EnPPcinado Repsol

 

Francisco García-Talavera Casañas

[…es así como ahora esta nostálgica y decadente España, buscando su conveniencia, se aferra a su última gran colonia, tratando de explotar al máximo sus valiosos e intangibles recursos (clima, naturaleza, situación geoestratégica, etc.) y saquear los suculentos beneficios que se extraen de ellos (Hacienda, turismo, puertos, aeropuertos, bancos, centros comerciales, aseguradoras, etc.). Miles de millones de euros de nuestro PIB que se van fuera.]

Indignado, cabreado, furioso... así está mi ánimo tras escuchar la desagradable noticia de que el nefasto Gobierno español del PP, por medio de su recién nombrada ministra Tejerina, había dado luz verde a la DIA (Declaración de Impacto Ambiental) de Repsol. Pues sí, esta "bofetada" es el regalo que nos hace España en el Día de Canarias. No esperábamos menos del prepotente Gobierno del país que nos coloniza. Los tiempos y los pasos a dar estaban perfectamente estudiados, pues no es casual que la decisión saliera a la luz solo tres días después de las elecciones europeas, ya que temían perder aún más votos de los que se les esfumaron. No es casual el desbloqueo de la declaración de LIC (Lugar de Interés Comunitario) de las costas de Lanzarote y Fuerteventura -que Arias Cañete tenía bloqueada intencionadamente- justo el día después de emitir el informe favorable a las prospecciones. ¡Tremendo cinismo! Tampoco es casual que el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente español diera su conformidad poco antes de la fecha (10 de junio) en que tiene previsto pronunciarse el Tribunal Supremo sobre el recurso interpuesto por el Cabildo de Fuerteventura contra esas dichosas prospecciones. ¿O es que ya daban por hecho que el veredicto sería favorable? Ni tampoco es casualidad que el ínclito ex ministro-empresario Arias Cañete, en su reciente visita electoral a Canarias, dijera que "no tengo ni idea si se van a hacer o no las prospecciones", cuando él, seguramente, ya tenía en sus manos el definitivo informe de impacto ambiental (dejó el cargo de ministro hace tan solo un mes). Señor Cañete, dada la superioridad intelectual que usted esgrime, ¿también piensa que aquí somos bobos? Pues mire usted, va a ser que no. Ya en su momento nos enseñó la patita y es suficiente para conocerlo.

Por otro lado, tenemos, en esta confabulación anticanaria, Gobierno español-Repsol, al también ínclito ministro ¿canario? José Manuel Soria, máximo responsable del asunto, y a sus adláteres del PP en Canarias, que a lo mejor piensan que obedecer a ciegas las directrices del partido, en contra de la opinión mayoritaria de las instituciones y de la sociedad de esta tierra, es por el bien de su país (España), cuando en realidad lo que hacen es defender los intereses empresariales de la multinacional Repsol. Si les queda algo de dignidad, sean valientes como sus compañeros de Baleares, ¿o es que tienen miedo a no salir en la foto y perder las prebendas prometidas? Desde luego, aquí ya están retratados y una gran mayoría de este pueblo no se los va a perdonar. En cualquier caso, sin duda, el señor Soria ya tendrá asegurado un puesto en algún Consejo de Administración.

También tenemos a Antonio Brufau, controvertido presidente de Repsol, que piensa, en plan neoconquistador, que aquí seguimos con tamarco (aunque muchos, honrosamente, lo llevamos por dentro) y que nos puede cambiar, como hacían antaño, baratijas de vidrio por el preciado oro (negro en este caso). Este señor ha declarado recientemente: "Si Europa no investiga si tiene gas o petróleo en "su territorio" demostrará mucha debilidad, ya que necesita tener fuentes propias de energías fósiles para garantizar el crecimiento de su industria". Mire señor Brufau, para empezar, esto no es Europa, aunque políticamente ahora estemos en ella. Canarias es un territorio archipielágico africano conquistado por la fuerza de las armas de "su" país, al que se le dio un trato colonial hasta bien entrado el siglo XX, y que se vio forzado a entrar en el Mercado Común europeo a empujones, haciéndonos abandonar los privilegios económico-fiscales de los que gozábamos hasta ese momento. Y es así como ahora esta nostálgica y decadente España, buscando su conveniencia, se aferra a su última gran colonia, tratando de explotar al máximo sus valiosos e intangibles recursos (clima, naturaleza, situación geoestratégica, etc.) y saquear los suculentos beneficios que se extraen de ellos (Hacienda, turismo, puertos, aeropuertos, bancos, centros comerciales, aseguradoras, etc.). Miles de millones de euros de nuestro PIB que se van fuera.

Y ahora, arropándose con sus mejores galas quijotescas (yo diría "quigodescas") de soberbia y desprecio a los canarios, estos insaciables depredadores económicos han olfateado una nueva presa (el oro negro) y se lanzan sobre ella, cual incontenible jauría, sin pararse a pensar que pueden estar cometiendo una escandalosa arbitrariedad de consecuencias imprevisibles.

Pues no, señores de "la casta" (un acertado término acuñado por Podemos), este sufrido pueblo, aunque aún no tiene conciencia nacional, siempre ha sabido reaccionar cuando se siente atropellado ¿Recuerdan lo de las torres de alta tensión de Vilaflor? Son esos tensos momentos en los que inexplicablemente aflora el soterrado "sentimiento canario" y el pueblo se une ante lo que considera una imposición injusta, manifestándose multitudinariamente. Movimiento imparable al que hoy también se suman muchos canarios de adopción. Sepan ustedes, que de ninguna manera vamos a consentir que se hipoteque el futuro de nuestros hijos, y les recuerdo, una vez más, que este país archipielágico tiene pendiente ante la ONU un proceso de descolonización. Mientras tanto, y a toda costa, se hace necesario proteger nuestro territorio (incluidas las aguas archipielágicas y la ZEE) y su excepcional medioambiente, de esas voraces intenciones esquilmadoras, apostando decididamente por las inagotables y limpias fuentes de energía que la Naturaleza nos ha regalado, en lugar de los contaminantes y perecederos hidrocarburos que, en caso de existir, serían una valiosa reserva para cuando llegue el ansiado momento en que Canarias pueda decidir soberanamente sobre sus recursos.  

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