sido el pico del capirote, su canto,
o el residuo de sus correrías por el bosque”.
Este libro fue publicado en 1969 por Domingo Velázquez en la colección La
Quincena al cuidado de Lázaro Santana.
Por lo tanto vio la luz pública en el franquismo. Nos imaginamos los problemas
que tuvo que sortear. Más aún por la trayectoria vital de Pedro García Cabrera.
Estuvo en un campo de concentración durante la guerra civil española y
posteriormente fue enjaulado en las cárceles de la intolerancia franquista por
la defensa de la rosa de la libertad.
Su libro está desgajado en dos apartados
titulados: LOS ROBOTS DAN LA CARA Y
PRIMER PLAN DE SOLEDADES. En el primero remonta el vuelo con Noche de muerte del cual arrancamos este
fulminante verso: “Amar la libertad es peligro de muerte”. Luego viene Noche de tristeza con esta dura pero
hermosa estrofa: “Renúnciala, / conviértela en paloma/ sin azotea en que
posarse, / mátala incluso/ antes de que haga nido en tu alegría”. La ironía
ácida se posa sobre esta estrofa de Noche
de demagogia: “Eres libre./ Léelo en los
periódicos, / apréndelo en la tele, / escúchalo en la radio”. Ya entonces nos
advierte de la locura sin meta donde descansar nuestra cabeza de la carrera por
el consumismo en Noches de ánimas:
“Trabajamos más horas/ solamente/ para pagar a plazos/ el ataúd de la
esperanza”.
En la segunda parte PRIMER PLAN DE SOLEDADES echa a volar las palomas a cuyo lomo va la
respuesta del campesino, el pescador, el estudiante, de los otros y del poeta.
En respuesta del campesino termina
con estas geniales imágenes cosechadas en lo más recóndito del subconsciente:
“Tan sólo vio en el viento las cosechas/ de culos blancos de los
abejones”. En Respuesta del estudiante se muestra beligerante: “Hasta que nos
oiga/ seguiremos sentados/ a las puertas del hombre/ que pone el pie el
mañana”. Y termina en “Respuesta del poeta” con esta llamarada de versos
encendidos: “En medio de las llamas/ con espinas de los hombres, / vinieron a
la vida y a la muerte/ el rosal y el poeta”.
Nuestro Pedro García Cabrera nace en
Vallehermoso en el año 1905 entrega su vida a nuestra tierra en el 1981. Otras
obras suyas son Líquenes, Transparencias
fugadas, Día de alondras, La esperanza me mantiene, Vuelta a la isla, Entre
cuatro paredes, Elegías muertas de hambre, Ojos que no ven. Fue fundador de
las revistas “Cartones” y “Gaceta de arte”.
http://doramas1924.blogspot.com
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