JUAN JOSÉ MILLÁS *
En el casi debate de los socialistas
acerca de su derrota electoral, la preocupación de fondo es cómo recuperar
al electorado de izquierdas con un pensamiento de derechas. A esto se
reducen, en la práctica, las escasas intervenciones que uno viene leyendo o
escuchando. Cero crítica o autocrítica en cambio, cero preguntarse cómo han
podido entregarse al PP de un modo tan palmario, tan ritual,
tan obvio, que diría Felipe González. Una pregunta: si el PSOE
es de izquierdas, por qué en las situaciones críticas, que es cuando más se le
necesita, se vuelve de derechas. Nos recuerda al ateo que en el lecho de muerte,
y por si acaso, pide la confesión. Por si acaso hay Dios, claro, por si acaso
nos estamos equivocando y la realidad es neoliberal. En
los momentos de agonía, el PSOE pide la comunión y se arrepiente de sus pecados
de igualdad, fraternidad y solidaridad.
Qué mal rollo produce la imagen de
Zapatero intercambiando en la tele secretitos con Rajoy, dejándose golpear en
la espalda (¡buen chico!) por Pío García Escudero. "Mirad, parece decir
con gesto compungido, en lecho de muerte las cosas se ven de otra manera, de
modo que si incumplí mi programa, mis promesas y mi talante por acción u
omisión, pensad que lo hice pensando en vosotros, que no tenéis ni idea de que
cómo son las cosas, las verdades fundamentales, las que aprietan cuando te
visita el ángel de la muerte o el jefe de la City
neoyorquina.
Y el ecce homo
se retira tranquilamente de la escena, se marcha a un mundo mejor tras recibir
los santos sacramentos y la bendición de los mercados financieros. Pero qué
raro que el partido sin cuadernas que deja a sus espaldas permanezca en esa
especie de estupor, de incertidumbre religiosa, como si todo él dudara de si
existe o no existe la posibilidad de dirigir el mundo desde otra sensibilidad y
otra filosofía económica distintas de las neoliberales que Zapatero ha empezado
aplicar y que Rajoy continuará porque, ya lo hemos visto, no hay ruptura. El
espectáculo ideológico es sobrecogedor. Gracias, en fin, Zapatero, por haberte
encarnado en hombre, por morir por nosotros, por entregarte, aunque con
retraso, a la verdad, y que en paz descanses a la diestra de Dios o a las
órdenes de Botín. Un fuerte abrazo.
13 de diciembre de 2011
Fuente: La Provincia,
13-12-2011
Diario de Mallorca, 13-12-2011