Tus
siete estrellas en el corazón
Teodoro Santana *
El 55% de las jóvenes y los jóvenes
canarios no consiguen (ni conseguirán) trabajo. Decenas de miles se han visto
ya obligados a emigrar, lo más granado de nuestro país. Vuelve la Canarias del hambre, la emigración y la miseria. Si la
situación es dramática en los países del sur de Europa, en esta colonia
africana lindamos la tragedia.
Liquidada
nuestra industria, arrasada nuestra agricultura por la entrada en la Unión
Europea, condenados al monocultivo consistente en ser un balneario barato, con
índices de paro y pobreza que duplican y hasta triplican los europeos, nuestro
futuro ha quedado reducido a no tener futuro.
Abandonada
por la izquierda la bandera de la descolonización y la independencia nacional,
la extrema derecha insularista la enarbola entre loas
al ejército de ocupación y a la guardia civil española, en quién confía para
mantener sus privilegios y sus márgenes comerciales, a la vez que reduce la
solución de nuestros problemas a expulsar a los inmigrantes pobres, cada vez
más escasos.
PSOE y CC,
con máscara dolorida "por imperativo legal", aplican a machamartillo
las políticas de ajuste salvaje y desmantelamiento del ya de por sí pequeño
sector público, reduciendo sanidad, educación, cobertura social y cultura a
pura filfa.
Lo de
cultura es un decir, después de abolir de nuestro sistema educativo, por
ejemplo, la Historia de Canarias, y eso que era una mera asignatura optativa en
1º de Bachiller. En vez de cultura canaria, carajacas
y tipismo, romerías y Rangers de Texas, que para eso está la tv autonómica.
Mientras,
las multinacionales europeas y los bancos españoles saquean millones de euros
de las Islas, el fruto de nuestro trabajo y nuestro sufrimiento, no hay
cortapisas a su robo descarado. A cambio, la burguesía dependiente e intermediaria
isleña se lleva las migajas, las RIC, los REA, los incentivos fiscales y el
sudor de nuestra gente.
120.000
niñas y niños canarios vivían a final de 2011 sin comida suficiente, según
UNICEF. Ahora ya son bastantes más los devorados por la desnutrición. Y el
gobierno colonial cerrando comedores escolares, donde muchos de ellos ingerían
la única comida caliente del día. A cambio, vamos a ser la plataforma de
agresión a nuestro continente, que para eso nos han elegido los estadounidenses
como base operativa para sus ataques a los países de África Occidental.
Miro los
ojos de mi hijo y se me cae la cara de vergüenza. De impotencia, de dolor, de
furia. No le dejo otra herencia que fascismo, colonización, miseria. Ni
esperanza, ni identidad, ni futuro. Todo lo peleado se convierte en polvo que
se lleva el viento huracanado de la agonía capitalista.
Pero le
dejo la rabia, eso sí. La rabia por esta patria que nunca llega a la historia.
La rabia por mi gente eternamente resignada, doblegada, vencida. La rabia por
el hambre, la injusticia, la iniquidad, el saqueo. La rabia por los niños
desnutridos, por los ancianos abandonados, por los que no tienen ni fuerzas
para tener rabia. La pura rabia que me clava sus siete estrellas en el corazón.
Fuente:
teodorosantana.blogspot.com