Europapanatismo y endofobia desatada

 

 

M. Mateo López Rivero *

 

Hay que ver cómo se han puesto en Canarias determinados sectores políticos y sindicales sucursalistas y sus corífeos columnistas y tertulianos a sueldo por que la Comisión Europea haya aceptado que sean primadas las empresas adjudicatarias de obra pública que contraten desempleados con más de seis meses inscritos en demanda de empleo en Canarias.

Por lo visto, pretenden que, sufriendo un 32% de paro, las inversiones públicas en las Islas sirvan para importar mano de obra desempleada del Estado español y resto de la Unión Europea o de terceros países, mientras a nuestros residentes consolidados desempleados les hacen el pasillo, aplaudiéndoles al bajarse del avión, para acompañarlos después en caravana hasta su nuevo puesto de trabajo, haciendo sonar las bocinas.

¡Qué vergüenza para los sindicatos españolistas instalados en Canarias verse superados por la Comisión Europea en la defensa consecuente de nuestros parados!; y ¿qué decir de los dos eurodiputados del PSOE amenazando con recurrir dicha disposición en el Parlamento Europeo, o del ministro "canario" clamando contra una supuesta transgresión del sacrosanto principio comunitario de la libre circulación de trabajadores europeos?

Y no es que en Identidad Canaria estemos tirando voladores por la medida, que consideramos una tímida e insuficiente respuesta al gravísimo problema de desempleo que nos afecta, que supera de largo las trescientas mil personas en edad de trabajar, y que entendemos debería aplicarse no solo a los contratados para obras públicas, sino al resto de los sectores económicos, dando preferencia en la contratación según orden de antigüedad en su inscripción en el Servicio Canario de Empleo, acreditando la cualificación necesaria.

Nuestra asociación ha reivindicado, además, desde su fundación, la necesidad de una legislación específica para Canarias reguladora de la condición de residente, basada en el vínculo familiar canario y el arraigo suficiente en el seno de nuestra Comunidad, siendo imprescindible disfrutar de dicha condición para acceder a nuestro mercado laboral y profesional.

Las razones que respaldan esta demanda son las mismas que se han tenido en cuenta para establecer leyes de residencia específicas en otros territorios comunitarios, como las británicas islas del Canal o de Man, donde sus mismos connacionales ven restringido el derecho a residir en ellas. Razones de mera sostenibilidad medioambiental condicionada por la limitada capacidad de carga de unos espacios limitados, frágiles y fragmentados que ya soportan una altísima densidad de población.

Limitaciones a la libre circulación y establecimiento autorizadas también en otras zonas como Dinamarca, donde se limitan las segundas residencias por razones de superpoblación, o en Luxemburgo, por envejecimiento poblacional. Hasta el propio Parlamento Europeo en 2009 aprobó una moción de la eurodiputada francesa Margie Sudre, justificando las excepciones a las políticas comunes en esta materia, sin olvidar a los Países y Territorios de Ultramar (PTU) pertenecientes a Estados miembros, que tienen reconocidas en los tratados modulaciones específicas para su aplicación.

Pero la insuficiencia de estas medidas de estímulo a las empresas que contraten, para obras públicas, desempleados inscritos en Canarias de larga duración no es impedimento para valorarlas como un avance, sobre todo en lo que a desbloquear mentes y superar complejos y prejuicios pseudomoralistas se refiere.

Porque otorgar derechos preferenciales a nuestros parados no constituye ningún problema moral o ideológico, tratándose simplemente de una cuestión competencial, y eso es lo que les duele a los políticos sucursalistas, que Canarias conquiste la aplicación de políticas específicas, hasta ahora solo atribuidas a los Estados, que por cierto no tienen escrúpulos en promulgar leyes de extranjería restrictivas o negar asistencia sanitaria no urgente a personas en situación migratoria irregular y sin recursos.

La Comisión Europea, al interpretar de formar flexible el principio de libre circulación en las llamadas Regiones Ultraperiféricas, pone en evidencia el europapanatismo rampante de quienes pretenden ser más papistas que el Papa en la aplicación de las políticas comunitarias, quedando asimismo en ridículo al calificar, como han venido haciendo tradicionalmente, de racista y xenófoba cualquier demanda de trato preferencial en favor de los desempleados residentes en Canarias. ¿Por qué no se atreven ahora a insultar así a las autoridades comunitarias nuestros valerosos quijotes políticos y sindicales sucursalistas?

Su virulenta reacción ante tales conquistas, pese a lo limitado de su ámbito de aplicación, evidencia, por contra, una enfermiza endofobia contra la población canaria, que de forma mayoritaria nutre las listas de desempleados inscritos en nuestras oficinas de empleo. Una hemorragia de ira contra quienes han tenido el atrevimiento de solicitar, y además conseguir, un trato discriminatorio positivo para nuestra gente. ¡Y hasta ahí podíamos llegar!

Nuestra asociación está ya acostumbrada a sus intolerantes y desaforados ataques, pues no en vano llevamos más de dos décadas tratando de convencer a nuestros paisanos de la necesidad de una Ley de Residencia para Canarias, tomando el testigo de otros compatriotas ya desaparecidos, como José Cardoso Morales o Sergio Báez Marrero, de Tamarán, siendo el punto culminante de esta lucha la manifestación que convocamos junto con la Confederación Canaria de Asociaciones de Vecinos (CONCAVE) y el apoyo de organizaciones como el PNC, CCN y sectores de la Intersindical Canaria, representados por Jaime Bethencourt, y la presencia de varios cargos públicos municipales de Santa Cruz y La Laguna, el 29-10-2006, en Santa Cruz de Tenerife, con la asistencia de unas quince mil personas pese a unas condiciones metereológicas bastante adversas, que dieron todo un ejemplo de comportamiento cívico.

Pocos pueden imaginar las enormes presiones sufridas por los organizadores. El Grupo Parlamentario del PSOE llegó a pedir el cese de quien suscribe como asesor del Ayuntamiento de Santa Cruz, portavoces de la Subdelegación del Gobierno, que no pudo encontrar argumentos para denegar la celebración, realizaron varias declaraciones arbitrarias contra la misma, varios medios de comunicación la calificaron como "La Marcha Xenófoba" y hasta Cáritas llegó a sumarse al coro descalificador, mientras prestigiosos especialistas como Juan Manuel Fernández del Torco defendieron la constitucionalidad de nuestra iniciativa (ver EL DÍA, 29-10-2006).

Mención aparte debemos hacer del sorprendente boicot que sufrimos por parte de dirigentes de Coalición Canaria, partido que apoyó junto con el PP una moción del PSOE en el Cabildo contra nuestra convocatoria, mientras su presidente, Paulino Rivero, llamaba telefónicamente al que suscribe "exigiendo" la desconvocatoria de la manifestación, aunque durante la Presidencia de Román Rodríguez se encargó un informe en el que participaron, entre otros prestigiosos juristas, Eligio Hernández o Miguel Herrero Rodríguez de Miñón, ponente constitucional, que recomendaba la adopción de medidas específicas contra la superpoblación de Canarias, documento que duerme el sueño de los justos en algún cajón de la Comunidad Autónoma.

Sin embargo, nos alegramos de que CC haya rectificado posteriormente su oposición, solicitando en la Unión Europea medidas de protección de nuestro mercado laboral, que han cristalizado ahora con la citada disposición de la Comisión Europea para las RUP. Nunca es tarde si la dicha es buena, aunque hayamos tenido que pasar de los 120.000 parados de la fecha de la citada manifestación a los 360.000 actuales, para que reconozcan el grave problema que advertíamos entonces. ¡Un incremento de un 200% en solo seis años! ¿Existirá ejemplo similar a nivel planetario? Habrá que consultar el Guiness para saberlo. Mientras tanto, algunos deberían tratarse sus padecimientos de dispepsia política (digestión lenta y pesada de las ideas).

Regulaciones específicas que nada tienen que ver con el disfrute exclusivo de privilegios económicos, sociales o naturales, ni con la preservación de una determinada identidad cultural, que es fruto precisamente de un rico sincretismo histórico; ni tampoco con el debate existente a nivel mundial sobre las migraciones humanas, sino, como hemos señalado, con la defensa de una sostenibilidad medioambiental y el mantenimiento de la biodiversidad en un territorio insular reducido, vulnerable y frágil, aunque tales regulaciones obliguen a establecer una lógica discriminación en favor de la población local, castigada además por unas insoportables cifras de desempleo.

Reaccionemos, pues, a tiempo, porque aquí no se ve la famosa mano invisible reguladora por ninguna parte y continuamos aumentando la población por la vía inmigratoria (5.646 foráneos más de saldo positivo en el primer semestre de 2012, a pesar de la crisis económica), el incremento del desempleo y la reaparición histórica de la emigración canaria, sobre todo entre nuestros jóvenes. ¿Seremos capaces de impedir el genocidio por suplantación de nuestra población de origen?

* De Identidad Canaria

identidadcanaria@hotmail.com

 

Redacción de El Canario:

Países y territorios de ultramar (PTU)

 

Los veintiún Países y Territorios de Ultramar (PTU) dependen constitucionalmente de cuatro Estados miembros de la Unión Europea (UE): Dinamarca, Francia, Países Bajos y Reino Unido. Sus nacionales son ciudadanos europeos. Sin embargo, los PTU no forman parte del territorio de la UE, por lo que no están directamente sujetos al Derecho europeo, sino que gozan del estatuto de asociados a los Estados miembros, en virtud del Tratado de Lisboa. El principal objetivo de esta asociación es contribuir a su desarrollo económico y social

 

La Unión Europea y sus regiones ultraperiféricas (RUP) [+]

 

La denominación de "Regiones Ultraperiféricas" es un recurso eufemístico por el que los las potencias colonialistas europeas integran formalmente a los restos de sus colonias en el aparato político-económico de la Unión Europea[1]

 

 

RUP y PTU