GRAN  ANGULAR

 

 

UN GOBIERNO EN EL EXILIO

 

 

Ramón Moreno Castilla

 

La figura política de “gobierno en el exilio” se contempla ya en la nomenclatura internacional desde la Segunda Guerra Mundial; en cuyo periodo, muchos países europeos establecieron gobiernos en el exilio como consecuencia de su pérdida de soberanía. Un ejemplo notable de países ocupados por una potencia extranjera que mantuvieron, no obstante, una soberanía parcial a través de sus territorios de ultramar (colonias) fueron Bélgica y la Francia Libre. Como su propio nombre indica, un gobierno en el exilio es el constituido por un grupo político que se atribuye la legitimidad del gobierno de su nación, pero que por diversas razones no puede ejercer su función legal y, además, reside en un país extranjero o en un área exterior.

 

Los gobiernos en el exilio funcionan, por lo general, bajo el supuesto de que un día volverán a sus países de origen y recuperarán el poder. En la historia contemporánea ha sido frecuente la formación de gobiernos en el exilio debido a ocupación militar durante una guerra y, a veces, también producto de una guerra civil, revolución o golpe de Estado militar. Durante la II Guerra Mundial, por ejemplo, y ante la expansión de la Alemania nazi, numerosos gobiernos y monarcas europeos se vieron obligados a buscar refugio en el Reino Unido, estableciendo allí sus gobiernos en el exilio.

 

Los gobiernos en el exilio que con frecuencia tienen poco o ningún reconocimiento de los otros poderes, se incluyen en las siguientes denominaciones, de las que hemos hecho abstracción de aquellos países que no forman parte de nuestro continente africano. Así vemos: Gobiernos depuestos de Estados actuales, caso del Consejo de la Corona de Etiopía (la antigua Abisinia), en el exilio desde 1993 con sede en Washington DC, que sostenía que el emperador Haile Selassie, derrocado por un golpe militar en 1974, seguía siendo el jefe legal de Etiopía. Gobiernos alternativos de Estados actuales, como el Gobierno de Guinea Ecuatorial, en el exilio desde 2003, constituido por el Partido del Progreso de la ex colonia española que reclama a Severo Moto como “presidente”, y que tiene su base de operaciones en Madrid (España). Alternativas de Gobierno de Territorios no Autónomos incluidos en la lista de Naciones Unidas, como es el caso de la República Árabe Democrática (RASD), en el exilio desde 1976 y con sede en los campos de refugiados de Tinduf en Argelia, que controla la denominada “Zona Libre” en la parte oriental del Sáhara Occidental. Reclama “de iure” la soberanía sobre todo el territorio del Sáhara Occidental, que Marruecos considera sus “Provincias del Sur”, y que ocupara tras la famosa “Marcha Verde” de 1975.

 

Existen, por otra parte, gobiernos separatistas en el exilio que reclaman la soberanía de territorios que no son totalmente independientes pero han sido subsumidos por una entidad política diferente. Entre ellos se encuentra el Gobierno de Biafra, territorio controlado por Nigeria, en el exilio desde 2007. Tiene su sede en Washington DC, y declaró la independencia de Biafra el 28 de agosto de 2007. Y el Gobierno en el exilio de la República de Cabinda, con sede en Kinshasa, República Democrática del Congo; y que fue un protectorado portugués mientras que Angola había sido una colonia. Cabinda fue invadida por Angola en 1975.

 

Es importante resaltar que el Derecho Internacional reconoce que los gobiernos en el exilio pueden realizar diversas acciones en el ejercicio diario de su cometido, como la obtención del reconocimiento diplomático por parte de los diversos Estados de la comunidad internacional. Sin embargo, ninguna de esas acciones puede servir para legitimar a un gobierno en el exilio para convertirse en el gobierno legal de su país, reconocido internacionalmente. Por definición, un gobierno en el exilio actúa, en todos los casos, en defensa y beneficio de su territorio y de su población nativa, sin pretender subvertir el orden internacional; por lo que, cuando se den las condiciones democráticas objetivas, pretende volver a su país y recuperar el poder sometiéndose al veredicto de las urnas para obtener la legitimidad como gobierno legal de esa zona geográfica. O, en su caso, para participar en el proceso constituyente de un nuevo Estado que irrumpe en la comunidad de naciones. Estaríamos hablando entonces, de un territorio colonizado que habría procedido a su descolonización en cumplimiento del mandato expreso de la ONU reflejado en la Resolución 1514 (XV).

 

La eficacia de un gobierno en el exilio depende principalmente del apoyo que obtenga de gobiernos extranjeros, por una parte, y del beneplácito de la población de su país, por el otro. Pero lo cierto es, que determinados gobiernos en el exilio pueden convertirse en una fuerza política formidable, lo que representa un grave problema y un serio obstáculo para los que detentan el poder, en la posesión efectiva del país; mientras que otros, se mantienen como meros gestos simbólicos sin efecto alguno sobre la situación real.

 

A la vista de estos antecedentes en distintos escenarios políticos, la referencia a Canarias se hace, pues, obligada. La caótica e insostenible situación de nuestro Archipiélago, sumido en una profunda y devastadora crisis económica y social, y la falta de conciencia nacionalista del pueblo canario, alienado, aculturizado e incapaz de construir su propio futuro, hacen absolutamente necesaria una inmediata reacción. Ya lo indica el socorrido refrán: “A grandes males, grandes remedios”. Y ese es, precisamente, el nudo gordiano de la cuestión. Se impone, por tanto, un giro copernicano en la acción política que el conglomerado de siglas del nacionalismo ortodoxo ha venido desarrollando hasta ahora. Una acción política deslavazada e inconexa, unilateral e individualista y, sobre todo, partidista de formaciones políticas que, en la mayoría de los casos, sus militantes caben en un taxi; donde se han antepuesto los personalismos y los liderazgos autoproclamados, reitero, a la acción unitaria, cohesionada y coherente, rigurosa y creíble en pos de conseguir de una vez por todas la tan ansiada libertad de Canarias. ¡¡Único y sagrado objetivo de los patriotas canarios que se precien!!

 

Esa España mesetaria, decrépita y decadente, colonialista e irredenta, que se niega sistemáticamente a soltar Canarias, conculcando flagrantemente la legalidad internacional merece una firme y contundente respuesta. Aparte del boicot a todos sus productos y servicios; la abstención masiva en sus elecciones generales del 20N que hemos propugnado aquí, los patriotas canarios estamos obligados a ser consecuentes y actuar con visión de Estado. ¿Alguien sabe de alguna colonia en el mundo con tantas siglas y tantos líderes? ¿Cómo se va a pronunciar la comunidad internacional sobre este territorio, que sabe es una “posesión de ultramar” de España, si en esta colonia no hay unidad de acción soberanista, ni un comportamiento serio y responsable de sus actores? Siempre tendrán la salida airosa de “la no injerencia en los asuntos internos de otro Estado”, máxima de la diplomacia internacional. Y ese no posicionamiento, es absolutamente nefasto para los intereses y objetivos del Movimiento de Liberación de Canarias; un ente abstracto, no conformado en la actualidad, y que debería ser el referente incuestionable y lugar de confluencia de todo el espectro independentista canario.

 

Ya es tiempo y hora de dar un puñetazo encima de la mesa; de tomar decisiones drásticas y de asumir responsabilidades, aunque ello suponga un importante sacrificio personal e, inclusive, renunciar temporalmente a la familia, los amigos y a una vida cómoda, sin compromisos. Por todo ello, y cuando el escenario político de Canarias está totalmente contaminado por el virus españolista; cuando el cerco del colonialismo español y europeo se estrecha cada vez más; mientras el aparato del Estado español que opera en las Islas persigue y acosa de forma implacable a los independentistas; y dado que los sátrapas colaboracionistas de CC, PNC, CCN, NC y otros han prostituido el nacionalismo canario a instancias de la metrópoli, desde este medio, ¡¡propongo solemnemente la formación inaplazable de un Gobierno Canario en el Exilio!! Un “Ejecutivo”, que si bien no tendría el refrendo de las urnas, por las razones apuntadas, si estaría, en cambio, legitimado por los organismos internacionales que contemplan la situación colonial de Canarias; al tiempo, que posibilitaría el acceso a escenarios exteriores en condiciones óptimas de seguridad, operatividad y eficacia, donde sus integrantes disfrutarían del “status” legal de “refugiados políticos”.

 

Y como prueba irrefutable de lo dicho, ahí están los pronunciamientos de la Organización para la Unidad Africana (OUA), actualmente, Unión Africana (UA). El primero, en ocasión de la Reunión de Expertos sobre el Derecho de Mar celebrada en Addis Abbeba (Etiopía) en 1978, bajo los auspicios de dicho Organismo, en la cual los Estados africanos pusieron de manifiesto “la necesidad de reconocer la pertenencia de las Islas africanas (Islas Canarias, entre otras) a África. Y el segundo, con motivo de la Declaración Solemne de la OUA el 20 de julio de 1963 en la ciudad de Argel, donde se celebró la Sexta Reunión de Jefes de Estado de esta Organización Panafricana, en la que se declaraba que, “Las Islas Canarias forman parte integrante del continente africano y su población (autóctona) tiene derecho a la autodeterminación e independencia como todos los pueblos de África”.

 

¿Quiénes son los verdaderos y auténticos patriotas canarios, preparados, capaces y con  probada experiencia en el campo de las Relaciones Internacionales, que estén en condiciones físicas y mentales para asumir el inmenso honor y el gran reto personal que supone formar parte de ese Gobierno Canario en el Exilio?

 

¡¡A partir de ahora sabremos, inequívocamente, quiénes son los que están dispuestos a sacrificarse por su Patria canaria y hacer política nacionalista e institucional de verdad; y los que solo se dedican a medrar y a participar, sin ningún riesgo, en el folklorismo político nacionalista!! No olviden, queridos compatriotas, que “la mujer del Cesar no solo tiene que ser honesta, sino parecerlo”. Y a buen entendedor...

 

rmorenocastilla@hotmail.com

 

Canarias, domingo, 16 de octubre de 2011