EL CANDIDATO IDEAL

 

 

Se buscan sadomasoquistas para candidato electoral.

 

Rukaden Ait Anaga

 

La antigua concepción que se tenía de obtener representación institucional, era aquella que se planteaba llevar los problemas de la ciudadanía a las instituciones y encontrarles una solución. En consecuencia, el candidato era aquel que encontraba soluciones a problemas; Y es que asumíamos el papel que el sistema de los grandes partidos se auto asignaba y por extensión, nos asignaba al resto, que también asumía como propia “esa misión” irrealizable desde la minoría, pero “eran las reglas” que se establecieron y fuimos tan tontos que las asumimos, porque nos daba “prestigio”.

 

La lucha política de candidatos en minoría, en estas condiciones, solo consigue que con  el  tiempo,  la  gente se harte y  o  se venden  algunos u  otros  terminan  con depresión, pues este sistema es para formaciones con mayorías, y si no se tienen, pocas soluciones a los problemas de la ciudadanía se pueden encontrar, sin que pasen por la aprobación de esas mayorías políticas.

 

Pero  visto  lo  visto,  en  que  por  primera  vez  la  arrogancia  de  las  grandes formaciones ha sido seriamente cuestionada, y donde es posible lo imposible, hora es de preocuparnos de nuestros candidatos.

 

Por tanto, desde mi punto de vista, un candidato independentista, debe asumir que durante cuatro años en minoría, difícilmente encuentre una solución a algún problema ciudadano, sin que de por medio haya una lucha ciudadana bastante fuerte, y que durante ese tiempo, no solo debe apoyar cualquier lucha justa, sino presentar las propuestas concretas, consensuadas con los ciudadanos afectados o el mayor número de ellos, además de darse a conocer, hacer labor de zapa política contra los rivales, y tratar de integrar todo esto dentro de la Estrategia común de la organización a nivel Nacional. Todo ello asumiendo ya de entrada, que la única forma de continuidad y aumento del número de compañeras/ os de grupo, es ser el vehículo de transmisión directa entre el ciudadano y la Institución Pública , un revulsivo en la vida política diaria del municipio, Isla o Gobierno autonómico.

 

Un candidato sufridor, dispuesto no solo a sufrir “la indiferencia hiriente “de sus compañeros del pleno, sus putadas y jugarretas”, sino además, dar por hecho que para quemarlo no le harán caso en nada, por lo que su tarea principal ya expuesta, debe complementarse con una estrategia de desgaste permanente, constante e inasequible al cansancio y la apatía, apoyando reivindicaciones y colectivos con la sola condición de la justicia de sus reivindicaciones.

 

Así  que,  se  necesitan  candidatos  con  alma  de  camicace,  posible  carne  de frenopático y sin cobrar, y dispuesto a después de haberse gastado hasta el dinero propio, salir con el estigma a perpetuidad, de ladrón y corrupto por aquello de que “todos son iguales”.

 

Julio de 2014.

 

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