ACENTEJO 2012
ETNOCENTRISMO
Por Eduardo
Pedro García Rodríguez
El etnocentrismo
es un concepto elaborado para justificar la tendencia que lleva a un país
invasor a interpretar
la realidad a partir de sus propios parámetros culturales.
Esta práctica está
vinculada a la creencia de que la etnia invasora y sus prácticas culturales son
superiores a los comportamientos de los pueblos sometidos.
Una visión
etnocentrista juzga y califica las costumbres, las creencias y el lenguaje de la
cultura dominada de acuerdo a una cosmovisión considerada como deseable (que
siempre es la propia).
El etnocentrismo es una
tendencia común a cualquier cultura invasora. Resulta usual que los elementos
de la propia cultura invasora sean calificados o comentados en términos
positivos, describiendo de forma negativa las creencias y
costumbres de los invadidos.
En
este aspecto, la cerrazón etnocentrista llevada a cabo por el colonialismo español
en Canarias desde los inicios de la conquista han estado dirigidos a alienar
individual y colectivamente a la población sometida, contando para ello con el
apoyo incondicional de determinada confesión religiosa, institución con una
amplia y contrastada eficacia en sus métodos de lavados de cerebros, la cual
mediante depuradas técnicas psicológicas fue incrustando en las mentes de los
dominados profundos complejos de inferioridad, y endofobia con tal efectividad,
que apenas cien años después de invadida la última isla que había
permanecido libre, la mayoría de nuestros ancestros habían asumido
resignadamente la condición de siervos impuesta por los invasores.
En
tiempos más actuales, vemos como los invasores han cambiado de métodos, pero
no de propósitos, así vemos como en los circuitos educativos e incluso
intelectuales implantados por el colonialismo, brillan por su ausencia los
contenidos sobre la realidad sociocultural de nuestra matria, llegando incluso a
falsear de manera descarada nuestra realidad geográfica, nuestra Historia pre y
colonial, y nuestros lazos de dependencia, enmascarados bajo falacia tales como
“Provincias” “Región ultra periférica” “Comunidad autónoma” y
sandeces similares.
Su finalidad continúa
siendo el mantenernos ignorantados en cuanto a nuestra condición de colonia
española ubicada en el noroeste de nuestro continente africano, y no bajo las
Baleares o frente a Portugal como nos representan en un recuadro en sus mapas
escolares o en los de los programas del tiempo en todas las televisiones españolas.
Tampoco el recién
inaugurado hotel tal, es el más moderno de Europa, la playa de Las Canteras no
es la mejor playa urbana de Europa,
Vilaflor no es el municipio más alto de España, es Valdelinares, el Teide no
es la montaña más alta de España, es El Mulhacén, Lanzarote y Fuerteventura
no son las islas de Europa con menor pluviosidad anual. En Canarias no tenemos
una hora menos, en Canarias
El
etnocentrismo despliega continuamente sobre nosotros su inmenso poder mediático
para mantenernos generación tras generación completamente ignorantados, impidiéndonos
el acceso al conocimiento de nuestras verdaderas raíces, a nuestra identidad
nacional, pues sabe por experiencia que un pueblo consiente de su identidad, difícilmente
puede ser sometido, porque tal como apunta el filosofo Dr. Milvio Alexis Novoa Pérez: “La
identidad nacional integra en su expresión sintética la comunidad de aspectos
socioculturales, espirituales, étnicos lingüísticos, económicos,
territoriales, etc., así como la conciencia histórica en que se piensa su ser
esencial en tanto tal, incluyendo su auténtica realización humana, y las
posibilidades de originalidad y creación. Es, en su realidad concreta, un
proceso y resultado de la actividad humana en su historia particular, como vía
de acceso a la universalidad de su ser esencial. Proceso que transcurre como
afirmación y reafirmación del ser histórico, singular, en tanto condición
imprescindible para participar de la universalidad. Resultado que encarna y
despliega en síntesis lo singular auténtico, enriquecido, expresado ya como
universal concreto.”
Conmatriotas,
nos reunimos, año tras año, en este sagrado Barranco de Fanfan o de Acentejo,
para hacer patente al invasor nuestro firme propósito de reafirmar nuestra
voluntad en recuperar nuestra condición de nación libre que nos fue arrebatada
debido a la inmoralidad, brutal inhumanidad y superioridad armamentística de
unos mercenarios al servicio de los nefastos Reyes Católicos, antecesores del
actual reino de España.
También
nos reunimos aquí para celebrar con sano orgullo matrio, la mayor gesta
guerrera que jamás pueblo alguno llevase a cabo contra el imperialismo español
durante la edad media, gesta protagonizada por nuestros antepasados quienes
infligieron al imperialismo español la mas sonada y denigrante derrota jamás
sufrida por los ejércitos españoles en sus invasiones coloniales. Es indudable
que si fuésemos un pueblo libre, batallas como las de Tirajana, Tenoya,
Arguineguín y Ajodar en Tamarant, la derrota y muerte de Guillen Peraza, la
heroica resistencia de Atanausú en Benahuare, la rebelión de los gomeros
contra los colonos invasores, la de Ofra, Las Pañuelas y la grandiosa de
Acentejo en Chinech, figurarían en la bibliografía histórica como de los
grandes acontecimientos de la humanidad, en la misma medida que el etnocentrismo
europeo celebra los acontecimientos de batallas clásicas como las de Salamina,
Farsalia, de Accio, Cinocefálos, Maratón, Gaugamela, Ipso, Pidna, Cannas (o
Cannæ), o Las Termópilas, esta última guarda notable paralelismo con la
nuestra de Acentejo donde también un tabor de trescientos katuten al mando de
Chimnenchia-Tinguaro fueron los artífices de la victoria. Esta batalla de
Acentejo fue mucho más heroica, pues un puñado de valientes armados de piedras
y palos se enfrentó y derrotó a uno de los ejércitos más modernos y mejor
armados de la época.
La batalla de Acentejo
supuso, como queda dicho, la mayor derrota sufrida por las tropas españolas en
sus conquistas imperialistas, en Canarias (cuya conquista duró casi un siglo).
En cuanto al número de
efectivos que componían el Ejército expedicionario invasor los cronistas no
coinciden en sus apreciaciones, así Fray Alonso de Espinosa aventura que las
tropas mercenarias estaban compuesta por unos novecientos hombres, sin que
mencione a los caballos, perros de guerra y a la artillería.
Por
su parte, el ingeniero de fortificaciones cremonés Leonardo Torriani, al
servicio de la corona española en su "Descripción de las Islas
Canarias" nos dice que la expedición invasora constaba de unos mil
soldados y cuarenta caballos, ambos cronistas están totalmente herrados en sus
apreciaciones como veremos a continuación.
Es
bien conocido lo aficionados que eran los cronistas de la conquista a dar cifras
exageradas del número de los enemigos y a reducir el de las tropas propias
tanto en número de operativos como en las bajas habidas de uno u otro bando,
por ello vamos a tratar de aproximarnos al número real de mercenarios que
componían el ejército invasor, según un estudio del investigador Eduardo
Pedro García Rodríguez.
“En una Real Cédula
de 29 de diciembre de 1493, se recoge el convenio para el transporte de las
tropas desde la metrópoli a Gran Canaria, en éste, quedó estipulado como
limite máximo para el embarque de la totalidad de las huestes mercenarias
reclutadas la fecha 15 de marzo de 1494 que se componían según el asiento, de
“...mil e quinientos peones e çiento de caballo, y además estipula
que: e de las islas de Canaria, que están pobladas de Cristianos, cuatroçientos
peones e sesenta de caballo...”. Por este documento queda claro que, el ejército
conquistador reunido en
Entre los hechos
recogidos por los cronistas destacan tres que merecen ser narrados, el primero,
la vergonzosa huida a uñas de caballo ayudados por algunos auxiliares güimareros
del capitán Alonso Fernández de Lugo y, parte de su plana mayor, quienes
abandonando a su suerte lo que restaba de sus tropas y atravesando Chicayca
(La Esperanza), ganaron la seguridad del torreón de Santa Cruz. El segundo, es
que, llegado Benchomo (quien se había quedado en los campos de La Orotava
en previsión de un ataque por parte de los bandos confederados con los españoles,
según algunos autores, o para cortar la retirada de los invasores si estos
hubiesen decido replegarse a Tahoro según otros), en las postrimerías
de la batalla encontrando a su hermano Chimenchia sentado en una piedra,
le recriminó de la siguiente manera: -¿cómo es esto hermano, mientras tus
hombres se baten con el enemigo, tú estas holgando?.- A lo que respondió Chimenchia,
-hermano, yo he hecho mi oficio de capitán que es conducirlos a la victoria,
ahora los carniceros hagan el suyo,- dando a entender con ello que un caudillo
no tiene que mancharse las manos con la sangre de los vencidos si no es en
defensa de su vida. El tercero, es el que un grupo de unos 30 de soldados
posiblemente informados por los isleños aliados buscaron refugio en una cueva,
los cuales concluida la batalla obtuvieron la misericordia y ayuda de Benchomo
quien los hizo conducir sanos y salvos al campamento español de Añaza.
Esta aptitud benevolente por parte del régulo tahorino se explica si, como
creemos, los mercenarios se refugiaron en la Cueva Santa del Sauzal o en la necrópolis
de la montaña de los guanches. Es bien conocido el respeto del pueblo guanche
por los lugares Santos y el derecho de refugio que adquirían los asesino que se
acogían en los lugares sacros. Hechos similares se habían registrado durante
la conquista de Gran Canaria, y posteriormente se repetiría en transcurso de la
batalla de La Laguna.
Está ampliamente
documentado, que entre nuestros ancestros guanches en sus tácticas de guerra no
figuraba la persecución y extermino del enemigo vencido que huye en desbandada,
por esta razón Alonso Fernández de Lugo con los dientes quebrados de un
certero tenikaso, pudo alcanzar el fuerte de Añazu o de Santa Cruz, y
reembarcar al día siguiente, una vez rescatados los supervivientes refugiados
en la baja de Acentejo, rumbo a Gran Canaria, transportando con ellos mediante
engaños a trescientos guanches auxiliares del bando de Güímar, los cuales
fueron enviados a España para ser vendidos como esclavos, manera que tuvo Lugo
de agradecerles el que le salvaran la vida en la rota de Acentejo.
En fin conmatriotas,
retomando el inicio quisiéramos finalizar esta intervención con un pensamiento
de un Ilustre canario, el Doctor Don Manuel Díaz: “La conciencia política
nacional canaria está dotada por un cuerpo de doctrina política que descansa
en las leyes naturales, de donde procede el nacionalismo universal, el que
ejercen todos los pueblos del mundo. De esta manera asumen el principio científico
de las ciencias empíricas, es decir, el realismo crítico, conocer su realidad
a la luz de la razón, y en coincidencia con los fundamentos humanísticos de
las ciencias antropológicas, en una exquisita superposición de filosofía-ciencia,
donde el hombre conoce su origen y su destino, ese trayecto teológico enlaza
conjuntamente nuestra marcha inexorable hacia la libertad, cumpliendo así el
“principio antropico” común.
El sentimiento sublime
de nuestro amor patrio está precedido por la fuerza de la razón y la razón de
la fuerza misma, esta doble conmutación de superposición intrínseca, es
exponencialmente creciente, es una función logarítmica con traza espiral por
donde transita siempre su libertad “ad infinitud”.
Kanarias
27 de junio de 2012.
¡INDEPENDENCIA
Y DESCOLONIZACIÓN!