Enfrentados
con Canarias
Enrique
Martín Braun (*)
Uno de los más repulsivos especímenes que circulan por
estas tierras es conocido, desde hace siglos, como "converso".
Históricamente, la metamorfosis se producía de judío a cristiano, aproximando
la convivencia hipócrita. La trama continúa hasta hoy, pero las mutaciones se
producen en varios sentidos. Por ejemplo, un canario que anhela fervientemente
pasearse por Madrid en coche oficial no anda con ningún tipo de reparos a la
hora de convertirse, de la noche a la mañana, en un godo pseudonotorio.
La otra muestra la encontramos en un godo rebenque que le resbalan las críticas
cuando, según sus maquinaciones, llega el momento de cambiarse a isleño, de
transformarse en un canario que defiende las Islas como ninguno. En ambos casos,
sin duda, nos encontramos con algo abominable. Los conversos, pues, forman un
grupúsculo, cada vez más numeroso, que se aparta de su idiosincrasia para
abrazar, amorosamente, una forma de vida distinta a la propia[1].
El último y clarísimo paradigma lo encontramos en el actual
ministro de Industria, Energía y Turismo, otrora ilustre faycán
teldense (aún no ha llegado a la categoría de guanarteme). Se ha especializado, con Rajoy, en molestar a
los canarios, sobre todo al presidente del Archipiélago. Uno de sus más
célebres chistes, carcajeado por fieles seguidores, fue aquel que afirmaba que
los "populares" no iban a crear inestabilidad en el Gobierno de
Paulino Rivero, para añadir luego que ellos estarían más que preparados para
gobernar en las Islas..., desde ya. Este señor es el mismo que, cuando formaba
parte del Gobierno de Canarias, detallaba argumentos sobre las tasas
aeroportuarias, defendiendo, con ardor, que tenían que llegar al "cien por
cien". Ahora que está en la capital de las Españas,
el escenario ha cambiado y la conversión se ha producido, entorpeciendo el
desarrollo de importantes asuntos que interesan a nuestra tierra, que han sido
aprobados en el Parlamento de Canarias y que a él, parece, le producen repelús.
Pasemos por alto el espinoso asunto de las prospecciones petrolíferas por
ampliamente difundido en todos los medios de comunicación, regionales y
nacionales... gracias a las Baleares. Aquí mismo hemos escrito sobre los pros y
los contras de algo que puede dañarnos seriamente, más a Lanzarote y
Fuerteventura. Pero, siguiendo la colonial costumbre de decidir en Madrid, en
los despachos de Repsol, lo que conviene o no a Canarias, mucho nos tememos que
sea cierto lo que circula por aquí y que alude al inicio de la búsqueda de los
miles de barriles diarios para principios de verano, a la espera, eso sí, de
los correspondientes informes medioambientales, con lo cual los canarios
podemos dormir tranquilos porque alguien viene preocupándose por nosotros y no
terminaremos empichados.
El ministro Soria sigue invitándonos a no olvidarlo con sus
actuales cargos en el triple Ministerio que atañen a este Archipiélago. La
pasada semana nos despertamos con el pronunciamiento del Tribunal
Constitucional suspendiendo la Ley de Turismo de Canarias provisionalmente...
durante cinco meses, admitiendo a trámite el recurso de inconstitucionalidad
que el Consejo de Ministros presentó contra la citada Ley de Renovación
Turística. Aunque el Ejecutivo canario se ha apresurado a manifestar que no
existen riesgos para emprender nuevos proyectos, aquí preguntamos qué guapo
empresario se atreve a convertirse, al menos, en ilegal. En el sur de Tenerife
se iban a construir dos hoteles "gran lujo". Paralizados. El ministro
Soria ha avivado las políticas hoteleras seguidas en Gran Canaria y Tenerife,
situándose claramente junto a Bravo de Laguna. Conocida es la política
equivocada que se ha seguido en la isla del Roque Nublo, donde desde siempre se
apostó por la irrefrenable construcción de apartamentos (allí se arriesgó más
por el agua, acertando). En Tenerife, sin embargo, se eligió el camino de los
grandes hoteles (aunque hay auténticos adefesios, pero menos). Bien. ¿Qué se ha
alcanzado? Más paro. El presidente grancanario quería ahora construir hoteles
de cuatro estrellas. Y el presidente autonómico insiste en los hoteles de lujo
y rehabilitar lo viejo sin ocupar más territorio, con lo cual sintoniza con
casi todo el mundo. Lo cierto es que (se ignora cuándo) no se podrá construir
establecimientos de ningún tipo porque el Constitucional tardará lo suyo en
resolver el problema. En fin, otra vez todos pleiteando.
(*)
Fuente: eldia.es/2014-03-19