No saldremos de la pobreza mientras no
volvamos al campo
Padre Báez
El
agricultor y el ganadero no pueden ejercer
su profesión, no pueden realizar sus responsabilidades. Por tanto, la crisis no
va a remitir mientras no les dejen libres, cultivar y tener animales, como
siempre, sin más. De lo contrario, todo será muerte; solo vivirán las
tabaibas.
Las
nuevas “fincas” de cultivo entre coches y niños en sus patios de recreo, no
son sino un sucio y lamentable engañabobos; de ahí no come nadie. Los niños
en las escuelas y los ancianos entre urbes, solo juegan a emular a campesinos,
pero es una farsa, una burla, una estupidez.
El
futuro está en el campo, y en que desaparezca la vigilancia y el control severo
y absoluto. No podemos cruzarnos de brazos para que otros a miles de kilómetros
cultiven -en peores tierras y peor clima y peor abonado- para nosotros. Cada
pueblo debe cultivar lo propio para sí, sin esperar que lo hagan otros para
nosotros. De no cambiar esto, la colonización no ha terminado, y nos siguen
sosteniendo.
Se
ha transformado el paisaje del campo: todo lleno de tabaibas y basuras, con los
únicos animales: los perros. Lo que comemos cruza muchas fronteras, con todo lo
que ello conlleva (y no lo notifico, para no alargarme y para que mis lectores
también piensen algo, o un poco). Y ahora, dos términos fuertes (pido
disculpas al que no me entienda): se están cargando -estos ladrones- la
antropología, la sociología…, y es que el sector primario (agricultura y
ganadería) debe primar, y debe impregnar toda la actividad campesina, campestre
o rústica. Hay que insertar la figura del campesino en el centro de la
sociedad, es lo primero (debe ser lo primero).
Nos
tenemos que insertar en la agricultura y ganadería del pasado, recuperar cuanto
el Cabildo nos ha quitado. Si bien incorporando cuanta tecnología haya
aparecido. No se comprende una sociedad sin el sector primario, y es el único
caso en el mundo donde se prohíbe cultivar y tener animales (salvo perros,
muchos perros, y más perros, pero no cabras u ovejas, vacas o cochinos). El
campesino debe salir ya -los pocos que nos van quedando- a la escena, al
escenario de su actividad y desarrollo, sin miedo a los que hasta ahora los
persiguen y castigan, y se llene la isla (e islas), de cultivos y ganaderías,
que nos devuelva a la riqueza y libertad de medio siglo atrás (o sesenta y pico
de años). Con el sector primario activado tendremos comida y trabajo de sobra,
pero sobretodo: comida (¡y trabajo!). Lo esencial es el campo y el campesinado.
Y es lo más necesario. Por eso sueño con una agricultura y ganadería sin
tabaibas de por medio; sueño con que vuelvan las costumbres y los aperos; sueño
con madrugadas y recuperación de aquellas palabras; sueño con cultivos y
ganados y sin protección de basuras, como la tabaiba; sueño con nuevos políticos
que acepten la vida de sus abuelos y las respeten;
sueño con el desarrollo; sueño con una gran actividad campesina (agrícola
y ganadera), y que con ella vuelva la alegría, el descanso, la fiesta, la
paz…, nunca seremos libres sin un sector primario que produzca lo que
necesitamos para comer y poder trabajar, anulando el paro. No saldremos de la
pobreza mientras no volvamos al campo.
*
Fernando
Báez Santana, Pbtero.