Jorge
Ancor Dorta
Todo pueblo tiene su historia y escribir sobre Antonio Cubillo es especialmente
complicado. Denostado por unos, alabado por otros y criticado por casi todos, es
posiblemente uno de los personajes más controvertidos de Canarias.
Para mi Cubillo es una persona que ha cometido fallos y muy graves. Pero no es
mi papel, ni el objeto de este articulo, justificar sus errores o alabar sus
meritos. Tampoco me corresponde a mí el juzgarlo. Lo que es indudable es que,
para bien o para mal, ocupa un papel y un capitulo de nuestra historia.
Ocupa ese capítulo por derecho propio, con sus aciertos y
con sus fallos, con sus luces y con sus sombras. Ya he dicho que no voy
a justificar sus errores pero si quiero denunciar la instrumentalización que
han hecho y quieren hacer muchos de su imagen y su persona. Sin duda el mayor
problema es el entorno que dice rodearlo.
El independentismo canario está lleno de actitudes inmaduras e infantiles. Si
algo salió mal o si el independentismo no avanza, es mucho más fácil
echarle la culpa automáticamente a Cubillo en lugar de buscar la culpa en
nosotros mismos y en nuestros errores. Si nos vemos incapaces para enfrentarnos
al problema el cubillismo también se usa para justificar la inacción.
En
cierta medida la figura de Cubillo sirve para justificar tanto los fracasos
propios como la inacción y ciertas actitudes.
Otros lo utilizan para justificar acciones supuestamente en su nombre, pero, en
la inmensa mayoría de las ocasiones, dichas acciones lo que esconden son
ambiciones e intereses personales del que las realiza.
Quizás llegue el día en el que podamos ser objetivos y justos con Cubillo, en
el que critiquemos sus equivocaciones pero sin olvidar que solo el que lo ha
intentado tiene derecho a equivocarse. De igual forma que critiquemos sus
errores también debemos ser capaces de admitir sus aciertos. Debemos reconocer
que el y otros han pagado un precio personal muy alto por intentarlo.
Creo que el asumir y aceptar nuestra historia con sus luces y sus sombras es señal
de madurez y de que empezamos a estar descolonizados en nuestro pensamiento.
Tratar de romper una lanza a favor de Cubillo automáticamente te pone en contra
de la mitad del independentismo canario y de la mayoría de la población
canaria. Los primeros condicionados por las frustraciones y los errores
cometidos -tanto por él como por otros- en estas décadas. Los segundos, fruto
de una imagen elaborada por los medios de comunicación españoles que, como
forma de dominación social y protección de los intereses coloniales, siempre
han intentado ridiculizar al independentismo canario.
Foto de Cubillo "elegida" [ostensiblemente manipulada
y deformada] para ser publicada en el periódico La
Provincia,
ilustra el tratamiento de la prensa colonial hacia su persona.
Pero,
para hacer honor a la verdad, a ese desprestigio de su figura y su mala
imagen entre grandes sectores de la población canaria tampoco es ajeno el
mismo. Su personalidad y su carácter posiblemente le jugaron más de una mala
pasada. Sus errores y sus fallos en la estrategia de comunicación hicieron el
resto.
Tenemos que reconocer que entendió que Canarias necesitaba independizarse del
Estado español para avanzar y corregir sus desequilibrios. Entendió y analizó
la problemática del petróleo y de los nódulos polimetálicos en nuestras
aguas. Fue consciente de la necesidad de formar un frente interclasista.
Reconoció la importancia estratégica de estrechar lazos con nuestro entorno
africano y amazigh. Pero por encima de todo eso supo movilizar a la sociedad
canaria, llevar a Canarias a organismos internacionales como la OUA y fue víctima
del terrorismo de Estado. Recibió siete puñaladas de un sicario del Estado
español enviado para liquidarlo.
Errores y equivocaciones también tuvo muchos y yo no soy
nadie para justificarlos ni es mi interés el analizarlos en este artículo. Ya
lo hará él en sus memorias si lo cree conveniente. Pero hay algo de lo
que sí quiero hablar y es de la cultura de la difamación, la conspiranoia y el
ataque personal.
En el fondo lo que ofrece dicha cultura es una desconexión con la realidad, una
forma de liberar ansiedades y frustraciones. Canalizó la tensión muscular de
la que habla Fanon hacia una evasión del mundo real y hacia el ataque. La
conspiranoia jugó el papel del mundo mágico del que habla Fanon. Sin querer y
sin saber le hizo el juego al colonialismo.
Por eso esa cultura se extendió y se generalizó. Empezaron a salir pequeños
cubillos por todos lados, supuestos comandantes, hermanos de comandantes y otros
personajillos que hicieron de esa cultura de la difamación, la manipulación y
los supuestos “servicios secretos del movimiento” su modus vivendi y la
justificación de sus propios fracasos y limitaciones.
Tengo
por norma no entrar a defenderme de difamaciones y rumores, pero hoy voy a hacer
una excepción para demostrar lo patético y ridículo que pueden llegar a ser
esas actitudes.
Sé que lleva mucho tiempo circulando por ahí ciertos rumores de que ciertos
elementos del independentismo canario están “investigando” mi licencia en
Suiza para ver si es cierta. En realidad es tan fácil como entrar en la página
web del regulador bancario en Suiza, FINMA, y llamar al número
de teléfono de consulta sobre entidades registradas
que aparece en dicha web (o consultar online el
registro de entidades reguladas).
Alternativamente se puede consultar el registro de miembros de la página
web de la Asociación
Suiza de Gestores de Patrimonio
de la que somos miembros. Así de fácil. Un niño de 10 años con un ordenador
podría hacer dicha investigación en 5 minutos. O actúan insinuando dudas
y difamando, de forma completamente consciente, o son unos espías malísimos e
incompetentes. En el fondo no venden sino humo.
Que estamos vigilados y que el ministerio del interior hace su trabajo nadie
tiene que venir a decírnoslo, ya lo sabemos y poco podemos hacer para evitarlo.
Pero lo que si podemos decidir es como nos enfrentamos a esa circunstancia.
Podemos elegir montarnos la película de espías para justificar los fracasos y
la inacción o podemos decidir que no vamos a dejar que eso nos condicione en
nuestra determinación de alcanzar un futuro mejor para esta tierra.
Publicado
por /menceymacro.blogspot.com/19/09/2011
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