El periódico "El Día" se equivoca

Jorge Ancor Dorta *

 

Desde el movimiento 15M o los movimientos antiglobalización muchos jóvenes critican la globalización y el capitalismo. Han diagnosticado que la economía global es responsable de toda la miseria contra la que protestan. En realidad yo diría que sus protestas son legítimas y se preocupan por problemas existentes pero el diagnostico es erróneo y las soluciones que proponen son disparatadas.

 

A José Rodríguez, director del periódico El Día, le pasa algo parecido. Los problemas que denuncia como el paro, las desigualdades o la falta de oportunidades de desarrollo son problemas legítimos y existentes.  Pero, al igual que el 15M o los movimientos antiglobalización, falla en su análisis y se equivoca en su diagnostico.

 

Tiene razón en que, en última instancia, los problemas económicos y sociales son causados por nuestra pertenencia al Estado español. Tiene razón en criticar la ineptitud de nuestros gobernantes. Pero es incapaz de aceptar que la desacreditada política económica del nacionalinsularismo presupuestario es la raíz del problema.

 

No logra entender que, en realidad, estamos ante un agotamiento económico y político del sistema nacionalinsularista. Un sistema consecuencia de la realidad colonial y heredero de la mentalidad franquista de la que proviene el núcleo duro de Coalición Canaria en Tenerife y La Palma.  

 

Una política económica ruinosa y condicionada por la estrategia de pacto y asimilación con el Estado que ha generado un sistema ultraintervencionista y anulado el dinamismo matando cualquier atisbo de liberalismo e innovación en nuestra economía y del que ahora afloran todas sus contradicciones y efectos perversos.  

 

El nacionalinsularismo trata de gestionar el independentismo a cambio de mantener las prebendas y las partidas presupuestarias para los amiguetes, y, en el fondo, intuyo que ese es también el juego de José Rodríguez; "gestionar el independentismo". 

 

El director del periódico "El Día" se ha equivocado. Se ha equivocado en su fobia antigrancanaria. Si no hubiese sido tan majadero con el "Gran", los secarrales, etc., posiblemente podría haber contado con el apoyo de una gran parte de la sociedad grancanaria ante el cierre de la emisora de radio de "El Día", harta ya de la falsa democracia, de la falta de transparencia y hastiada de los abusos de poder de la metrópoli y sus representantes locales.

 

Habiendo argumentos económicos sólidos de sobra para explicar la independencia, José Rodríguez fue a los más populistas y recurrió a un folclorismo absurdo. La contradicción de José Rodríguez es que todavía tiene una concepción nacionalinsularista de Canarias que combina con un enfoque populista propio de algunos países sudamericanos en el que, generalmente, el nivel educativo es mucho mas bajo que en Canarias.


Si queremos que nuestro pueblo confíe en nosotros, primero tenemos que ser capaces de confiar en nuestro pueblo y eso significa darle argumentos y no arengas, eso significa dar información para que la gente elija como ciudadanos libres desterrando las consignas populistas.


Dentro del campo independentista hay gente muy preparada -especialmente fuera de los entornos independentistas marginales contaminados desde hace décadas-  pero esas personas no han sido invitadas a escribir en el periódico. 


Es una pena porque sus críticas a la falta de liderazgo y a la falta de valentía política de Paulino Rivero son acertadas. Por otra parte, sus recientes ataques al entorno tradicional y españolista de ATI -Ana Oramas, Ricardo Melchior, etc.,- parece más una venganza personal al sentirse traicionado por sus "amigos" que fruto de sus verdaderas convicciones políticas.  

 

Canarias debe empezar  a reconstruir la ruinosa economía que el nacionalinsularismo nos ha dejado y a reestructurar un tejido social desestructurado por el colonialismo y el nacionalismo presupuestario. Eso solo será posible reduciendo el intervencionismo público y recuperando el dinamismo emprendedor de nuestra economía…, y para eso necesitamos empezar a librarnos del yugo colonial.

 

 

* Fuente: Mencey Macro.blogspot.com