El silencio del paisaje Aronero nos habla. Un paisaje donde la ventolera de
libertad y justicia es escuchada por mujeres y hombres que lo habitan. El
Maestro Luis Diego Cuscoy decía: "sólo quienes aman el paisaje,
son capaces de amar a su gente", para
Cuscoy el paisaje, su protección y cuidado era un
indicador de la calidad democrática de un pueblo. Este
maestro fue purgado al destierro en época franquista por su
ideología progresista a
Hoy miramos el paisaje Aronero
y podemos testar su calidad democrática: un paisaje agrario
abandonado, quebrado por la especulación urbanística. Nuestro
patrimonio moral y nuestros símbolos de identidad arrojados a
los pies de los especuladores: las primeras casas que fundaron nuestros
pueblos, aljibes, eras, escuelas, etc. Un paisaje político desolador,
al servicio exclusivamente de intereses económicos; una clase
indolente y empequeñecida por su mirada ideológica, así como por
sus luchas internas que sólo a ellos interesa, ¿sin valores comunes en el horizonte
qué futuro nos espera? Ellos no han nacido para estos asuntos terrenales. Esta
élite ha sido llamada para la obra cumbre de iluminar con sus nombres la
historia política de Arona. Son los Faros
que arrojan luz a un paisaje roto y sin gente.