Estatuto sin autonomía
Eduardo Vera
Dejemos a un lado la
política de partidos y centrémonos como gestores en materia de recursos humanos
(RRHH) sobre lo que ocurre en la zona económica de Canarias. Actualmente, el volumen
de RRHH en el Archipiélago tiene un desbordamiento y un exceso inasumibles. No creo que haya ni derecha ni izquierda que
solucione esta situación. Solo medidas objetivas y tendentes a gestionar este
asunto para disminuirlo y que no volvamos a repetirlo.
Tengo serias dudas de
que el presidente del Gobierno de Canarias (sea del partido que sea) pueda ser
responsable de esta situación. Dicho cargo carece de autoridad competente en la
zona económica terrestre de Canarias, concretamente en materia legal de
residencia y trabajo. Quién, cuándo, dónde y para qué de los RRHH en las Islas
no son asuntos del presidente de Canarias, ni en materia de movilidad
(inmigración) y ni en materia de contratos. Otra cosa sería, muy distinta a la
actual, si los isleños apoyaran y exigieran una ley de residencia y trabajo
claramente distinta a la aplicada en la actualidad en el territorio de las
Canarias. Una en la que las autoridades insulares pudieran modular una
capacidad de carga-absorción en materia de residencia y trabajo. De la misma
manera, la creación de un "superbuscador"
de empleo en el que toda la oferta y la demanda de empleo concurran. Todo
contrato laboral que se firme en Canarias estaría dentro de este marco y
supervisado por el Gobierno de Canarias.
Es intolerable, con el
comportamiento histórico del desempleo en Canarias, continuar repitiendo
errores en nuestros tiempos, sobre todo desde 1982, cuando por primera vez en
su historia, supuestamente, Canarias se convierte en una Comunidad Autónoma de
España con reglamento propio. Un Estatuto sin autonomía solo genera presidentes
incompetentes. La falta de autoridad es el cultivo del descontrol, los excesos
y los desmanes sociales y económicos de Canarias.