HISPANIA MORTUUS EST IUSTITIA TUA. IMPERII TIMORE (I)

 

«.» Francisco Javier González 

 

[...Como habitante y nativo de una colonia, que siente y sufre el fenómeno de la opresión nacional y lucha por superarlo, puedo entender que cualquier pueblo que se autoconsidere nación, desee e intente constituirse como Estado con las prerrogativas propias del mismo...]

Pude titular, recordando a Ortega -que copió a su vez a Catón el Viejo- esta reflexión en aquel “Delenda est Monarchia!” con el que el filósofo español analizó el “Error Berenguer” aunque cambiada a “Delenda est Hispania!” que ya usó el presidente del Cercle Catalá de Negocis , Albert Pons, pero eso sería una visión de un futuro, próximo, pero aún no concretado. Estamos en el primer paso. Lo que ya ha muerto en esta supuesta unidad política nominada España es la Justicia, con mayúscula, aunque cabe preguntarse si es que desde aquellos años 30 de Alfonso el XIII, Primo de Rivera, Berenguer y Ortega, pasando por los Franco, Juan Carlos el I, Felipe, Aznar….hasta el actual Felipe el VI y el ínclito M. Rajoy, ha existido en este Estado la Justicia. Como ya hemos vivido en las épocas no tan pretéritas del pequeño general, hoy, en España, además de la corrupción, lo que impera es el miedo. Hispania Imperii timore para estar en consonancia con el artículo orteguiano.

Muerta la Justicia también muere la Democracia y el “Procés Catalá”, la marcha de Catalunya hacia una República, con la utilización profusa del arma del miedo, está poniendo de relieve el estado catatónico de Justicia y Democracia en esta Monarquía panderetera, de papel couché y fotos de niñas genuflexas estereotipadas que se afuchan ante el papá que les pone el Toisón de Oro.

Como habitante y nativo de una colonia, que siente y sufre el fenómeno de la opresión nacional y lucha por superarlo, puedo entender que cualquier pueblo que se autoconsidere nación, desee e intente constituirse como Estado con las prerrogativas propias del mismo y así sucede en el Estado Español que no es más que una unión más o menos forzada o contranatura de Naciones. Hispania siempre ha sido una entelequia, un proyecto inconcluso, invertebrado, como apuntaba Ortega. Catalunya ha elegido un camino y se ha propuesto llevarlo a término con la Creación de la República Catalana. Lo ha intentado con los medios más ortodoxos que oferta la Democracia: Consultando a los ciudadanos. Para ello intentó negociar las condiciones con el Gobierno Español siguiendo ejemplos anteriores civilizados como Escocia o Quebec, pero el Gobierno Español sacó a relucir el alma franquista que conocimos desde la infancia, cuando a los niños canarios –y, supongo, también a los españoles- se nos obligaba cantar aquello “De Isabel y Fernando/ el espíritu impera/ moriremos besando/ la sagrada bandera/ Nuestra España gloriosa/ nuevamente ha de ser/ la nación poderosa/ que jamás dejó de vencer…”. Recuerdan en su subconsciente nacional a “nuestra fiel Isla de Cuba”, a las “provincias de Ifni, Sahara Occidental y Guinea Ecuatorial” y el imperio perdido donde no se ponía el sol. Así, vimos asombrados por televisión como ciudadanos españoles, aparentemente normales, azuzaban a los policías y guardias civiles que acudían a Catalunya a impedir por la fuerza la votación del 1 Octubre con el “a por ellos…!!! y como estos, así enfoguetados y cumpliendo órdenes gubernamentales, aporreaban y pateaban a indefensos ciudadanos catalanes que acudían a poner sus papeletas en las prohibidas urnas. Ese fue el primer día en que el Estado Español comenzó con su estrategia del miedo, intentando atemorizar a una población inerme, pero de ningún modo sumisa, estrategia aplicada minuciosamente como intentaré demostrar en una segunda parte de esta reflexión para no eternizar esta de hoy que permite visualizar la sucesión de actos gubernamentales tendentes a implantar el miedo entre el independentismo, la democracia real y el libre pensamiento no solo en Catalunya sino en todo el Estado.

Poco tardó la máquina de represión española en funcionar a tope. De hecho había comenzado desde los últimos días de septiembre, con las fuerzas policiales desplegadas por Catalunya en la búsqueda compulsiva de sobres, urnas, papeletas, y todo lo referente a la convocatoria del Referéndum del 1 de Octubre, pero la movilización ciudadana frustró los planes del gobierno español que aseguraba que “No habrá Referéndum el 1 de O. No habrán ni urnas ni papeletas ni listas” El 20 de septiembre la situación fue muy tensa. En Barcelona, bajándose de una docena de furgonetas, los antidisturbios de la Policía Nacional trataron de entrar en la sede de la CUP impidiéndoselo una concentración ante la sede de más de 2.000 personas. Un representante de la CUP dijo a los tricorniados que “si volem entrar hauran de pasar per damunt dels nostres cossos” (“si quieren pasar tendrán que pasar por encima de nosotros”). Para abandonar la sede, sin poder entrar en ella, la policía efectuó disparos al aire. Igual sucedió ante la Consellería de Economía, en la que otro par de miles de manifestantes pincharon las ruedas de los coches patrulla de la Guardia Civil. Las calles quedan muchas bloqueadas, algunos coches de la Guardia Civil son machacados, los agentes retenidos…..Toda un episodio de lucha civil para impedir los registros ordenados por el Juzgado de Instrucción nº 13 de Barcelona en la que llamaron “Operación Anubis”, curiosamente el nombre del Dios-chacal egipcio de la muerte y del inframundo lo que puede reflejar el subconsciente de los represores. Según la Guardia Civil en las Ramblas se concentraron unas 40.000 personas, arengadas por Jordi Sánchez, presidente de la ANC y Jordi Cuixart de Omnium Cultural, “Los Jordis” que aclaraban su posición cuando decían “El 1 de Octubre votaremos y si nos quitan las urnas, las construiremos” y pedían “que nadie se vaya a casa”. Hasta las siete de la mañana del día 21 no se normalizó la situación en Barcelona.

Resultado de su actuación a favor de la celebración del Referéndum, los Jordis, al día siguiente, 22 de septiembre, son denunciados por SEDICIÓN por el Teniente Fiscal de la Audiencia Nacional Miguel Ángel Carballo porque “la finalidad última de estas manifestaciones es conseguir la celebración de un referéndum para conseguir la proclamación de una república catalana independiente de España, conscientes de que el referéndum se hace al margen de las vías legales”, denuncia que en principio recayó en el Juez Ismael Moreno, especialista en infundir miedo, como demostró en su día instruyó el caso de los titiriteros del “Gora Alka-ETA” a los que acusó por el cartelito teatrero de “enaltecimiento del terrorismo”. Los Jordis presentaron una declinatoria de competencias a favor de los juzgados de Barcelona al tiempo que la Guardia Civil presentaba a la Audiencia Nacional un dossier sobre la causa, por lo que quedaron, provisionalmente, en libertad sin medidas cautelares. Cinco días después, el 11 de octubre, pasa el caso a la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela, que rechaza la declinatoria, incorpora a la causa los sucesos del 1 de O, cita a declarar a los Jordis para el lunes 16, y aumenta el número de encausados al añadirles los nombres de Trapero y de su intendente y mano derecha Teresa Laplana.

La juez Lamela, ese mismo día 16 de octubre ordenó la prisión incondicional sin fianza de los Jordis, después de que Jordi Cuixart se acogiera su derecho a no declarar y Jordi Sánchez solo contestara a las preguntas de su abogado. La juez de la Audiencia Nacional les imputa el delito de sedición por, supuestamente, “alentar y dirigir a las turbas para impedir, sin conseguirlo, que se llevara a cabo la Operación Anubis contra el Referéndum ilegal del 1 de octubre”Felipe el IV como Rey de España el 3 de octubre tras los atropellos a la ciudadanía por las Fuerzas del desOrden Público, con un inicio de los de bombo y platillo, nos da un abracadabrante mensaje “Estamos viviendo momentos muy graves para nuestra vida democrática”… “achaca a las autoridades catalanas todo tipo de comportamientos de una deslealtad inadmisible”…quebrantando los principios democráticos…..socavando la armonía y la convivencia…pretendiendo quebrar la unidad de España y la soberanía nacional….menospreciando el afecto y los sentimientos solidarios de los españoles….su conducta irresponsable que pone en riesgo la estabilidad económica y social de Cataluña y de toda España” Visto todo ello termina su diatriba recordando que “es responsabilidad de los poderes legítimos del estado asegurar el orden constitucional” declarando “una vez más el firme compromiso de la Corona con la Constitución y con la democracia” además de su “compromiso como Rey con la unidad y la permanencia de España”.

Ese discurso del Rey, además de permitirnos conocer la medida del miedo que atenazaba a las autoridades españolas con él incluido, era un espaldarazo en toda regla a la bárbara actuación policial anterior y una incitación al gobierno Rajoy para la utilización de cualquier maniobra sucia para atajar el “Procés” catalán. Esto no frenó el desarrollo de los hechos. El 10 de octubre basado en la consulta realizada el 1 O, el president Puigdemont, “asumiendo el mandato del pueblo”, declaró en el Parlament que Catalunya constituía “Un Estado Independiente y Soberano, de Derecho, Democrático y Social” aunque dejara en suspenso la declaración para que se pudiera abrir el diálogo para llegar a una salida negociada con el gobierno español, que permitiera convocar un Referéndum en toda regla. En seguida Mariano Rajoy, como Presidente del Gobierno Español, le remitió un burofax en que “al amparo del Art. 155 de la Constitución” le da un plazo de 5 días para que confirme o niegue si en ese acto “se declaró la independencia” y, en tal caso, le “urge a revocar esa decisión y restaurar el orden constitucional”. Puigdemont comentó vía Twitter –que en esta contienda se ha convertido en una herramienta política – “Pides diálogo y te responden poniendo el 155 sobre la mesa. Entendido”, mientras el vicepresident Oriol Junqueras recalcaba que la comunidad internacional y Catalunya esperaban diálogo y no la confrontación o las amenazas.

Coincidiendo con la amenaza del 155, el 12 de Octubre, la ministra de defensa española Mª Dolores Cospedal, en su intervención en TVE recordó que “Según el Art. 8 de la Constitución las Fuerzas Armadas tienen atribuida la defensa del Orden Constitucional y la Soberanía Nacional de nuestro país y están dispuestas a hacer lo que sea menester a las ordenes de su gobierno si este las requiriese en la crisis de Cataluña, si bien tengo la CASI completa seguridad de que no va a ser necesaria su intervención”. La amenaza implícita en el discurso real y en las palabras de la Cospedal va ser refrendada posteriormente –el 2 de nov. Día de los Caídos por la Patria- por el general Fernando Alejandre, Jefe del Estado mayor de la Defensa (Jemad) en un artículo en el monárquico ABC afirmando que “La historia demuestra que, llegado el caso, los españoles y con ellos las Fuerzas Armadas sabemos defender nuestra Nación" aprovechando esa afirmación para incidir en la idea de que “la crisis de Cataluña es el mayor desafío a la democracia española y mi compromiso como Jemad, además de mi lealtad al Rey, es el de hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado”.

El burofax de M.Rajoy (como lo llama Bárcenas) causó su efecto en los miembros del Govern con un debate interno entre seguir adelante con la proclamación de la República o convocar nuevas elecciones “autonómicas”. El gobierno español, el día 21 propone al Senado el cese del president Puigdemont y de todo su Govern en aplicación del Art. 155, acompañado de toda une serie de medidas a adoptar para sustituirlo. Se inicia el síndrome del miedo y en Catalunya hay voces y acusaciones duras dentro del independentismo hasta que el President decide respetar lo que se aprobó en el Referéndum -más bien “carrera de obstáculos”- del 1 O, activar la DUI y proclamar la República. Sabiendo las consecuencias jurídicas que va a tener ese acto, el 26 de octubre, el conseller de empresa Santi Vila dimite como tal, arguyendo que “mis intentos de diálogo nuevamente han fracasado”, aunque según su entorno dimite “por las decisiones que el president Puigdemont se verá obligado a tomar en las próximas horas”.

Efectivamente, al día siguiente 27 N, el Senado español con 214 votos a favor –entre ellos, vergonzosamente, la senadora nacionalera María del Mar Julios, compañera de camada de la ilustre diputada Ana Oramas Moro, paladín del españolismo y el otro nacionalero de pacotilla, el herreño Pablo Rodríguez Cejas- 47 en contra y la solitaria abstención de Nueva Canaria, más decente que el entreguismo colaboracionista de Coalición Canaria. M. Rajoy asumiendo las competencias de President de la Generalitat – que delegará en la virreina Soraya- al tiempo que convoca elecciones “autonómicas” para el 21 de diciembre, elimina las 13 delegaciones –“embajadas”- catalanas en el extranjero salvo la de Bruselas; decreta el cese de los delegados del Govern en Madrid, Ferran Mascarell que actuó defendiendo al Govern en el debate en el Senado y en Bruselas, Amadeo Altafaj, representante permanente ante la UE; cesa al secretario general de interior Cesar Puig y al director general de los Mossos Pere Soler y clausura Diplocat, entidad encargada de impulsar la proyección exterior de Catalunya. En total 140 ceses que no afectaron al Mayor de los Mossos Josep Lluis Trapero. Este fue cesado por el ministro Zoido.

Al mismo tiempo, en el Parlament se proclama la República Catalana con 70 votos a favor, 10 en contra y 2 abstenciones. Como “miedo guarda viña” la votación, tras la advertencia de los letrados de su ilegalidad ante la judicatura española, a petición del actual President del Parlament, entonces portavoz adjunto de Junts pel Si, apoyado por la CUP solicitó voto secreto nominal en urna. La oposición de C’s, PsoE y PP se ausentaron de la votación.

La respuesta del gobierno español ha sido y sigue siendo muiy dura tratando de infundir temor, demostrando la sumisión al Ejecutivo de todos los poderes del Estado, judicial incluido pero esto será objeto de la II Parte de este análisis.


Gomera a 4 de febrero de 2018

*  Artículos de Francisco Javier González publicados en El Canario  y en El Guanche