Gibraltar y Canarias

 

 

Ramón Moreno Castilla

 

[…, aquí hay que proclamar a los cuatro vientos que antes que Gibraltar fuera cedida a los ingleses ya Canarias era una vil colonia española, como consecuencia de un cruento proceso de conquista por la fuerza de las armas que duró cien años dada la resistencia numantina de los aborígenes canarios que fueron invadidos por las hordas castellanas y demás calaña; siendo España responsable subsidiaria de los crímenes de lesa humanidad cometidos en la genocida conquista y evangelización de Canarias, que son imprescriptibles, por lo que la metrópoli tendrá que comparecer, tarde o temprano, sin presunción de inocencia, ante el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya o ante el Tribunal Penal Internacional... En definitiva: ¿cómo es posible que Gibraltar esté sujeta al Comité de Descolonización de la ONU, en virtud de la Resolución 1514 (XV), y no Canarias, la primera colonia española, cuya antigüedad data de seis siglos?]

 

El rocambolesco asunto de Gibraltar se está convirtiendo en otra cruzada españolista; y todo porque España, que no escarmienta, pretende amores a la fuerza, mientras los gibraltareños no quieren, ni de coña, ser españoles (ni siquiera con soberanía compartida) y se encuentran muy bien como están: sabiendo que el Foreing Office les apoya, y que en última instancia está la Royal Navy. ¡¡Ese es el tema!!

 

Por lo tanto, y dando por sentado que el asunto de Gibraltar es una cuestión bilateral hispano-británica y que los gibraltareños reiteran su condición de ingleses, el que España se parapete en el Artículo 10 del Tratado de Utrecht, de 13 de julio de 1713, para negarse a delimitar las aguas del Estrecho adyacentes con Marruecos, alegando que Gibraltar es una colonia, es un monumental agravio comparativo para los patriotas canarios y, sobre todo, un intolerable insulto a la inteligencia de los que sabemos de Derecho Internacional, como tantas veces he demostrado.

 

Por ello, aquí hay que proclamar a los cuatro vientos que antes que Gibraltar fuera cedida a los ingleses ya Canarias era una vil colonia española, como consecuencia de un cruento proceso de conquista por la fuerza de las armas que duró cien años dada la resistencia numantina de los aborígenes canarios que fueron invadidos por las hordas castellanas y demás calaña; siendo España responsable subsidiaria de los crímenes de lesa humanidad cometidos en la genocida conquista y evangelización de Canarias, que son imprescriptibles, por lo que la metrópoli tendrá que comparecer, tarde o temprano, sin presunción de inocencia, ante el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya o ante el Tribunal Penal Internacional.

 

Y en este sentido debo reiterar que el decimonónico y ya periclitado criterio de "soberanía política", subterfugio para dar visos de legalidad a la apropiación de territorios por la fuerza de las armas, como fue el caso flagrante del Archipiélago canario, fue sustituido por el principio emergente de "localización geográfica"; en el cual el binomio población-territorio forma parte inherente al nuevo concepto de "independencia política" puesto de manifiesto en el proceso de descolonización, finalizada la Segunda Guerra Mundial. ¿Cómo no va a considerarse una colonia un territorio a 1.400 km. del Estado que se lo atribuye, en otro continente? ¡¡Descolonización de Canarias ya!!

 

El caso es que quien mejor ha tratado el asunto de Gibraltar es el diplomático español Máximo Cajal, en su esclarecedor libro: "Ceuta, Melilla, Olivenza y Gibraltar.[1] ¿Dónde acaba España?". Partiendo de la base de que la marroquinidad de Ceuta y Melilla no debe ser puesta en cuestión, mi acendrada e irreductible canariedad no es óbice para que esté de acuerdo con Máximo Cajal; precisamente porque siempre se pensó en España que primero se recupera Gibraltar del Reino Unido, y luego se aborda con Marruecos el futuro de Ceuta, Melilla y las islas del Estrecho. Porque lo cierto es que esos tres contenciosos están estrechamente imbricados, actuando a modo de vasos comunicantes que inciden sobre la cuestión, en perjuicio de la postura española. Contenciosos que observamos a lo largo de las fronteras españolas, y que conviene analizar desde una perspectiva histórica, jurídica, y sobre todo política: Ceuta, conquistada por Portugal en 1415, que pasó definitivamente a España en 1668; Melilla, tomada para Fernando I en 1497 por Pedro de Estopiñán, escudero del duque de Medinasidonia; Gibraltar, arrebatada en 1704 a Felipe IV por el almirante Rooke y sus huestes angloholandesas; y Olivenza, en los límites con Portugal, que pasó definitivamente a España en 1801 gracias al peso que adquirió Carlos IV por su colaboración con las tropas napoleónicas.

 

En lo único en lo que no estoy de acuerdo con el señor Cajal es que no haya incluido a Canarias en su libro, ya que existe un contencioso larvado hispano-canario que no se puede obviar. Además, si el Tratado de Utrecht es cuestionado por España ("eran otros tiempos", se argumenta), no digamos nada del famoso Tratado de Calatayud, de 30 de mayo de 1481, por el que se incorporaba Canarias "a los reinos cristianos".

 

En definitiva: ¿cómo es posible que Gibraltar esté sujeta al Comité de Descolonización de la ONU, en virtud de la Resolución 1514 (XV), y no Canarias, la primera colonia española, cuya antigüedad data de seis siglos?

 

[1] Ceuta-Melilla-Olivenza-Gibraltar

 

 

rmorenocastilla@hotmail.com

 

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