Espejitos
españoles para Canarias
M. Mateo López
Rivero
Una
comisión de Identidad Canaria salimos hace unos días con cara de tontos de un
Departamento de Derecho Internacional de la Universidad, a donde fuimos a
recabar asesoramiento sobre algunos trabajos que estamos desarrollando, con el
fin de ofrecer alternativas a la pavorosa crisis económica y social que estamos
padeciendo en Canarias.
Nuestra
intención era aclarar algunos interrogantes sobre un posible escenario de
asociación a la Unión Europea como país y territorio de ultramar, similar al establecido
para las Antillas Holandesas, aparentemente más conveniente para Canarias que
su actual estatus de Región Ultraperiférica (RUP).
Para
nuestra perplejidad se nos informó de que Canarias no tiene siquiera reconocido
ese estatus RUP -aunque Identidad Canaria reclame la plena soberanía- en la
Constitución española, ni, por supuesto, en el Estatuto de Autonomía, debido a
los recelos del Gobierno español para otorgar a Canarias un régimen similar a
las colonias francesas. También nos indicaron que el reconocimiento recogido en
el Tratado de Lisboa a las RUP no obliga jurídicamente a España a nivel
internacional, sino a nivel interno europeo, ya que en la ONU solo están
representados los Estados y no la Unión Europea como tal.
Esta
revelación viene a confirmar la orfandad jurídica en que se ha encontrado
siempre Canarias, pese a que la propaganda española y de sus ventrílocuos
autonómicos nos intenta hacer creer que disfrutamos de determinadas
especificidades, fueros y derechos, mientras en la práctica su base legal no
aparece en ningún texto normativo con carácter irrevocable y vinculante. El
viejo truco de los conquistadores españoles, que, a cambio de oro, plata y
otras riquezas, ofrecían espejitos sin ningún valor a los nativos de los nuevos
territorios colonizados.
Nuestra asociación ya publicó un artículo en este
periódico con el título de "Cataluña nación y Canarias en el limbo"[1],
en fecha 2-12-2010, mediante el que advertíamos de que una serie de aspectos
claves de nuestro ordenamiento jurídico, constitucional y estatutario no eran
más que piedras de molino con las que intentaban hacernos comulgar, como
nuestra supuesta condición de "nacionalidad", no recogida realmente
en el Estatuto, al quedar diluida dentro de un circunloquio metafísico y
semántico, mientras Cataluña, Euskadi, Galicia, Aragón y Andalucía recogían
inequívocamente tal condición.
Lo
mismo ocurre con las supuestas garantías constitucionales y estatutarias de
nuestro REF, reducidas a un informe previo de cortesía no vinculante del
Parlamento canario, o a las también imaginarias garantías del Artículo 96 del
REF para que las Islas reciban al menos la media de inversión estatal, que
jamás ha llegado a aplicarse en las transferencias o Presupuestos del Estado,
originando el continuo lloriqueo de la "deuda histórica" por parte
del Gobierno autónomo.
Y qué
decir de nuestro espejismo de Zona Económica Exclusiva y Mar Territorial
reconocidos en la fantasmagórica Ley de Aguas de 2010, sin cobertura jurídica
internacional alguna, en la que solo faltó incluir a San Borondón.
O el malabarismo de otorgarnos condición archipielágica
sin tener reconocido mar archipielágico.
Una
variopinta colección de estampitas sin valor alguno, mientras los fueros que
realmente tienen basamento jurídico, como la Ley Especial de Puertos Francos de
1900, han sido permanentemente vulnerados, sin respetar siquiera las sentencias
jurídicas favorables a su vigencia mientras no sea derogada mediante otra ley
de igual rango.
Ya
decíamos en el artículo mencionado que la pregunta que surge es: ¿por qué los
legisladores españoles recurren a trampas semánticas, circunloquios metafísicos
y sofismas vacíos de contenido cuando se trata de definir los fueros y
especificidades canarias?
En
Identidad Canaria lo seguimos teniendo claro: nuestra condición de territorio
de ultramar extraeuropeo, la forma de incorporación forzada a España mediante
conquista militar violenta, la conformación de su población en la que está
presente el sustrato de Territorio No Autónomo, si las autoridades representativas
canarias lo solicitaran. Y esto es lo que realmente preocupa al Estado español.
Y
tanto que no dudaron en montar un repugnante acto de terrorismo de Estado para
intentar asesinar a Antonio Cubillo en 1978 en Argel, un día antes de viajar a
Nueva York con el apoyo de la OUA para reclamar la descolonización de Canarias
en la ONU.
De
ahí que no se dé puntada sin hilo a la hora de legislar sobre las Islas, para
no crear precedentes que, en un futuro, pudieran sentar jurisprudencia y tener
repercusiones jurídicas ante aquellos organismos. Siempre desde una mentalidad
acomplejada, recelosa y mezquina, proclive al pelotazo, el expolio y la rapiña
fácil, aprehendida desde que se embarcaron en su aventura colonial ultramarina
en el siglo XV.
Y es
que, por desgracia, nos tocó el peor de los colonialismos europeos posibles, ya
que las colonias y territorios de ultramar de otras potencias europeas tienen
reconocidos muchos derechos negados a Canarias, como el veto en tratados
internacionales o el de libre determinación. Razón por la cual desde Identidad
Canaria no creemos en otras vías para preservar nuestros derechos que no sean
las que conduzcan a nuestra plena soberanía nacional. La castrante mentalidad
carpetovetónica, mesetaria y tramposa española no nos
deja concebir otras alternativas.
Por
ello, sentimos discrepar de los compañeros nacionalistas que todavía confían en
otros caminos y atajos que serían viables en otras latitudes, pero no con el
Estado abusador que nos ha tocado padecer. Y aunque les deseemos el mayor de
los aciertos en sus citas congresuales, lamentamos no creer en las soluciones
negociadas que nos proponen, con interlocutores trileros
y sordos.
Desde
la metrópoli y sus sucursales consulares en Canarias se nos suele reprochar aquello
de "no os conformáis con nada", y llevan mucha razón, pues desde una
mínima posición de dignidad en la defensa de nuestros legítimos derechos
nacionales es imposible conformarse con lo único que el Estado español está
dispuesto a ofrecer, además de espejitos jurídicos, y que a la hora de la
verdad representa justamente eso: nada.
*
De Identidad Canaria
[1] Cataluña nación y
Canarias en el limbo