GRAN
ANGULAR
EL
“TSUNAMI EGIPCIO”
Ramón
Moreno Castilla
El regenerador “tsunami ciudadano” que inundó Egipto,
con las secuelas de todos conocidas, y cuyos efectos reivindicativos han
alcanzado ya a Países norteafricanos del Maghreb, extendiéndose
imparable hacia Oriente Medio y otras zonas de África; es uno de los procesos
históricos más relevantes, desde que esos pueblos lograran la independencia de
sus respectivas metrópolis europeas.
Todo empezó en Túnez, cuando el propietario de un
modesto puesto ambulante de verduras, Mohamed Bonazizi,
se quemó a lo bonzo en heroica protesta por las arbitrariedades de la policía
tunecina. Las revueltas populares que se sucedieron después, fueron el
detonante de la caída del dictador Ben Alí, que llevaba 23 años en el poder, y
que huyó con su familia a Arabia Saudí llevándose el oro de las arcas del
Estado tunecino, que ha pedido su extradición a las autoridades saudíes,
mientras Suiza ha bloqueado sus fondos.
El epicentro de las protestas ciudadanas se trasladó a
Egipto, y la emblemática Plaza Tahrir fue durante
semanas un enorme campamento y obligado punto de encuentro de toda la
población, que respondía así al llamamiento hecho por los jóvenes egipcios a
través de las redes sociales. Hosni Mubara, ex jefe
de los Servicios de Inteligencia y presidente durante 30 años de un País con 80
millones de habitantes, dejaba el poder en manos de su vicepresidente, Zulimán (también ex jefe de los servicios secretos), que a
las horas siguientes anunciaba el abandono de Egipto del “último faraón”. El
Consejo Supremo de las FF-AA. se hizo cargo del poder, como hemos visto, y los
episodios puntuales sobre la situación siguen difundiéndose por los distintos
medios de comunicación y, sobre todo, por
En una aproximación a la realidad política y
socioeconómica de Egipto (El Cairo es el núcleo del mundo árabe) numerosos
analistas coinciden en el diagnóstico (extrapolable al resto de Países): “un
explosivo cóctel de pobreza, corrupción y represión”. Así, el prestigioso
arabista, Haizam Amirah,
del Real Instituto El Cano, sostiene que “son tres los grandes causantes de las
revueltas populares: la concentración de poder, la corrupción generalizada y la
carestía de la vida”. A los que habría que añadir, en mi opinión, la enorme
frustración producida por el “estado de
bienestar” y los hábitos consumistas que les llegan del exterior por
Por su parte, Najib Abu Warda,
profesor de RR.II., “cree que, pese a los temores de
Occidente, no llegará el radicalismo islámico”. Y es que, el fantasma del
islamismo recorre todos estos Países;
aunque, como dice Felipe Sahagún, experto politólogo
español, “musulmanes no es igual a hermanos musulmanes”. Pero lo que si está
claro, es que lo que en definitiva pase en Egipto va a cambiar sustancialmente
toda la política de
Desde los citados Ben Alí y Hosni Mubarak, huidos de
sus Países; hasta Muamar El Gadafi, 42 años en el
poder en Libia; Alí Adbullah Saleh,
30 años gobernando Yemen; y Abdelaziz Buteflika,
presidente electo de Argelia desde 1999, pero ministro de AA.EE.
argelino desde los años 1960; son ejemplos paradigmáticos de “dictadores al
dictado”, que parecen tener las horas contadas, de seguir la actual ola de
protestas y reivindicaciones sociales. Ello supondría el fin de dictaduras
opresoras, y la extinción de regímenes políticos corruptos, represores de las
libertades y derechos cívicos de sus nacionales. Que han contado con el
beneplácito y la anuencia de ese Occidente “civilizado y democrático”,
precursor de “libertades y progreso”. Como es el caso de las potencias
coloniales (Francia e Inglaterra, fundamentalmente) y Estados Unidos, que se ha
erigido en el gendarme del mundo, actuando como tal, y que está omnipresente en
todos los conflictos. ¡Sobre todo, si hay petróleo!
Países como Argelia, Jordania y Marruecos, pese a las
medidas económicas para frenar la subida de los precios, no se han librado de
las revueltas. Y mientras tanto, la dinámica de los acontecimientos ha creado
una especie de “efecto dominó” que alcanza a otros países como Camerún, Benim y el mismo Bahrein. Una monarquía suní
que, a pese a ser un Estado pequeño (de unos 800.000 habitantes), juega un
importante papel geoestratégico, ya que allí tiene su base
En todo este caos político-social, es significativo el
informe titulado, “Mahalla: ¿incidente aislado o
punta del iceberg?” que
En toda esa vorágine, todo apunta hacia Marruecos. Las
manifestaciones del pasado domingo día 20 en Rabat y otras ciudades, la
reiteración de las protestas y las convocadas para este fin de semana, pueden
desembocar en graves conflictos. ¡¡Y atención, un recrudecimiento de la
situación en el vecino País, podría acarrear graves e imprevisibles
consecuencias para Canarias!! ¡¡Mucho cuidado!!
Canarias, domingo, 27 de febrero de 2011