Génesis y objetivos de
la OTAN
La
Organización del Tratado del Atlántico
Norte (OTAN por su acrónimo
en español), también denominada Alianza
del Atlántico o del Atlántico
Norte, es una estructura militar plurinacional basada en el Tratado del
Atlántico Norte o Tratado de Washington firmado el 4 de abril de 1949, a
instancias del gobierno gringo como táctica para, junto con otras tácticas
como el plan Marshall, implementar su estrategia global de obstaculizar e
impedir la emancipación de los pueblos, organizándose en un sistema de defensa
colectiva, en el cual los Estados miembros acuerdan defender a cualquiera de sus
componentes si son atacados por una potencia externa.
El
cuartel general de la OTAN se encuentra en la capital belga, Bruselas, uno de
los 28 Estados miembros de la organización que se extiende, como no, por
Norteamérica y Europa. Albania y Croacia fueron las últimas incorporaciones,
en abril de 2009. Además, hay 22 países que colaboran con la OTAN dentro del
programa denominado demagógicamente Asociación para la Paz, con otros 15 países
involucrados en programas belicistas. El gasto militar combinado de todos los países
miembros de la OTAN supera el 70 % del gasto militar mundial, que es
bastante desproporcionado, lo que se traduce en que el complejo
industrial-militar denominado OTAN posee suficiente armamento para destruir este
desdichado planeta hasta doce veces, lo que viene a demostrar los espurios
intereses que subyacen a la misma. Suponemos que no hace falta insistir en los
programas educativos, sanitarios, investigadores y sociales en general que se
podrían realizar con esa gigantesca inversión.
En
sus inicios, la OTAN no era mucho más que una asociación política. Sin
embargo, a partir de la Guerra imperialista de Corea desembocó en una coalición
permanente y desde entonces se creó una nueva estructura militar bajo la
dirección de los comandantes de los Estados Unidos de Norteamérica. El curso
de la Guerra Fría posterior a la Segunda Guerra Mundial obligó (debido a la
amenaza real que suponía la OTAN) a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
(URSS) a organizarse en el Pacto de Varsovia, rubricado en 1955, seis años
después de constituirse la OTAN.
Siempre
han surgido dudas sobre la alianza europeo-norteamericana como excusa ante una
invasión soviética, desacuerdos que se plasmaron con la creación por parte de
Francia de la fuerza de choque nuclear y, finalmente, con su retirada de la
alianza en 1966.
Después
de la caída del vergonzoso Muro de Berlín, en 1989, la OTAN intervino en
Yugoslavia, en una agresión calificada de intolerable por las propias Naciones
Unidas, lo que se convirtió en la primera intervención conjunta de la OTAN,
siendo su secretario general el militante del Partido Socialista Obrero Español
(PSOE) Javier Solana, partido que, cuando estaba en la oposición, había hecho
suya la consigna “OTAN, de entrada NO” y que desembocó en la convocatoria,
a regañadientes, nunca mejor dicho, por parte del siniestro personaje Felipe
Gonzáles, del Referéndum del 12 de marzo de 1986 abanderando la nueva consigna
“OTAN, de entrada SÍ” ¡Qué cruel puede ser la historia! Un ejemplo más
reciente aún lo tenemos con Podemos, abrazados a la OTAN y las bases militares
de ocupación.
Recientemente
la OTAN ha incluido entre sus miembros a antiguos socios del Pacto de Varsovia,
que culminaron con la incorporación de varios Estados entre 1999 y 2004. En
septiembre de 2001 ha sido la única ocasión en que un país miembro, USA, ha
invocado el Artículo 5 del tratado reivindicando la ayuda en su defensa. A
partir de entonces los países miembros colaboraron con los Estados Unidos en la
Guerra de Afganistán y de Irak. El artículo 4 del tratado prevé llamar a
consulta a los países miembros y ha sido convocado 4 veces, 3 de ellas por
Turquía, la primera por la Guerra de Irak y las dos restantes por ataques
recibidos durante la Guerra de Siria; la cuarta ha sido invocado por Polonia
durante la intervención fascista de Ucrania a instancias de USA y la Unión
Europea en Crimea en el 2014, con incineración de inocentes acorralados en
apartamentos en un siniestro símil de las cámaras de gas de los nazis,
movilizando Rusia sus tropas en la frontera polaca con Kaliningrado y ejecutando
maniobras en el Báltico.
El
protocolo de incorporación a la OTAN es antidemocrático, de tal manera que
ningún país somete a la consideración de sus ciudadanos su inclusión a la
misma. Una excepción lo constituye Canarias, de especial interés estratégico,
que mediante un glorioso Referéndum rechazó por amplia mayoría su incorporación
a la belicista organización, lo que no les hizo ninguna gracia, ni
a los que formaban la OTAN ni a los que se incorporaron mediante ese
Referéndum, el antidemocrático régimen monárquico y colonial español, cuyas
bases y el ejército de ocupación que en dichas bases se mantiene exigimos
una vez más sean desmantelados de nuestra nación, para lo que una vez más
llamamos a nuestros paisanos a expresar nuestra justa, legítima, democrática,
pacífica y pacifista repulsa.
Movimiento por la Unidad del Pueblo Canario