El tiempo y los tiempos

 

Wladimiro Rodríguez Brito *

 

Es un espectáculo lamentable recorrer los cultivos de secano del Norte de la isla de Tenerife y las zonas boscosas de la Isla. El tiempo ha sido hostil no solo por la escasísima lluvia del pasado invierno, sino también por las bajas temperaturas y últimamente por la entrada de aire seco procedente del Sahara.

 

Los secanos del barlovento insular no solo no han tenido días de lluvia, ni siquiera unos días de alisio; de tal manera que lugares tan húmedos como Aguamansa, en el municipio norteño de La Orotava, que normalmente cuenta con unas medias de precipitación anual próximas a los mil litros por metro cuadrado, en los últimos cuatro meses el pluviómetro no ha conseguido dar ni tan siquiera cinco.


Nos dice el profesor de Geografía Física de la ULL Pedro Dorta Antequera que episodios secos como el presente se producen unos quince cada siglo. Es posible que éste sea el más seco de los últimos setenta años, comparable al de 1948.

 

Las papas bonitas son hijas del secano y de los alisios, y del cuidado y esmero de nuestros agricultores. No olvidemos que de las mil setecientas hectáreas que cultivábamos en 2010, más del 80% de las papas de secano de Canarias se localizaron en el Norte de Tenerife, entre Teno y Anaga; allí se encuentra también una importante parte de cereal (trigo, avena, centeno), que, desgraciadamente, este año va a tener la misma suerte que las papas.

 

Ante la actual coyuntura de aridez, los agricultores están haciendo un esfuerzo e intentan regar unos surcos para defender la semilla para el próximo año; por ello, al faltar una infraestructura para regar en la mayor parte de las medianías, utilizan diversos vehículos con todo tipo de cacharros buscando agua para humedecer las plantas con las que intentar salvar la semilla de especies englobadas en el grupo de papas de color.

 

Esto nos obliga a realizar otra lectura del tiempo y los tiempos. Los agricultores tienen que poder disponer de uno o dos riegos para salvar la cosecha; esto sería insuficiente ante un episodio como el actual, pero sí sería de gran ayuda ante periodos secos, periodos que con el cambio climático se van a dar con mayor frecuencia.

 

El campo de las Islas demanda más infraestructuras hídricas que mejoren las que hasta ahora han realizado mayoritariamente la iniciativa privada: galerías, canales, estanques, etcétera. Solo el Cabildo insular, y en contadas ocasiones las administraciones autonómica y estatal, han invertido en proyectos y obras hidráulicas en el medio rural.

 

En el caso de la isla de Tenerife, necesitamos plantas desalinizadoras para mejorar la calidad del agua de galerías con problemas de sodio, carbonatos, flúor…

 

Estaciones desalinizadoras están paradas pudiendo suministrar aguas para riego; agua que también sería de grandísima ayuda en la lucha contra los incendios forestales. Se puede citar la planta desalinizadora de El Reventón en Icod, que se encuentra terminada y con capacidad para cuatrocientas pipas por hora, pero, por no contar con las autorizaciones de Costas para el emisario submarino, para verter la salmuera, no puede entrar en funcionamiento, o la de Las Llanadas de Los Realejos, que no cuenta con financiación para su construcción.

 

La Administración ha de proporcionar una mayor facilidad para las obras hidráulicas, como la construcción de estanques y la limpieza de galerías.

 

La iniciativa privada debe optimizar el uso del agua, siguiendo los ejemplos de otras zonas áridas del mundo, desde California a Oriente Medio.

 

Se han juntado los malos tiempos económicos de la grave crisis financiera a los malos tiempos meteorológicos; el campo es especialmente sensible a ambos, no podemos mirar hacia otro lado.

 

Los tiempos nos obligan a hacer uso de los recursos de otra manera; ahora toca apoyar tanto por interés social como ambiental el mundo rural.

 

La administración debe coordinar los escasos recursos disponibles, tanto los públicos como los privados, para ayudar de la mejor manera posible a los agricultores y los ganaderos que sufren la sequía y para asegurar de paso la disponibilidad de agua para la población.

 

* Wladimiro Rodríguez Brito es Profesor de Geografía en la Universidad de La Laguna

 

Artículos de Wladimiro Rodríguez Brito publicados en El Canario y en El Guanche