La farsa de la reforma laboral

 

Obrero *

 

Hemos asistido estos días a la parodia de la reforma laboral entre sindicatos, empresarios y administraciones, consistente en hacer creer al ciudadano que tras arduas deliberaciones sobre cómo relanzar el empleo (tipos de contrato, días por despido, movilidad, porcentajes por encima o por debajo del IPC...) alguien con grandes ideales y valores vela por nuestros intereses.

Liturgia que no tiene otro fin sino que el obrero, como el esclavo o las mulas de carga, no muera por exceso de trabajo o por falta de manutención, que esté sano para poder trabajar y aportar beneficios al gran empresario y especuladores financieros.

Y, como a los burros, le ponen la zanahoria delante las narices, con toda una escala de categorías profesionales para que entren en competición por los mejores puestos y salarios. Y en ese clima laboral de desconfianza mutua, como adversarios y no como colaboradores, se despedacen por conseguir sus objetivos de éxito individual, es decir, lo que los amos tenían establecido de antemano.

Los amos, en estrategia magistral, han sustituido la amenaza y la tortura para someter al esclavo por "la competitividad" para someter al obrero. Ya no es necesario temer al capataz de la plantación blandiendo el amenazador látigo. Son tus propios compañeros los que te hundirán si te interpones entre ellos y las metas que les imponen sus amos.

Y mientras los ricos estudian para ser alguien de "provecho" en el futuro, los pobres trabajan y les arreglan el presente. Ese acuerdo "democrático" en el que las dos partes colaboran por un futuro mejor, para que ninguna de las partes se sienta agraviada, se lleva a la práctica por los obreros...; los ricos se han aprovechado de ellos.

* Un obrero de iglesia pobre

 

Como en los viejos tiempos

 

Regulación laboral…

Pregón.

 

    En este día en la plaza pública desta villa de Sant Cristóval por man­dado de su Señoría se pregonó que todos los que oviesen de segar sus panes ajornaladamente que non diesen a cada peón más de real y medio y de comer y que no les diesen vino; e que fueren obligados de trabajar todo el día de sol a sol; y que los dichos ajornalados non fuesen osados de pedir más y que sy más pidieren, por el mesmo caso yncurriesen en pena de cien açotes y más seycientos mrs. para los propios. A lo qual asy pregonado fueron testi­gos Lope Fernandes, Xuares de Quemada, Lope de Arceo, Alvar Gongales de las Alas y todo el pueblo.

En IIII de abril de MDIIII. (4-4-1504)»]