Las
discriminatorias y deficientes escuelas del paulinato
El
inicio del curso escolar ha sido prácticamente igual al finalizado, un desastre
sin paliativos, por mucho que unos patéticos presidente (maestro de profesión)
y vicepresidente, cargo que compagina este último con el de consejero de
educación, se afanen en alimentar ante la opinión pública las gigantescas
burla y mentira sobre el denominado sistema educativo.
El
cierre de centros continúa a la par que la dispersión de profesores y alumnos
complica una situación que de hecho ya es insostenible, por mucho que con
edulcoradas palabras y guantes de seda pretendan convencernos de lo contrario,
pues las aulas llegan a tener hasta treinta y cinco alumnos mientras que la La Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) recomienda
un máximo de 23 alumnos por aula.
Esa
masificación se traduce sencillamente en que los profesores no pueden desempeñar
su función, que no es otra que la educación de sus alumnos, cuya formación es
tan deficiente que hace ya décadas que no realizan ni siquiera prácticas en
las asignaturas experimentales ¡es como si un niño pretendiera aprender a
caminar leyendo! La situación se ha tornado tan dramática que no sólo faltan
profesores, sino toda clase de recursos humanos, como personal de administración
y servicios (los centros apenas se limpian), personal psicopedagógico en
particular y sanitario en general, a lo que hay que añadir la secular falta de
medios materiales, incluyendo todo tipo de mobiliario, como son los pupitres y
las sillas para los alumnos, los libros y otro material de papelería.
A
esta penosa situación hay que añadir la de un desmotivado profesorado, que ha
visto como mientras su jornada laboral no para de aumentar, tanto en número de
alumnos por profesor como en horas de trabajo, su salario se ha devaluado más
de doce puntos sin tener en cuenta la disminución de sus emolumentos en un
cinco por ciento y la pérdida de la paga extra de la navidad del año 2012,
todo ello con el objetivo de que no tenga ni siquiera tiempo de pensar en su
dramática situación.
No
sólo es la ciencia experimental la que ha desaparecido de las aulas y eso desde
que era consejero del área el Sr. Ruano, antes de la agudización de la crisis
crónica que surge Canarias desde que es una colonia de España, cuando eliminó
más de cuatrocientos puestos de profesores imprescindibles para desdoblar las
masificadas aulas, impidiendo realizar un digno trabajo en los laboratorios,
sino también los talleres de tecnología y la enseñanza de idiomas, a pesar de
que al consejero de educación se le llena la boca (no al cuarenta por ciento de
los alumnos que vienen a clase sin desayunar según las más recientes
encuestas) cuando miente sobre la enseñanza bilingüe en los centros y que ha
exacerbado el famoso humor negro anglosajón, cuyos profesores ironizan sobre
las escuelas canarias, que se acostaron españolas y se levantaron bilingües,
por aquello de los ya famosos programas CLIL para el aprendizaje del inglés.
Esos
programas se imparten en un contadísimo número de centros y en el mejor de los
casos, mediante una rigurosa selección discriminatoria de tipo fundamentalmente
económico, como todas las discriminaciones, se imparte a un sólo curso de cada
nivel de la ESO, o sea a cuatro cursos como máximo de los contados centros que
imparten el CLIL.
Otro
tanto ocurre con el desayuno de los colegiales, que si no tienen la fortuna de
pillar fruta, leche y gofio en sus casas tienen que esperar hasta las once de la
mañana para conseguir algo que llevarse al estómago después de hacer pasar a
las familias por un humillante y vergonzoso calvario ante la comunidad educativa
entera, comunidad educativa que no sabe, no contesta, pues los desacreditados
sindicatos son incapaces de movilizar mínimamente al sector, los estudiantes
siguen enganchados al Facebook o al Tweeter[1]
y los padres y madres, incomprensiblemente, hacen dejación de sus obligaciones
aunque esté en cuestión nada más y nada menos que el porvenir de sus pupilos.
El
Movimiento por la Unidad del Pueblo Canario, si llega a ser depositario de la
confianza de los canarios y canarias, introducirá en los colegios, institutos y
universidades, junto con el inglés y el castellano hablado en Canarias, el
idioma que hablaron y escribieron nuestros antepasados los awaras, bimbaches,
gomeros, mahos, canarios y tinerfeños, diseñando nuestro sistema Científico,
Tecnológico y Cultural, actualmente inexistente, para lo que dedicará a la
educación el 7 por ciento del Producto Interior Bruto, haciendo llegar los
alimentos a las familias para que los niños y jóvenes desayunen desde bien
temprano y no vayan a los centros a incordiar sino a formarse académicamente.
[1]El día que Albert Einstein temía ha llegado [+]
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