El asunto
Ramón Moreno Castilla
Ha
dicho el presidente del Gobierno de Canarias, el colaboracionista Paulino
Rivero, en una entrevista de las que le suele hacer un periódico de Las Palmas
subvencionado, que "Canarias debe ser un asunto de Estado".
¡¡Negativo, señor Rivero!! ¡¡El asunto es que Canarias sea un Estado!! Esa es
la cuestión. Un Estado archipelágico, libre y
soberano, como Cabo Verde (ex colonia portuguesa) y, por tanto, sujeto de
Derecho Internacional para suscribir todos los tratados internacionales que
procedan; pero, sobre todo, la Convención de Jamaica de 1982, en cuya Parte IV,
artículos del 46 al
A esa
"preocupación" del traidor Paulino Rivero, hay que añadir la
"advertencia" al presidente del Gobierno y al Rey de España, la
potencia colonizadora, de la creciente "desafección" que se tiene en
nuestra tierra hacia todo vestigio de españolidad. O sea, el Paulino Rivero
este, supuesto nacionalista, pretende que Canarias siga siendo una infame y
canallesca colonia española en África, y alerta a la metrópoli, ante el peligro
inminente de que España pierda lo único que le queda ya del imperio más abajo
de las Columnas de Hércules.
No se
olvide que, primero, ATI, luego las FRAIC, después las AIC, y ahora CC han sido
de cara a la metrópoli el baluarte del avance y consolidación del verdadero y
auténtico nacionalismo canario, el nacionalismo ortodoxo que propugna, en pura
praxis ideológica y política, la constitución de Canarias en una República
Federal. Y su cometido, como colaboradores necesarios y medianeros para
mantener la finca, ha sido siempre meter miedo a Madrid y "okupar" el espacio político nacionalista como garantía
de la "españolidad de Canarias" mediante la farsa de asumir el
nacionalismo y todos sus símbolos, como la bandera nacional de las siete
estrellas verdes, cuando en realidad son autonomistas que asumen esa España de
las nacionalidades. Una infumable aberración semántica y una perversión
jurídica del concepto de nacionalismo que, reitero, viene de nación como
tabaquería viene de tabaco. ¿Qué clase de nacionalismo es ese de CC, PNC, NC y
otros, que se reduce, en la práctica, a un fervoroso y patriótico españolismo?
El
periódico en cuestión publicó el pasado domingo un extenso reportaje donde
reproducía el parecer de una treintena de "representantes del mundo
institucional, económico, social y cultural" que exponían sus
"opiniones" sobre si hay motivos para que el malestar con el Gobierno
español, a cuenta de las limosnas asignadas a Canarias, derive en una pérdida
de vínculos con España. Una serie de instituciones de Las Palmas, como Cámara de
Comercio, Patronal de Turismo, CEE, sindicatos (CC.OO
y UGT), ayuntamiento, algún que otro político irrelevante y alguna canaria
despistada. En definitiva, un esperpento y una especie de EPA de andar por
casa, poco representativa, carente del más mínimo rigor sociológico, parcial e inasumible, que corresponde al trabajo colaboracionista de
los diferentes medios de comunicación escritos y audiovisuales (excepto EL DÍA)
de servir de correa de transmisión del colonialismo español. Es la tantas veces denunciada opinión publicada, que sigue
sustituyendo de forma subrepticia e impune a la opinión pública. Es lo que
interesa a esa España retrógrada y decadente, que se aprovecha del evidente
complejo de inferioridad, producto de la falta de personalidad y autoestima, de
la mayoría del pueblo canario, preso aún del síndrome del colonizado, para
pretender perpetuarse sine die en Canarias; haciendo
caso omiso de la legalidad internacional, e incumpliendo sistemáticamente el
mandato descolonizador de la ONU, reflejado en la Resolución 1514 (XV), de 14
de diciembre de 1960.
¿Dónde
están las opiniones de los que pensamos todo lo contrario que los encuestados
en ese diario, cualificados e irreductibles patriotas canarios? ¿O esas
opiniones no cuentan? ¿Por qué?
Ese
es el gran problema de España: que quiere amores a la fuerza. De amada madre
patria, que es lo que pudo ser, se convirtió en odiosa madrastra arbitraria.
Otros artículos
de Ramón Moreno Castilla publicados en El Guanche y en El Canario