Quien a Hierro mata
a hierro muere
La rebelión de
los herreños
Hero, la isla canaria del
meridiano cero junto con Benawaré, se ha rebelado contra la marginación a la
que está siendo sometida por el estado y el gobierno colonialista del reino de
España y el gobierno pseudiautónomo de Canarias, pues sus habitantes, los
bimbaches, no están dispuestos a seguir soportando la desidia y la humillación
a la que están siendo sometidos, interesadamente, tanto por el gobierno
metropolitano como por el gobierno títere de esta colonia.
Los
hijos del Garoé, aquel árbol tan grueso que a duras penas lo podían abrazar
cuatro hombres, lleno de intrincadas y espesas ramas, con el tronco
completamente cubierto de hiedra, típica de
los árboles de nuestra laurisilva, el bosque de lauráceas que condensa
la humedad traída por los vientos alisios, que alimentaba una fuente suficiente
para mantener a la isla entera, los hijos del Garoé, decimos, reparten el agua
que se produce con buena cuenta entre los isleños, según recoge el ingeniero
italiano Torriani en su obra “Descripción de las Islas Canarias”.
Según
Torriani el Garoé, celebrado por Pitafetta, por Münster y por otros
naturalistas, merece considerarse como santo y maravilloso, pues con esta planta
la divina providencia quiso asegurar la vida de aquellos que desde el principio
vinieron a vivil aquí. Gracias a ella se conserva hasta el presente su
descendencia; y por lo mismo colegimos de su inmutable naturaleza que deberá
conservarse por toda la duración de los siglos futuros.
Los
bimbaches ya habían tenido una amarga experiencia con los piratas de la
navegación en el año 1419 cuando el mercenario Juan de Bethencourt se dirigió
al Hierro, un aciago 30 de Noviembre, procedente de la Gomera, la isla rebelde
(no hay un sólo documento de su sumisión) y al arribar a Hero fueron recibidos
con alegría por los herreños, entre cantos y bailes, como siempre hacen con
los que los visitan para regocijo de visitantes y visitados.
Cuando
el corsario fondeó sus navíos los incautos bimbaches, que al verlos
aproximarse los esperaban en la costa, llenaron las barcas, queriendo visitar
las embarcaciones. Los denominados cristianos dejaron que se llenasen las barcas
y los botes, hasta que los navíos se cargaron completamente. A todos los
llevaron a Lanzarote, desde donde los enviaron a los mercados de esclavos y los
vendieron (Torriani, op. cit.). El hecho viene corroborado por el texto de Le
Canarien, el que sostiene que, a pesar de su acogida, los herreños fueron
cautivados por Bethencourt y sus corsarios.
Bethencourt
pensó que podía repetir el engaño, por lo que volvió al año siguiente con
la intención de proveerse de otra remesa de esclavos, pero al negarse a
embarcar a los ancianos, pues los bimbaches intentaban reunirse con sus
familiares embarcados el año anterior, sospecharon de la buena fe de los
esclavistas así como de su divinidad. Uno de los ancianos sugirió a su hija
que abandonase el barco, mientras un corsario encandilado con su hermosura
intentó retenerla, por lo que el padre le rompió la cabeza con un palo. La
abundante sangría producida convenció a los bimbaches de que eran humanos y no
divinos, además descubrieron que no eran sus amigos, como transmitía la
leyenda recogida por Torriani y que atribuye al desaparecido libro del Doctor
Troya mediante la cual un bimbache llamado Jone antes de morir predijo que,
después que él mismo se hubiese vuelto ceniza, vendría por mar, vestido de
blanco, el verdadero Eraoranhan, a quien debían de creer y obedecer. Al cabo de
cien años lo hallaron hecho cenizas en la fosa mortuoria y a los pocos meses
aparecieron los piratas, que, desgraciadamente, confundió a los bimbaches. Los
herreños descubrieron que no sólo no se trataba de sus amigos sino que eran
enemigos convictos y confesos.
Pero
los valientes y aguerridos bimbaches frenaron los desmanes de los mercenarios
que en nombre del cristianismo invadieron la isla, pues según el historiador al
servicio del colonialismo Abreu Galindo ajusticiaron al capitán Lázaro,
encargado por Bethencourt de someter a los herreños, siendo necesario nuevas
racias para controlar la insumisión.
El
29 de Mayo de 2012, transcurridos 519 años desde la invasión bethencuriana,
los bimbaches volvieron a navegar en otro barco anclado en la isla de Heros, que
ahora no trafica con esclavos pero había asumido la responsabilidad de mantener
líneas regulares entre esta isla y otras del archipiélago canario asociadas al
transporte tanto de pasajeros como de mercancías, incumpliendo sus obligaciones
y desabasteciendo a la isla, olvidando que los actuales bimbaches son
descendientes de aquellos aguerridos soldados que siempre la defendieron, los
hijos del Garoé, conviviendo con unas decenas de extranjeros, entre ellos
algunos españoles.
Estas
cosas no le gustan nada al colonialismo y menos a sus lacayos en la colonia, sin
cuya interesada colaboración sería imposible mantener la expoliación de
nuestro pueblo.
Los
bimbaches, damnificados por la agudización de la crisis crónica que afecta a
todos los canarios desde la cruenta anexión española, agudización agravada
por la erupción del volcán del Hulan, perfectos conocedores de la naturaleza
de su isla, están descorcertados por el inepto y abusivo comportamiento del
estado colonial: ahora les cierran las carreteras, luego los desalojan de
Sabinosa, después de la Restinga, les desabastecen de los alimentos de primera
necesitad…¡Ni se les ocurra intentar evacuarlos de la isla!
Tengan
en cuenta los herreños que no están solos, pues ahora más que nunca los
canarios y canarias estamos unidos como una piña, los canarios que
habitualmente viven en Canarias y los que, a causa del régimen monárquico
colonial, han tenido que abandonar su patria y su familia para ganarse el
sustento.
El
29 de Mayo ya se está celebrando y se conmemorará año tras año como aquel
acto heroico, aquella gesta mediante la que los bimbaches se rebelaron contra
los insoportables abusos a los que han sido injustamente sometidos, a los que
apoyamos incondicionalmente y felicitamos por su contribución a ver realizado
el sueño de todo canario, magistralmente recogido en el siguiente poema de
Secundino Delgado:
¿Quién,
que en las Afortunadas, por su
fortuna naciera, viéndolas pobres, diezmadas, de otro pueblo esclavizadas, su
libertad no quisiera?
Canarias,
30 de Mayo de 2012.
Movimiento por la Unidad del
Pueblo Canario
(Movimiento
UPC)