España se desespera

 

Isidro Santana León  

 

Según leo hoy en prensa colonial[1] “las prospecciones petrolíferas de Repsol en aguas Canarias –ya no le llaman aguas españolas–, a 60 kilómetros de las costas de Lanzarote y Fuerteventura y casi tocando la mediana imaginaria con Marruecos, siguen levantando muchos recelos en el país vecino y pueden convertirse en el elemento clave del viaje que el ministro Soria hace a Casablanca para entrevistarse con ministros marroquíes”.

 

Efectivamente, la mediana es imaginaria: tan imaginaria que solo se encuentra en la imaginación calenturienta Belicoso Soria y de todo su entramado colonialista, incluyendo a los plumíferos al servicio de la mentira y la confusión. La única mediana evidente que tiene Belicoso Soria en su cabeza es la raya al centro, y esa frontera si que no se la mueven ni las Naciones Unidas ni el mejor de los peluqueros de la corte borbónica. Según ese periódico, “el ministro español rechaza que el petróleo vaya a centrar las conversaciones con su colega marroquí”. Yo no creo que Belicoso Soria se vaya a entrevistar con los ministros alauitas para prepararle una moción de censura a Mohamed VI, caso que, de no conseguirlo, sabiendo de su soberbia, el conflicto podría pasar de lo diplomático a lo marcial por la facilidad conque le declara la guerra a los estados que no se someten a sus caprichos. Lo cierto es que, Belicoso Soria, amenaza desde la distancia, pero una vez en el cara a cara con las autoridades marroquíes se inhibe del asunto principal proponiéndole a los compromisarios alauitas el uso de las energías limpias, cuando esa posibilidad energética, estratégica y de autosuficiencia se la impide a Canarias, negándole las primas para su puesta en funcionamiento. No obstante, por si acaso, el Reino mueve ficha enviando a Marruecos a Primogénito Borbón –quizás porque su padre, igual que Jorge Rodríguez, se encuentra en algún proyecto de recuperación etílica– quien inaugurará la cumbre de empresarios españoles y alauitas, lo que hace suponer que, menos de negocios (Marruecos no promueve tratados comerciales con España, sino que es al revés, haciéndolo libremente con los países de la UE que le conviene, a quienes les exporta la cantidades que le da la gana, de tomates y otros productos, porque para eso es un estado soberano, siendo la moneda de cambio para las exportaciones españolas al país alauita, la estrangulación y restricciones de los envíos canarios al Mercado Europeo.), Primogénito Borbón está en el país magrebí por cuestiones estratégicas y coloniales. El Borbonato no sabe cómo arreglar los problemas de su casa y se mete en los asuntos de los vecinos. No salen de una para meterse en otra. Mientras el pueblo español y el de Canarias pasan hambre que amortiguan a base de fútbol, abren una brecha más reivindicando Gibraltar, territorio británico concedido por España mediante el tratado de Utrecht, llevado últimamente –creo entender– al Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, seguro que aprovechando la coyuntura del litigio colonial que, por las Malvinas, Argentina emprende contra Inglaterra, movimiento que ha notado peligroso por las colonias que tiene en África. Las pretensiones del Borbonato son insostenibles: es antinatural que denuncie asuntos de colonialismo quien posee colonias; advertencia que ya le hizo en su momento al gobierno español, y por el mismo asunto, Margaret Thatcher, recordándole que las Islas Canarias están bajo el dominio colonial de España desde hace quinientos años. Pero no hay que olvidarse de Ceuta, Melilla, Chafarinas, Peñon de Alborán, etc, que son posesiones coloniales españolas en territorio marroquí. Por ello, el gobierno español se apresura a tapar la Caja de Pandora abierta con su hipocresía soberanista, por lo que corre hacia el país magrebí, aprovechando como excusa el VII Foro de Inversiones y Cooperación Empresarial España-Marruecos, para dar explicaciones y buscar algún apaño a sus contradicciones y pedir disculpas por las amenazas verbales de violar su soberanía con el asunto del petróleo, remedio que solo existe en el marco de las Naciones Unidas y con la descolonización de los territorios africanos, especialmente, y por lo que nos toca más de cerca, el de la nación Canaria. Dijo una vez la inteligentísima Soraya Sáenz de Santamaría, número dos del gobierno español, por la desgracia del pueblo, que “nada tiene que ver la partición de la mediana con las prospecciones y que España ejercerá su derecho a las exploraciones petrolíferas en aguas de su competencia, al igual que Marruecos lo está haciendo en la parte suya”. Esta muchacha no se entera que por arriba de su gobierno está la Legislación Marítima y que las cuestiones de competencias internacionales no se arreglan en su Consejo de Ministros sino en el marco del Derecho Internacional Público. Habrá que gritarle en la oreja que, con la ley en la mano, España no tiene aguas en el entorno de Canarias, solo doce millas desde la costa de cada isla hacia el mar abierto y abarcando el perímetro de cada una, y que Marruecos, aunque no nos guste, tiene legalmente potestad jurídica sobre la mayoría de las aguas en Canarias –incluso, si quisiera, su Zona Económica Exclusiva abarcaría hasta la costa de la isla de La Palma–, a no ser que nuestro archipiélago se convierta en un Estado Independiente, status que sí nos da derecho legal para trazar la mediana, por lo pronto, con Marruecos. Además, parece ser que, Belicoso Soria, no sabe que Portugal también tiene alguna responsabilidad en este conflicto… es de esperar que cuando se entere amenace al país lusitano si se mete en sus asuntos o, igual que a los mineros, le eche al ejercito o la Guardia Civil que, en definitiva, es lo mismo. ¡Viva la democracia!    

                                                                  

19/06/2012

 

[1]soria-pulsa-marruecos-grado-rechazo-sondeos-canarias