Miguel Cámara *
Acaba de
llegar un barco a Gibraltar procedente de Portugal cargado de bloques de
hormigón para seguir dragando el fondo marino español a fin de continuar la construcción
del complejo de lujo inglés. Hace pocos días, Picardo insultaba a España en la
sede de las Naciones Unidas, el mismo Organismo que ordenó la devolución del
Peñón a España. Tras haber ganado los ingleses, una vez más, el último
conflicto con Gibraltar, les hemos dado oxígeno suficiente para que sigan
creciéndose
¡Qué lejos
quedaron aquellas palabras de Margallo “Gibraltar
español”, “Se acabó el recreo de Gibraltar”, y su amago de cobrar 50 euros por
cruzar la verja! Ahora sí que se ha acabado el recreo y volvemos a la clase
donde seguiremos recibiendo las mismas lecciones que nos vienen dando desde
hace 300 años. Nuestros gobernantes nunca tuvieron, ni tienen, la mínima fuerza
para definir, al menos, una de las dos únicas alternativas, o postura digna que
existe: o iniciar los trámites para la ejecución de la sentencia de las
Naciones Unidas de 1.946 que ordenó la devolución de Gibraltar, o rechazar
nuestro derecho, y aceptar su pertenencia, aunque ilegal e injusta, a
Inglaterra. A partir de una decisión definida, se podría andar un camino firme
sabiendo ya dónde estamos. La ambigüedad nos lleva a la queja continua y al
pataleo, o sea, al ridículo y desprestigio internacional. Para que emerja la
fuerza bruta y descomunal de nuestros gobernantes, sólo hay que tocarles lo que
les afecta: unos sueldos y privilegios asignados por ellos, pero pagados por
quienes esperábamos otra dignidad en su conducta.
Comentario de los lectores:
Un bagañete:
Y en Ceuta, Melilla y Canarias también sigue la vida igual. El cinismo español no tiene parangón.
Fuente: lavozdelapalma.com/2013/10/28