¿Elecciones europeas en África?
Francisco
Javier González (*)
Referirme a Europa desde este rincón insular del noroeste africano no puedo
hacerlo sin un recuerdo a los versos de mi querido amigo Paco
Tarajano: "La
Europa que tú me ofreces/ te puedes quedar con ella/ que no es que yo la
desprecie/ es que no nace quererla". Ahora
estamos en puertas de una nueva convocatoria electoral. Esta vez al Parlamento
Europeo y, tal vez porque aún resuene el final del poema de Tarajano "…porque
un vendaval de Europa/ tumbó la flor de mi tierra", el ambiente político
en el entorno independentista canario está mostrando síntomas de revoltura,
aunque, en verdad, esto siempre sucede en todos los procesos electorales que se
convocan en esta heptainsulana nación.
El no tener, la mayoría de nosotros, aún clara la posición del
independentismo es un síntoma de nuestra inmadurez política y de la
inexistencia de una organización capaz de coordinar nuestras acciones y de
encauzar el permanente debate entre abstención o participación en estos
procesos. Ya he abordado este dilema en diversas ocasiones (I
y II) pero creo que hay que
plantearlo de nuevo cara a este próximo proceso que, además, por su característica
de elección europea en un territorio africano, presenta connotaciones
diferenciadas. Como no creo que sea cuestión de estar argumentando nuevamente
cuando ya he sentado los criterios que considero suficientes, me limito a
reproducir, modificando, parte de un texto que publiqué de cara a las
elecciones generales españolas del 2004 centrado en la cuestión ¿Para el
nacionalismo patriótico canario, son las elecciones una cuestión táctica o
estratégica?, pregunta a la que hemos de añadir la de ¿qué pretendemos
alcanzar participando en unas elecciones europeas?
Tenemos que partir de la consideración inicial de que,
objetivamente, todos los procesos electorales que se celebren en Canarias, sea
una elección a un Club de Fútbol, a una Asociación de Padres o de Alumnos,
una Sociedad Recreativa, un Sindicato..., hasta los Ayuntamientos, Cabildos,
Parlamento Autonómico, Parlamento Español y,
con su matiz diferenciador, las convocadas al Parlamento
Europeo, es siempre una elección española, como españolas son las
personas jurídicas -incluyendo las "Instituciones
Canarias"- que se rigen por la legalidad metropolitana. Ahora bien,
este hecho de la "españolidad intrínseca" tanto de las elecciones
como de los organismos o instituciones que de ellas dimanan no puede, a mi
juicio, ser un obstáculo para que el nacionalismo patriótico las utilice políticamente
so pena de privarnos, por un malentendido purismo, de una herramienta política
de singular importancia, claro está que valorando, en este caso, la contradicción
de reconocernos como nación africana y votar para el Parlamento Europeo.
Nos planteamos ahora, desde la óptica del nacionalismo
patriótico de liberación, el
carácter táctico o estratégico que debemos conferirle a las elecciones y,
consecuentemente, a las instituciones sometidas a la legalidad colonial española
o, lo que es lo mismo, queremos responder a las preguntas ¿qué pretende el
nacionalismo? (estrategia) y ¿cómo conseguir eso que pretende? (táctica).
Recalco, antes de empezar, el carácter patriótico y de liberación del
nacionalismo desde el que efectúo el análisis, dada la interesada confusión
semántica que ha introducido alrededor del término "nacionalismo" el
arribismo de determinados sectores regionalistas que intentan cubrirse con un
manto que no les corresponde que, día tras día, va quedando más al desnudo.
Desde este punto de vista, el objetivo estratégico es la construcción de un Estado
Soberano en el territorio de
la Nación Canaria,
arrebatándole, mediante la independencia política, al poder colonial exógeno
la administración de nuestros recursos y acabar así con la desaforada
expoliación, la destrucción del territorio y el drenaje al exterior de las
plusvalías producidas con nuestro trabajo, de forma que los beneficios de
nuestro esfuerzo reviertan en el pueblo que los genera.
Para este objetivo estratégico -que responde a la pregunta
de ¿qué pretende el nacionalismo?- tanto las elecciones como los posibles
resultados que con ellas se obtengan son solo uno de los medios tácticos a
utilizar para alcanzarlo. La presencia del nacionalismo patriótico de liberación
en las instituciones regidas por la "legalidad" española, sean cuales
sean y caso de llegar a ellas, no puede nunca servir para legitimar el sistema
colonial sino, bien al contrario, debe significar la permanente denuncia del
mismo y el aprovechamiento de esas instituciones para refortalecernos
organizativamente y avanzar hacia la liberación nacional. Plantear que desde
las instituciones coloniales -sean Ayuntamientos, Cabildos o Parlamentos-
podemos lograr esa liberación no deja de ser un engaño similar al de los oportunistas
de CC, pero también es idéntico engaño plantear que el nacionalismo
puede, desde esas instituciones, resolver los problemas que el pueblo canario
tiene planteados, problemas que no tienen solución dentro del marco colonial.
No se trata de que un concejal, un consejero de cabildo o un parlamentario no
intenten que se arreglen las calles, que se lleve una disciplina urbanística o
que los canarios tengamos unas ayudas determinadas al transporte, a la
dependencia o a la enseñanza. Eso forma parte del trabajo de un cargo electo,
pero más allá de eso, hay que explicarles a nuestros compatriotas donde radica
el auténtico problema que es la falta de control sobre nuestros recursos y la
supeditación forzosa a intereses foráneos, cosa que en estos días, y
con el problema de las prospecciones petrolíferas en nuestras aguas por la
multinacional REPSOL, está
quedando totalmente demostrado, con las "autoridades" canarias
mendigando al gobierno colonial que autorice la convocatoria de una simple
consulta que, para mayor recochineo, no tienen más valor que el meramente
informativo.
Llevado al caso que nos ocupa en este momento, es evidente que en
unas elecciones al Parlamento Europeo, por la específica naturaleza y
composición del mismo, difícilmente podemos lograr algún avance político con
la participación, y mucho menos si esa participación queda desdibujada en un
contexto de alianzas con realidades políticas diferentes a nuestra especial
situación colonial. ¿Qué vamos a decirle a nuestra gente? ¿Qué desde Europa
vamos a cambiar esa realidad de la explotación colonial? Recuerdo que en las
elecciones al Parlamento Europeo de 1989, siendo yo Secretario general del FREPIC-AWAÑAK nos
plantearon desde Herri
Batasuna acudir en coalición, incluyendo en la lista que
encabezaba Txema Montero un
candidato nuestro. Para aceptar exigimos que en el programa se incluyera una
mención específica a la descolonización de Canarias. No se pudo llegar a
acuerdos porque en el encuentro mantenido con Montero solo
aceptaban que se mencionara el derecho a la autodeterminación, mientras que
nosotros entendíamos que un proceso de descolonización era diferente y tenía
que partir del previo reconocimiento de esa realidad colonial. ¿Está esa
cuestión de mención explícita de nuestra realidad colonial recogida en los
actuales planteamientos en pro de la participación por parte de organizaciones
independentistas? Lo ignoro, pero es algo que tienen que aclarar forzosamente,
aclarando además que se pretende conseguir políticamente con esa participación
y como supone un avance hacia la descolonización.
También hay que poner sobre el tapete otra cuestión. La única
forma de que el objetivo estratégico sea el que decida en todo momento las tácticas
a emplear y no suceda, como nos ha pasado repetidas veces, que un cargo electo
se "autolibera" de
disciplinas, olvida la razón por y para la que fue elegido y se nos pase, con
armas y bagajes, al enemigo, es la existencia de una organización lo
suficientemente fuerte y cohesionada, con claridad de objetivos, capaz de
seleccionar previamente y de depurar posteriormente los comportamientos -que,
desgraciadamente, ya conocemos- vergonzosamente sumisos y mendicantes, de los
traidores que han llegado a esos lugares en nombre de la patria y los han
utilizado luego para su exclusivo lucro personal y vuelve la pregunta ¿Tenemos
ya esa organización? Porque entonces habrá también que explicar en que avanza
esa construcción con la participación en unas elecciones en las que, por su
carácter continental europeo, lo que realmente podemos generar es mayor confusión
en el pueblo al que nuestro mensaje va destinado.
Ya con la experiencia UPC tuvimos claros ejemplos de lo que sucede
cuando la táctica (elecciones, instituciones...) se aplica separada y no
subordinada a la estrategia (independencia y liberación nacional y social) y no
existe la organización que vele por la primacía del fin estratégico. Mi
criterio en este caso es que si perdemos de vista el objetivo estratégico de la
independencia, y si no poseemos la organización capaz de imponerlos como norte
y guía, los medios tácticos -elecciones e instituciones- carecerán de
referente claro, con lo que su aplicación será errónea cuando no
contraproducente, error tanto mayor cuando se trata de solicitar a los
habitantes de un territorio colonial africano su participación en unas
elecciones continentales europeas.
Si no tenemos todo esto claro y resuelto podemos terminar
trabajando para el enemigo.
NOTAS:
(Publicadas también en Magec, Canarias Insurgente, El independiente de Canarias
-hoy Canarias noticias- Blog Nación Canaria, Indymedia….)
[I] eleccionesparticipacionabstencionfjg1
[II] eleccionesparticipacionabstencionfjg2
Gomera a 25 de abril de 2014