El 16-M
Agapito de Cruz Franco
El peor día
de una revolución es el segundo. Dan fe muchas de ellas. Y el 15-M no podía ser
menos. En el supuesto, claro está, que definamos como revolución las
experiencias de la puerta del Sol del 15 de mayo de 2011.
Desde que
Naomi Klein publicara “No logo” en 1999 convirtiéndose en cabecera del
movimiento antiglobalización, hasta la edición de “Indignaos” de Stéphane Hessel, han transcurrido
doce años. Dos libros, uno contra la dictadura de las marcas y las multinacionales
y otro contra la de los mercados. Naomi Klein afirmaba que los
antiglobalizadores no querían el poder sino reinventar la democracia. Stéphane Hessel ha escrito que la
indignación es el primer paso para actuar y comenzar a cambiar las cosas. Ambas
publicaciones hablaban de lo mismo. Pues al igual que en épocas pasadas, los
Imperios dieron paso a las Naciones, en la actualidad el Mercado ha mandado al
pairo al Estado y a su democracia delegada y quien gobierna el Planeta son los
banqueros y el mundo de las finanzas.
El 23 de
noviembre de 2002 -nueve años antes- con motivo de la Manifestación contra el
Tendido por los espacios naturales y poblaciones del Sur de Tenerife de la
Multinacional ENDESA, el Movimiento Ciudadano “Toda la Isla es Vilaflor” se caracterizó por la forma en que expresó sus
demandas y que pilló de sorpresa a toda la clase política. Y también a las
élites sociales. De este fenómeno -así como de otros similares en las islas- al
estar a miles de kilómetros de Madrid, la prensa estatal peninsular apenas se
hizo eco. Sin embargo se dieron en él y por adelantado, todas las claves que se
producirían en la primavera de 2011 madrileña. El analista y profesor de
Ciencias Políticas
Tras el
paso del tiempo, todo apunta a que los contenidos conceptuales del 15-M fueron
la reforma del sistema, mientras que los contenidos procedimentales y actitudinales tuvieron más que ver con mecanismos
libertarios y asamblearios. Y no totalmente, si nos
atenemos a los lúcidos análisis del pensador Félix Rodrigo Mora en su escrito:
“Pensar el 15-M” y la radiografía que lleva a cabo sobre mucha de la literatura
habida sobre el tema como, aparte de “Indignaos”, “Comprometeos”, “No nos
representan” o “Nosotros los indignados”, entre otros, a los que llama
no-libros[1] en donde define como
basura literaria el “copia pega” de una
buena variedad de textos producidos por el 15-M.
El
Movimiento 15-M llegaría así a Canarias, cuando se llevaba practicando y
actuando con los contenidos que alimentan esta rebeldía desde hace más de 15
años. Y ante la sorpresa de los movimientos ciudadanos aquí habidos que se
dividieron entre seguir las pautas de esta revolución delegada -sospechosamente
metropolitana- o tachar a sus apóstoles simplemente de ingenuos.
Recordemos
que la protesta social habida en la isla del Teide en
las últimas décadas ha tenido al ecologismo como hilo conductor. El nuevo
paradigma ecológico y sus planteamientos políticos ha sido el que se ha estado
constantemente oponiéndose a un Estado secuestrado por el Mercado junto a una
democracia de base como elementos importantes del cambio social en las Islas.
Bajo la misma estética de acampadas en la calle y en las plazas como forma de
expresión y tan propias del 15-M, hay que dejar constancia aquí las que se
llevaron a cabo durante diez meses seguidos en la Vega lagunera a pie de obra
con motivo de la Vía de Ronda en La Laguna (1994), la realizada durante un par
de meses contra el Radar de Anaga (2004) en la Plaza
de España de Santa Cruz, o la que durante varios también tuvo lugar con motivo
de la demolición de esa joya arquitectónica de la cultura modernista que fue el
Teatro Atlante en La Orotava (2005) y en donde la imagen de los vecinos frente
a las palas dio la vuelta al mundo como contraportada del periódico El País.
A ello hay
que añadir las actuaciones multitudinarias y que arrancan en el año 1998 con el
desembarco de la población de la Isla de El Hierro en Tenerife para contestar
en la calle el proyecto de un Radar Militar en Malpaso
y una Lanzadera en La Restinga. Más tarde la protesta contra la urbanización de
la playa de Las Teresitas (2000), siguiendo por las primeras del Tendido de Vilaflor: Santa Cruz, (2000) San Isidro, Granadilla (2001),
hasta la ya emblemática del 23 de noviembre de 2002 contra este Tendido de Alta
Tensión y que marca el cénit en cuanto a cantidad de manifestantes, para seguir
años más tarde con las relativas al Puerto de Granadilla (2004, 2005, 2006,
2007 y 2009), o el PGO de Santa Cruz (2011) por citar sólo algunos ejemplos. Porque
se podría seguir con más protestas multitudinarias en el interior de la Isla:
contra El Muro del Drago de Icod (1994) contra la
prolongación de la autopista del Norte por Los Realejos (2001), en defensa de
El Bosquito en La Orotava (2002), Malpaís
de Güímar y Camino del Socorro (2000), por la
realización de un Hospital Público en el Sur (Las Américas, 2003) etc.
Acampadas y protestas sociales que, como digo, apenas tuvieron eco en la prensa
estatal quizás por lo periférico del territorio insular tanto geográfica como
políticamente hablando y que por primera vez en el horario del reloj político,
puso a Canarias una hora antes que en el resto del territorio del Estado.
A mi juicio
el movimiento 15-M tenía dos salidas: una auténtica revolución por la
democracia directa o la idea de reforma de un sistema democrático sometido en
todos los órdenes por el Mercado Mundial. Este último caso yo no sé ya si
tendría alguna posibilidad de éxito, ya que todo apunta a que estamos ante una
nueva era en la que los estados y sus naciones -piedra angular de las
democracias representativas- ya no pintan nada ante el nuevo Imperio de la
Economía. Respecto a la primera, habría que mirar a la Grecia clásica donde en
la polis como marco ciudadano, tuvo lugar el gobierno de los barrios, y por el
que -independientemente de las características sociales de entonces- los
vecinos discutían todo en el Ágora, eligiendo un Presidente para cada día y
además, por sorteo, con lo que lo verdaderamente importante no era quien salía
elegido, sino los que le elegían. Revolucionar el sistema actual hace necesario
que la implicación supere las artificiales fronteras de los Estados-nación, y
que en cada lugar del Planeta se inicie el mismo camino. La democracia directa
por otro lado sólo puede ser posible a escala municipal y dentro de las teorías
del municipalismo libertario y/o comunitario. Por lo que el reformismo del
sistema parece ser el marco de esta protesta con origen en la Puerta del Sol de
Madrid. Reformismo que tendría como objetivo refundar el sistema democrático
sobre unas bases inspiradas en las acampadas y concentraciones y que aquellas
de la transición, el tiempo y la crisis económicas ha hecho ya viejas y
obsoletas.
En cuanto a
una revolución global, el problema estriba en que la sociedad mundial no es
uniforme sino todo lo contrario, dándose problemáticas diferentes y
contradictorias según y de qué lugar del Globo estemos hablando. Nada tienen
que ver -ante sus dictaduras policiales- las revoluciones democráticas árabes, países
donde la religión -como en las viejas sociedades ágrafas del Nilo- sigue siendo
la principal forma de política, con las tribus el Amazonas aún desconocidas
para el hombre pálido. Nada que ver la estructura de muchos pueblos africanos
unidos por lazos de clanes, con la tortuosa estepa política rusa, las
plastificadas sociedades de las democracias avanzadas del llamado Occidente, o
los gigantes capitalistas de China o USA, por no hablar de esos países
emergentes como Brasil, India, etc. de los que no consigo entender cómo pueden
llamarse tales ante las escandalosas lacras de pobreza y sociales en general
que algunos de ellos desarrollan en su seno, a no ser que esa emergencia tenga
más que ver con sus élites mercantiles y los datos macroeconómicos de sus
albaranes totalmente desligados de sus realidades ciudadanas. Digamos que la
protesta del 15-M se situaría dentro del sistema capitalista mundial y en sus
sociedades, incluyendo en ellas a las gobernadas por sistemas totalitarios de
partido único –caso de Cuba, Corea del Norte, la citada China, etc.- donde el
capitalismo con el Estado como empresa única, alcanza en ellas la perfección y
a donde debiera llegar la praxis de este movimiento a ejemplo de las mismas iniciativas indignadas
por el resto de muchos otros países a imitación de la spanish
revolution.
En ese
sentido, se impone la reflexión y el análisis sobre lo acontecido en Canarias
durante estos últimos años de protesta social, lo que sería de gran ayuda en la
coyuntura actual. La primera cuestión a analizar es la manipulación que siempre
se ha intentado sobre la savia nueva que aportaban estos movimientos por parte
del poder instituido por un lado o de los que llamándose asamblearios
y alternativos, se transformaron luego en partidos para acceder de igual modo
al poder, por otro. Cabe recordar respecto a esta última manipulación, una
vieja editorial de la revista canaria “El Baifo”, en la que al hablar de la
cobertura participativa de los nuevos movimientos sociales y su democracia
directa practicada de forma natural frente a los tradicionales modelos
político-sociales (partidos, sindicatos…) analizaba la cogestión con el poder
que se da en algunos grupos, que solapados en
estos movimientos sociales, intentan tomar cuerpo como una supuesta alternativa
a los partidos tradicionales pero paradójicamente, utilizando sus mismos
métodos (elecciones, instituciones…) quedando atrapados por el Sistema y
convertidos en apéndices del mismo. Respecto a la otra manipulación, la del
poder instituido, la vía siempre es doble: o bien segar la hierba bajo los pies
de estos movimientos, liquidando leyes existentes o elaborando otras nuevas que
den al traste con sus reivindicaciones, o a la contra atraerles con promesas
integrando las citadas reivindicaciones en sus programas. De hecho los
responsables de algunos partidos de la llamada izquierda en su variedad
cromática, ya avisaron al respecto, algunos hasta el punto de creerse infantil
y paradójicamente parte de este movimiento sin saber que también iba contra ellos.
De estas actitudes manipuladoras habló Sami Nair en
la Universidad de Verano 2011 de Adeje. Por eso, los movimientos sociales habidos en Canarias pueden
hablar largo y tendido para que el animal social que todos llevamos dentro no
vuelva a tropezar de nuevo con la misma piedra. Independientemente de que en
Tenerife el hilo conductor haya sido la ecología y en España la democracia.
Queda así,
como salida a la eclosión participativa de una sociedad más que concienciada,
la de su vocación suicida. Verter su veneno (en este caso contraveneno) en las
venas de nuestra democracia y desaparecer tras haber cambiado el sistema. Pero
eso sí, no desaparecer hasta no haberlo conseguido. Y desaparecer tras haberlo
hecho. Una protesta permanente como movimiento social que ha de ser finiquitado
tras conseguir sus fines. Por eso lo que el 15-M debe tener claro es que la
única organización o institución posibles como salida a sus planteamientos no
existe ni debe existir. Y su herencia, la consolidación real de nuevas formas
de hacer política. Si es que tal forma sirve para algo en un mundo como el
comentado y con un animal, el homo sostenibilis,
campando con sus anchas depredadoras por los pocos espacios verdes que quedan.
Y aquí
habría que citar a Max Weber y su teoría de los efectos no deseados. Al menos
en España, ahí está el PP y su mayoría absolutísima para atestiguarlo. Y en la
TV, anuncios de conocidas marcas multinacionales de la comunicación, con toda
la estética asamblearia de la puerta del Sol y que nos
dicen a todas luces, que estamos ya ante el día después.
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