Jorge
Dorta *
Todo
el mundo tiene una explicación para la crisis actual. Las tenemos para todos
los gustos y abarcan todo el espectro ideológico. Unos hablan de especulación
y burbujas mientras que otros hablan de problemas estructurales y fallos de política
económica. Hay quienes destacan
deficiencias de determinados sectores o países, mientras que otros hacen
hincapié en los desequilibrios mundiales. Unos
atribuyen el problema al endeudamiento excesivo mientras
que otros culpan a la escasez de crédito
y al sistema financiero. Unos
dicen que tenemos un sector público sobredimensionado mientras que para otros
es insuficiente. Para algunos son los codiciosos
capitalistas mientras que para otros un estado del
bienestar insostenible. La lista es interminable.
En
realidad todos tienen su parte de razón. Para ilustrar esto pongamos el ejemplo
de la regulación, unos dicen que hay demasiada y otros que el problema es la
falta de regulación…, y los dos tienen razón.
Mucha
gente piensa que las libertades personales y económicas están siendo
erosionadas como nunca antes; retroceso en las libertades civiles, sobreregulación
de los negocios, insistencia en el cumplimiento de reglas y regulaciones estúpidas,
etc., y tienen razón. El gobierno es culpable de una regulación excesiva de
individuos y empresas.
Otra
mucha gente piensa también que determinadas personas y corporaciones actúan
por encima de la ley como nunca antes. Critican los abusos de poder en el mundo
de los negocios, en el gobierno o en el aparato de inteligencia y de seguridad
del estado, e insisten en que tenemos que hacer algo al respecto, que tenemos
que imponer más regulaciones…, y también tienen razón.
Cómo pueden tener razón los dos? ¿Cómo puede ser que unas
pocas personas, unas pocas empresas y algunas instituciones se estén saliendo
literalmente con la suya, mientras que la mayoría de nosotros estamos bajo el
yugo paralizante de normas excesivas y deshonestas que o bien no sirven a ningún
propósito o directamente pervierten el bienestar de nuestra sociedad?
La
respuesta es muy sencilla, porque estamos gobernados por mafiosos. Los
gobiernos son responsables de desregular a determinados individuos y negocios al
tiempo que sobreregulan a la mayoría de la población.
Imagina
que la sociedad es una pirámide, pero una pirámide especial. Una pirámide rígida
en la base y que a medida que va subiendo se vuelve más flexible. Mientras que
la base de la pirámide es rígida y esta sobreregulada y ultraintervenida, en
la cúspide de la pirámide hacen lo que les da la gana con total impunidad como
los monarcas absolutistas del pasado.
Peor
aún, las normas y reglamentos se están convirtiendo en la forma preferida de
unos pocos para explotar los muchos. Se explotan no sólo con impunidad, sino
con todo el apoyo del aparato del estado.
Esta
"flexibilidad estructural" también hace que los principales
beneficiarios del gasto público predicado por los keynesianos no sean los
ciudadanos sino la cúspide de la pirámide como el siguiente gráfico
muestra para las políticas de Obama en Estados Unidos.
En
resumen, estamos gobernados por una élite cleptocrática que actúa como una
banda mafiosa, extrayendo recursos de la población, y que genera políticas
económicas tóxicas apuntaladas sobre teorías económicas tóxicas, inculcadas
a la opinión pública a través de los medios de comunicación usando técnicas
cognitivas de manipulación.
No
te asustes, no estoy conspiranoico. Spinoza se preguntó en su día si la
religión no había sido creada por Dios sino por los simples mortales que la
utilizaban para imponer su poder sobre los demás. Hoy en día las técnicas
cognitivas empleadas a través de los medios de comunicación de masas cumplen
el mismo papel de control social que cumplía la iglesia antaño, moldear
comportamientos y mentes para alterar la percepción de la realidad. No estoy
negando la existencia de Dios ni del mundo espiritual sino denunciando la
construcción humana de las religiones organizadas.
La
diferencia es que al igual que el Vaticano estaba por encima de los
gobiernos, en la actualidad pasa lo mismo con ciertos institutos
cognitivos y grupos de interés |
Actualmente
hemos pasado de democracias basadas en el capitalismo de libre mercado a
democracias totalitarias de mercado intervenido. Hemos pasado del libre mercado
al capitalismo de compinches que funciona como una mafia cleptocrática. Hemos
pasado de la competencia a la palnificación centralizada de ese enorme "Gosplan"
llamado Bancos Centrales.
Una
cleptocracia es precisamente eso, un régimen donde el estado es controlado y
gobernando por un pequeño grupo de individuos que usan su poder para transferir
grandes porciones de los recursos de una sociedad a ellos mismos. Es decir, por
una mafia.
La
corrupción distorsiona los precios, debilita el crecimiento económico y el
desarrollo sostenible, debilita la democracia y el estado de derecho, impide la
reformas y destruye las aspiraciones a una mejor calidad de vida robándole a
las naciones su futuro y a los individuos sus sueños y oportunidades.
El crimén une y cuando solamente se busca el poder por el poder, sin ningún
proyecto político, aún más. Cuando no existe proyecto político el poder
corrompe porque todo se reduce a conseguir un anillo de poder para gobernarlos a
todos.
Entiende una cosa. Al igual que librarse de una banda mafiosa que controla un
barrio solo es posible mediante la confrontación, la única forma de romper el
círculo vicioso de una cleptocracia que contamina y secuestra las instituciones
económicas y políticas es mediante la revuelta o permitiendo el colapso del
sistema.
Fuente
texto y gráficos: menceymacro.blogspot.com