¿ELECCIONES PARA QUÉ?
Edilberto
Rodríguez Morales
Vivir mejor es una aspiración legítima y justa; no tenemos porqué
resignarnos a tener salarios más bajos que los del Estado español, ni
conformarnos con seguir siendo una colonia del País más corrupto e intolerante
de Europa, por mucho que quieran convencernos de que somos ciudadanos europeos
situados en el NO del continente africano: servirles sus copas, hacerles sus
camas y soportar sus borracheras. Claro está que a la hora de cobrar a final de
mes es impensable equiparar los sueldos europeos a los nuestros. Los canarios/as
no merecemos ese trato humillante, tenemos que valorar al alza nuestra capacidad
de trabajo, de autogestión en todos los ámbitos culturales, políticos y económicos,
sin ningún complejo.
Ha sido el colonialismo español quien ha inculcado entre nosotros mismos
subestimar nuestra valía. No se nos recompensa con los mismos salarios de
quienes viven en el norte de Europa, porque carecemos de verdaderos liderazgos
que defiendan nuestros intereses. Cuando logremos que éstos entre sí dejen de
ser rivales políticos y deleguen responsabilidades, la clase trabajadora estará
ahí, en primera línea exigiendo independencia, justicia e igualdad salarial,
-entre hombres y mujeres, claro-. ¿Cabe aquí el derecho de consulta? Mientras
prevalezca la sinrazón nos harán dudar, alimentando el desencanto, la
oportunidad desaprovechada de compartir proyectos.
Todos los pueblos del mundo tienen la obligación de exigir a sus
gobernantes mejorar su calidad de vida al mismo nivel que los países más
avanzados. Defender nuestros intereses políticos, económicos y culturales. En
nuestro territorio, como en cualquier otro país de este planeta, la primera
regla de oro es diseñar nuestra propia soberanía alimentaria no sólo para
garantizar nuestra subsistencia con productos de primera calidad sino porque
también nos ayuda a crear puestos de trabajo que garanticen la procedencia
local, conservación y cultivo ecológico de nuestras frutas y verduras.
Igualmente necesario es potenciar las fuentes de energías alternativas
acorde a los recursos naturales no contaminantes de esta tierra nuestra, en
prevención al imprevisible impacto medio ambiental y coste económico. Evitar
que la clase trabajadora canaria se instrumentalice en mano de obra barata por
intereses mercantilistas europeos y la complicidad de una España colonialista,
viviendo como estamos ya en la pobreza, obligándonos a emigrar. Estrategia que
pretende desplazar a la población canaria, suplirlos por inmigrantes
desesperados, más sumisos, para mayor enriquecimiento de empresarios sin escrúpulos
que sólo entienden de beneficios y beneficios. Rechazamos tajantemente ser cómplices
de que Canarias sea conformista y resignada, vivir de limosnas, ayudas o
subvenciones, manifiestamente contrario a la propia dignidad de las personas, al
Derecho Internacional y a la Organización Mundial de la Salud. (…)
Este es el discurso que todavía debemos mantener en nuestros barrios,
por mucho que algunos valoren de impropio y cutre. Sin embargo es hora de
reflexionar, reflexionemos, nos vendrá bien, por lo menos a mí. Algunos
consideran que nos pueden hundir la moral trastornándonos la cabeza, tirando
piedras sobre nuestro propio tejado, que no tengamos criterio propio o
importarles muy poco quedarse tuerto con tal de ver a otros ciegos. Que vayamos
a votar, no nos quedemos en casa, votemos. La verdad es que estoy acojonándome.
¿Iré a votar? Me pregunto por qué sigo reivindicando al Movimiento de
Liberación Nacional de Canarias (MLNC) como un referente soberanista de todas
las organizaciones que así se consideran, si a última hora tengo que votar por
el juez Silva. Por favor, ¿quién es ese señor?
¡DESCOLONIZACIÓN
E INDEPENDENCIA¡
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