Godos

El godo llegó a Canarias a finales del siglo XV. La figura del señorito altivo y usurpador regresó a los escenarios esta semana, gracias a la visita del poderoso presidente del Repsol. Entró el hombre dispuesto a disolver temprano y por el método expeditivo las resistencias vigentes entre no todos los indígenas, sin haberse interesado previamente por algunas hazañas que adornan el ánimo de las tribus locales.

Alguien debió contarle que al canario le gusta el vino, y con un par de cajas quiso conquistar la simpatía de los periodistas más parranderos con un quesito para acompañar, siguiendo las costumbres observadas en recientes manifestaciones políticas.

Tal vez el petrolero no sabe que Canarias entró en la historia de forma violenta, cuando Europa necesitaba de la expansión de los mercados, y buscó nuevos espacios geográficos para canalizar sus exigencias. El Atlántico fue entonces la plataforma que permitió desarrollar un modelo de dominación marcado por el uso de la fuerza y por la eliminación de los procesos que no seguían el ritmo de la producción.

Esa dinámica destruyó en el Archipiélago todo lo que el comercio despreciaba, y desde aquellos capitanes que se creían superiores, el godo quedó descrito como el encargado de someter tierras y conciencias sin otra distinción que el poder de la fuerza. Para más detalles, puede consultar el ensayo “Psicología del hombre canario”, que Manuel Alemán dejó escrito desde 1980 para momentos como este, que ya se veían venir.

Ahora, el plan de convertir en mercancía de propiedad privada el petróleo o lo que quiera que guardan las piedras en el fondo de la mar dibujará la historia futura de Canarias. Esa explotación de la naturaleza va a marcar el carácter de la población, su lugar en el mundo de los siglos venideros, sea desde el respeto o desde la sumisión. La batalla, pase lo que pase, va a ser dura.

Gonzalo H. Martel / Las Palmas de Gran Canaria

Fuente: canarias7.es

[1] psicologia-del-hombre-canario