El homenaje justo al Cruz del Mar no es un monumento

 

Isidro Santana León

 

El miércoles 28 de noviembre se conmemoró el 30 aniversario del macabro suceso contra la tripulación del pesquero Cruz del Mar, con ofrendas florales, recitados de poemas y un faro que se pretende construir para honrar la memoria de las víctimas, monumento que se llamará “La luz que nos guía“.

 

Uno de los supervivientes –con todo su derecho– manifestó que “espera recibir pronto la indemnización del gobierno español después de que la nueva Ley de Reconocimiento y Protección Integral a las Víctimas del Terrorismo recoja también la posibilidad de las ayudas a los diez tripulantes del Cruz del Mar”. Además de la responsabilidad subsidiaria debida, por el espeluznante asesinato, falta echar luz, no a través de un monumento, sino sobre el proceso judicial, legítimo y legal –estos hechos no tienen prescripción– para que se desvele y depuren las responsabilidades penales sobre los autores. Muchos años se mantuvo como chivo expiatorio al Reino de Marruecos, a quien el Frente Polisario le atribuía, insidiosamente, el crimen de los pescadores, para buscar la enemistad del pueblo canario con el país vecino (yo fui uno de los que en  1978 corté la calle de La Naval, después de una misa que se ofició en la iglesia de La Luz, por el alma de los fusilados y el niño de 14 años degollado, gritando Marruecos asesino), hasta que, en una emisora local y en un programa llamado “El Drago”, timoneado por el periodista Evaristo Quintana, quedo atónito y sintiéndome estafado por la farsa criminal, cuando uno de los representantes del Polisario en Canarias, que entraba a suplir a su predecesor –éste, conocido por todos como el “Pollita de Oro” y que se movía entre negocios raros– admite, respondiendo a la inteligente pregunta hecha por Evaristo Quintana sobre el detestable hecho criminal, que “fue un error por parte del Frente Polisario. La falsedad, la utilización de Canarias y las desdichas de sus hijos como moneda de cambio para sus fines políticos y la avaricia personal, ha sido una constante, mientras que los pobres e ignorantes canarios hemos mantenido un nivel y ritmo de solidaridad leal y absoluta con el pueblo saharaui. Sí, muchas campañas de solidaridad, muchos lazos de confraternidad para con un pueblo al que, por coherencia, no dejo de reconocerle su derecho a la autodeterminación, pero quiero dejar notorio mi más enérgica repulsa y desprecio a los que dicen ser sus representantes, el Frente Polisario, a quien hay que sentar en el Tribunal Penal Internacional por crímenes contra la humanidad y que se siga ahondando en la investigación de otros canarios que, en aguas donde hemos faenando históricamente y en el propio territorio sahariano, han sido asesinados por este grupo terrorista.

 

Existe la Asociación Canaria de Víctimas del Terrorismo (ACAVITE), que también cuenta con muchas denuncias interpuestas al respecto y no menos documentación acreditativa de la autoría de esta banda terrorista. Lo siento por su pueblo, al que tienen secuestrado en Tinduf bajo una dictadura de pánico psicológico, donde no cabe una insinuación discrepante que se pronuncie a favor de la oferta de Marruecos, quien le concede una autonomía para que retornen y vivan con dignidad, ya que sus dirigentes viven en el “exilio”, eso sí, con todas las comodidades propias de los países capitalistas y con un estatus personal que no quieren cambiar, motivo por el que tensan la cuerda de las negociaciones con el estado alauita, pues lo que menos les importa es la situación del pueblo saharaui. Aprovecho para señalar a esos hipócritas aquí en Canarias, que se hacen llamar progres, a ver por qué razón apoyan incondicionalmente a los asesinos en vez de a las víctimas de éstos. Se hace desde las instituciones canarias tal manipulación e inhibición en este significativo asunto, que hasta los niños que leyeron poemas en el homenaje los denominaron “Mártires del mar”. No, señor, esta no es una elusión emanada de la ignorancia de los niños, esta es una manipulación de mayores, seguro que con responsabilidades o influencia política; no son mártires del mar, no se han ahogado ni han sido reclamados por el hado de los fenómenos atmosféricos, son víctimas de un asesinato cruel, despiadado, premeditado y alevoso, al que no ha habido voluntad de enjuiciar. Es una desfachatez y ofensa que, aún sabiendo lo que han hecho con nuestros pescadores, todavía utilicen Canarias como plataforma para sus reivindicaciones independentistas y más cuando nuestro archipiélago es indudablemente una colonia española en África. Si quieren que España, quien los soltó a la aventura de Alá, influya en sus aspiraciones nacionales ante el mundo, ¿por qué no se van a montarla a Madrid?, ¿o es que les interesa más esta colonia por la pasividad e indolencia de su pueblo y la anuencia de los políticos esbirriles que aquí mangonean con el permiso de la metrópoli? No sólo fue el Cruz del Mar: asesinaron al patrón del Junquito, apresaron al artesanal Las Palomas y tantos otros, también desaparecidos, que ACAVITE tiene en su lista. Decían, estos pistoleros y navajeros, cuando los asesinatos o secuestros no se los podían imputar a otros, “que los barcos canarios estaban en zona de guerra”. Y yo les pregunto que si no estaban en guerra con los canarios cuando les mandábamos el gofio, material escolar y demás, cuando les prestábamos los hospitales y tanta ayuda humanitaria que fluyó de nuestro pueblo. ¿Por qué era zona de guerra para los barquitos canarios y no para los gallegos, andaluces, rusos, japoneses, coreanos…? Éramos los más vulnerables, ¿no? ¡Cobardes! Una vez dije que el Polisario se quiere salvar del naufragio ahogando a Canarias y no me he equivocado. Hace algún tiempo declaró el señor Bujari, representante de la RADS para las Naciones Unidas –personaje que pocas veces ha visto el desierto, pues, por lo general, ha vivido y estudiado en Tenerife, con muchas comodidades y, según dicen, fue miembro o simpatizante de La Falange–, que la última colonia que queda por liquidar en África es el Sahara Occidental. Seguidamente profirió –si mal no recuerdo fue en el periódico “La Provincia”–, sin tener motivo aparente para ello, “que Canarias no es una colonia, sino una comunidad autónoma moderna y democrática, mas que nunca fue invadida por la fuerza de las armas como su pueblo” Ni siquiera tuvo la decencia –tal vez no conoce África– de nombrar la Isla de Reunión –colonia francesa en el este del continente africano, en el océano Indico. Estas declaraciones de Bujari, como todos los actos y dichos del Polisario o de sus dirigentes, siempre espurios y que menoscaba y lesiona los intereses de los demás, eran para ganarse la simpatía de su antiguo amo, el reino de España, de quien creen que le va a reconocer ante alguna instancia internacional el derecho de autodeterminación; como el perro maltratado que busca al amo que lo ha abandonado, para que lo defienda de la patada de otro amo, sin comprender que es simplemente perro. España, por intereses estratégicos, coloniales y comerciales, nunca se enfrentará a Marruecos por el asunto del Sahara, y menos siendo aliado de Francia y EE.UU.

 

De todas formas, ¿para qué quieren la independencia? En el fondo nunca han tenido identidad nacional, sino la misma que tiene el pueblo marroquí, además de que, igual que ellos, tienen la misma religión y se identifican como árabes. Al contrario que Canarias y los canarios: somos una nación con identidad propia, pertenecemos a la Tamazgha, nuestros ancestros son Amazigh (Bereber) y aunque efectivamente fuimos invadidos por la fuerza de las armas y tenemos razones –reconocidas– para usarlas, no vamos por ahí matando a los más desgraciados ni haciendo ese terrorismo vil que ustedes llaman lucha armada. Han perdido el gran apoyo que tenían en el pueblo canario, porque la infamia siempre saldrá a la luz, y no porque ésta sea la que alegóricamente le han puesto al monumento de los asesinados por la banda polisaria, sino porque al fin siempre se impone la verdad y la razón, aunque no siempre la justicia.

 

29/11/12