FORTALECER
EL MOVIMIENTO DE LIBERACIÓN NACIONAL
DE
CANARIAS (MLNC) (II)
[No podemos seguir siendo cómplices de
gobiernos facinerosos cada cuatro años, -haciendo política de salón- con las
artimañas y las falsas expectativas que envuelven las campañas
pre-electorales…
La realidad es que hoy Canarias sigue
siendo una colonia africana, administrada por el País más corrupto del
continente europeo; que trata de perpetuar su ocupación militar con personal
civil en todos los estamentos y con estrategias electorales arbitrarias;
imponiendo un modelo económico destructivo, porque sabe que sólo el bienestar
económico y financiero en manos canarias facilitaría a esa mayoría escéptica
y pusilánime, la convicción y AUTOESTIMA necesaria para tomar decisiones
relevantes: la independencia.]
Los diferentes puntos de vistas que en estos días atrás han salido a la
luz en algunos medios de comunicación sobre los posicionamientos favorables a
la ABSTENCIÓN en las elecciones, como los que consideran que PARTICIPAR es una
cuestión indiscutible, deberían haberse llevado a cabo en un marco asambleario
que se dilucidara con una solución neutral; abierto a todas las organizaciones
soberanistas y afines a la independencia. Que los ciudadanos entendieran que los
motivos que han impulsado estos criterios antagónicos sobre la abstención en
un tono irritante son sólo producto de la incertidumbre que se vive en
Canarias; culpa de la poca confianza que tenemos de nosotros mismos, de la
desconfianza hacia los demás; no nuestra finalidad común: defender los
intereses de los canarios y mejorar nuestra calidad de vida. Faltaría más.
Cuando una parte de la soberanía popular canaria decide que quiere
ejercer el derecho de ir a votar como si fueran ciudadanos españoles, ayuda muy
poco a superar el estado de confusión generalizado entre los canarios, no tanto
como quienes viven ajenos a la vida política; pero sí a quienes todavía no
entendemos como a estas alturas seguimos inmersos en disgregaciones ideológicas
o disputas personales; la misma incoherencia que nos resulta ver a cualquier
canario celebrar el triunfo de la Roja con una bandera española sobre su
espalda corriendo como un loco por las calles de nuestros barrios. Algo hemos de
estar haciendo no muy bien para que todavía un sector importante de la población
arguya machaconamente en contra de nuestras convicciones: “de qué vamos a
vivir”, que nos van a “invadir los moros” o que “todos los políticos
son iguales”. Sospechamos que no estamos trabajando lo suficiente; o más bien
que no estamos incidiendo en el lugar que corresponde: nuestros barrios, casa
por casa y cara a cara; que el uso y abuso de las redes sociales no tenga tanta
trascendencia; que quizás sea que nos estamos acomodando.
“¡Despierta canario!: no somos españoles, ni tampoco debemos
conformarnos con ser españoles de tercera; ni relegar al ostracismo a una
Canarias colonizada: humillada a mantener la tasa de parados más alta que la
del Estado español y los salarios más bajos; del aumento de la pobreza y del
alto índice de suicidios; privarnos de las recaudaciones que se generan en
Canarias: tasas sobre puertos y aeropuertos canarios, operadores turísticos,
telefónicas, eléctricas y empresas de todo tipo; pero sorprendentemente no
para que se invierta en Desarrollo e Innovación en nuestras islas, sino para
que gobiernos corruptos desde Madrid administren a cuenta gota nuestros recursos
económicos: caritativas subvenciones que se revierte a dedo entre los amigos de
la clase política canaria; los mismos que les da igual el paro que haya y los
salarios de pobreza; los mismos que desde las propias instituciones canarias
quieren desmantelar la Refinería de Tenerife por pura especulación urbanística.
¡Qué poca vergüenza!” Sí, qué
poca vergüenza; pero, éste y otros discursos quedan en el aíre, no llegan a
todos los rincones de nuestro archipiélago como debería ser nuestra obligación.
No podemos seguir siendo cómplices de gobiernos facinerosos cada cuatro
años, -haciendo política de salón- con las artimañas y las falsas
expectativas que envuelven las campañas pre-electorales. Las complicidades de
los gobiernos de Canarias con la metrópoli han llegado hasta el punto de
desarticular de la noche a la mañana todas las infraestructuras industriales;
lo que explica concienzudamente que si bien al Pueblo canario y al Gobierno español
ese desarrollo industrial les garantizaban recíprocamente un potencial
bienestar, a España le incomodaba el devenir de ese Poder económico en la
autoafirmación de “ser canario/a” y en la consecuente legítima aspiración
de una nación Canarias; libre e independiente. España prefirió elegir la
postura más cobarde y miserable: abandonar cualquier expectativa de progreso
para los canarios; prefirió quedarse tuerta con tal de ver a los canarios
ciegos. La realidad es que hoy Canarias sigue siendo una colonia africana,
administrada por el País más corrupto del continente europeo; que trata de
perpetuar su ocupación militar con personal civil en todos los estamentos y con
estrategias electorales arbitrarias; imponiendo un modelo económico
destructivo, porque sabe que sólo el bienestar económico y financiero en manos
canarias facilitaría a esa mayoría escéptica y pusilánime, la convicción y
AUTOESTIMA necesaria para tomar decisiones relevantes: la independencia.
Mientras tanto nuestro deber es recordar a los liderazgos correspondientes, que
se tengan en cuenta crear las condiciones óptimas para instruir a la clase
trabajadora: futuros dirigentes de la nación canaria.
Se mire por donde se mire, no percibimos por ningún lado la
transparencia de una Ley electoral ecuánime que nos cuestione abortar esta
farsa electoral. Sin embargo esta disyuntiva sobre la abstención sí o abstención
no, podría tener una diferente perspectiva, si hubiera voluntad de alcanzar una
verdadera alternativa popular, la de impulsar de una vez el Movimiento de
Liberación Nacional de Canarias (MLNC), calle por calle y puerta por puerta. De
lo contrario estaremos abocados al fracaso; rivalizando de por vida con
LEGITIMAR o no, una Constitución que no reconoce el Derecho a la
Autodeterminación: el lícito derecho a poder decidir nuestro futuro; la
inviabilidad de que España alguna vez acepte la Resolución 1514 de las
Naciones Unidas para la inmediata Descolonización de Canarias; salvo que
podamos denunciar su proceder en el concierto de las Naciones Unidas.
Para un verdadero alzado, (humanistas, progresistas, socialistas,
comunistas, anticapitalistas, autogestionarios…) tanto la abstención como la
desobediencia civil, es una actitud de dignidad y de rebeldía; más consecuente
y revolucionario que ampararse sumiso en una contienda electoral hostil y
marrullera; que respetamos, pero que no compartimos; incluso, cuando cualquier
candidatura independentista se plantea participar en las elecciones con un
programa político, indistintamente de izquierda marxista o neoliberal,
-diferente al resto- tiene la inconveniencia de crear más desencuentros que vínculos;
que de no alcanzarse esas expectativas, paradójicamente sería también nuestro
fracaso.
Si consideramos como meta que nuestro primer puerto de montaña es la
Descolonización e Independencia de Canarias, cómo entender que cada vez hallan
más partidos minoritarios deseosos de participar en las convocatorias
electorales. No estarán confundiendo las elecciones con oposiciones. ¿No sería
una mejor opción, que todas las organizaciones soberanistas se reagruparan en
un único referente político; que reivindicara directamente nuestras legítimas
aspiraciones en los organismos internacionales? Creemos que sí; pero no; no se
puede; más bien no nos ponemos de acuerdo; pues aunque interpretemos que sería
lo más consecuente, la desconfianza y las zancadillas impera por todos los
poros de la vida política. Si hacemos un poco de memoria, recordaremos que los
respectivos gobiernos colonialistas y sus agentes sociales en Canarias
preocupados por el avance soberanista entre la población canaria, han tratado
desde siempre impedir que vuelva a repetirse los éxitos electorales que tuvo la
formación política “Unión del Pueblo Canario” (UPC); dejándola que se
difuminara premeditadamente; corrompiendo voluntades a cambio de recomendaciones
laborales en todos los ámbitos; desestructurado las ilusiones de miles de
militantes combativos sin apenas formación política y sin saber reaccionar;
sin embargo, la ingrata experiencia no quedó ahí; nuevamente, una formación
en crecimiento, lo que fue en un principio “Alternativa Popular Canaria”,
con unas expectativas considerables, tampoco la dejaron alcanzar el techo máximo
esperado, debido a las injerencias de dirigentes pusilánimes muy cercanos al
partido socialista (PSOE); diluyéndose igualmente; lo que confirma certeramente
la famosa frase de WINSTON CHURCHIL: “…el enemigo está en nuestras
filas”. Y así es el entorno que nos rodea; que tenemos que superar; que
convive día a día con nosotros.
No podemos permitir que la incertidumbre cohabite en ese frente político
de masas desestructurado y entre las organizaciones soberanistas; urge
propuestas con seguro a todo riesgo; y las hay; y es que a pesar de que los
independentistas tenemos el deber de organizarnos, de apoyar el hombro, de tener
criterio propio; tenemos también la obligación de facilitar las condiciones
que permitan la oportunidad de trabajar conjuntamente; de echar un pulso al
gobierno colonialista español; la posibilidad de que se acepte por mayoría una
nueva sugerencia con una única condición: fortalecer al Movimiento de Liberación
Nacional de Canarias (MLNC) en las urnas y desestimar las instituciones, no
ocupar ningún cargo electo: DESOBEDIENCIA CIVIL; recuperar el entusiasmo de una
militancia sin convicción anímica y sin referente soberanista; instruir a una
clase trabajadora cada vez más desorientada, desorganizada y decepcionada; única
manera para que dejemos de abstenernos, votar nulo o votar en blanco. Transmitir
transparencia a toda la clase trabajadora, autónomos, PYMES y estudiantes para
que se impliquen desde esa convergencia unitaria en la lucha por la
Descolonización de Canarias; involucrarnos en la construcción de una sociedad
igualitaria libre e independiente.
La propuesta es clara: ABSTENCIÓN o Movimiento de Liberación Nacional
de Canarias (MLNC). Quienes esperen que tal vez les vayamos hacer el favor de
darles el visto bueno para que se acomoden en las instituciones, deberían
recapacitar; pensárselo más de una vez, nos lo van a agradecer. No siempre
somos todos tan ingenuos, como para creer que con todas las organizaciones
soberanistas actuando de manera individual y por cuenta propia vamos a conseguir
la Descolonización e Independencia de Canarias.
¡Canarias Libre e Independiente!
Artículo anterior:
Fortalecer el Movimiento de Liberación Nacional de Canarias (I)